El Lobo Feroz contra Superman
Al analizar la temporada televisiva que abrirá el telón en septiembre hallamos series de inspiración años 60 como Pan Am y The Playboy Club, dramasteen como Ringer o Revengey mucha chicha -y alguna que otra morralla- en las series de chicas; desde la indie y minimalista Whitney, hasta el reboot de Los Ángeles de Charlie. Pero entre toda esa oferta se han hecho hueco dos subgéneros fantásticos de los que merece la pena hablar: aquellos protagonizados por héroes del cómic y criaturas de cuentos de hadas. Hablamos dePowers, Once Upon a Time y Grimm.La estética fairytale también se está dejando notar en la gran pantalla y empieza a amenazar a los justicieros enmascarados.
Típica historia. Un individuo cualquiera descubre que tiene poderes sobrenaturales. Puede volar. Puede distinguir que el vecino es un Gollum en potencia. Puede resolver crímenes comiéndose una hamburguesa. Igual sucede con los cuentos de hadas, sólo que esta vez con Caperucita Roja y Blancanieves de por medio. Pero echa el freno... Al menos Powers, Once Upon a Time y Grimm no son lo que parecen a primera vista. Hay que examinarlos con lupa y, como pasaba con la Caja de Pandora, abrirlos con cuidado. Puede que haya fantasía en todos ellos, pero esto no es sinónimo de pobreza. Basada en un cómic una y en los cuentos populares de Perrault, Andersen y los Grimm las otras dos, deberían dejar en ridículo a las insípidas The CapeyWonder Woman. Deberían.
Para Scott Tipton, entomólogo de superhéroes y autor de la prestigiosa columna Comics 101, "la televisión es el formato perfecto para el género porque ofrece un sinfín de matices [...]The Walking Dead [cuya segunda temporada se estrenará en EE UU el 16 de octubre] está hecha para la pequeña pantalla por su énfasis en los personajes y sus historias a largo plazo". Pero, ¿por qué nos gustan tanto los superhéroes y los cómics? "En el fondo, todos sentimos que el mundo es injusto", responde Tipton. "A todos nos gustaría que alguien lo arreglara. Ser capaz de hacer cosas imposibles como volar o correr a una velocidad inimaginable... No podemos salvar el mundo, pero sí asegurarnos de que nuestro pequeño rincón permanece intacto. Y por eso extrapolamos nuestros tímidos esfuerzos a las colosales buenas intenciones de los superhéroes".
Puede queSmallvillehaya echado el cierre y que la Wonder Woman de NBC haya fracasado. Sin embargo, ABC prepara una versión televisiva de El increíble Hulk con Guillermo del Toro y otra serie con una superheroína con estrés postraumático que se convierte en detective. Showtime adapta la ganadora de un premio Eisner Chewy el cine tiene en la recámara a Capitán América, The Dark Knight Riseso Man of Steel. En el camino se ha quedado Locke and Key, que Fox estaba desarrollando con los productores de Fringe.En la Comic Con se proyectó el piloto pero de momento ninguna cadena va hacerse cargo de ella.
Robert Kirkman, creador de The Walking Dead, ya señalaMorning Glories de Nick Spencer yCriminal de Ed Brubaker como novelas gráficas que merecería la pena adaptar, y Tipton nos sugiere elStarman de James Robinson. La primera es como Perdidos sólo que en uninternado muy elitista; la segunda [disponible en Panini Cómics], una de polis sobre crecer en el lado opuesto de la ley -cruda y realista como Gotham Central-, y la última [en Planeta DeAgostini] nos sumerge en la vida de Jack Knight, hijo de un héroe de la Edad de Oro que acepta a regañadientes convertirse en el sucesor de su viejo.
Blancanieves, 'Wicked' y la pornografía
Quizá espoleados por la inocencia que exudan series como Glee, las cadenas también se han empeñado en reunirnos frente al televisor para volver a hablarnos de cuentos de hadas. Y esta vez no son pasteleros con poderes sobrenaturales como en Pushing Daisies, sino las clásicas Blancanieves y Caperucitas. ABC tiene en el horno junto a Salma Hayek una mini sobre Wicked, el superventas precuela de El mago de Oz, pero además cautiva con Once Upon A Time, un desfile folclórico con dos realidades distintas y personajes como la Reina Malvada, Rumpelstinskio El Príncipe Encantador. Muy parecida al cómic de Fábulas en su planteamiento y con tintes de Stephen King, tiene lugar en la ficticia ciudad de Storybrooke (Maine, EE UU), donde habitan los personajes de cuento sin recuerdos de su verdadera naturaleza por culpa de una maldición. Así, Blancanieves se convierte en una profesora de colegio y el Espejo Mágico en un reportero chismoso al servicio de la alcaldesa y villana de la historia. Los productores de Perdidos Edward Kitsis y Adam Horowitz están detrás del proyecto con un reparto liderado por Ginnifer Goodwin (Big Love) y Jennifer Morrison (House).
Maria Tatar, experta en cuentos de hadas y directora del programa de folclore y mitología en la Universidad de Harvard, no ve "nada malo" en que este tipo de fábulas se reinventen y oscurezcan. Hollywood trabaja en versiones adultas de Peter Pan, La Sirenita, La Bella y la Bestia o Hansel y Gretel y desarrolla hasta tres versiones de Blancanieves de aire gótico y tenebroso. "Tiene sentido porque los cuentos de hadas fueron la televisión y la pornografía del pasado", explica Tatar. "Cuando se contaban alrededor del fuego eran a menudo groseros y violentos y contenían múltiples episodios de asesinatos, incestos y abuso infantil. No soy admiradora de cada versión que se hace de ellos, pero constituyen una fuente de experiencia que nos ayuda a cumplir nuestras fantasías y superar nuestros miedos. Son una brújula que nos guía en el peor de los casos posibles. Hable con ella, de Pedro Almodóvar, es una magnífica interpretación de La Bella Durmiente".
Grimmcontiene todos estos elementos y camufla su fingido candor ofreciéndose al mainstream en tarro de procedimental. Suma la Bella Durmiente a Bones y voilà. Un drama policíaco en el que un detective de Portland llamado Nick Burckhardt (David Giuntoli, Privileged) descubre que seres sobrenaturales se ocultan entre nosotros y que su misión es defendernos. Menos mal que tendrá ayuda, sobre todo la de un lobo reformado (Silas Weir Mitchell, Prison Break). ¿Necesitamos tanta fábula? "Más que nunca", responde Tatar. "Joseph Campbell decía que los cuentos eran para los niños y los mitos para los adultos. Yo coincido más con Levi-Strauss. Cada interpretación de un cuento es una especie de mito. Necesitas creer para cumplir tus sueños. Y los cuentos de hadas nos empujan a creer".
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