Antonio de la Torre, la joya oculta de los Goya
Compite como protagonista de 'Balada triste de trompeta'
Daniel Sánchez Arévalo le considera su brother. Ángeles González-Sinde le incluye en todos sus repartos. Iciar Bollain habla maravillas de él. Ha maltratado a Penélope Cruz en Volver, fue el Loren en la serie Padre coraje, ha actuado en Mataharis, Cobardes, Retorno a Hansala, La isla interior, Che: guerrilla... Ahora mismo tiene en las carteleras Carne de neón y Primos (película que entró el pasado fin de semana en tercer lugar entre las más taquilleras), en estos Goya es candidato al mejor actor por Balada triste de trompeta y participó en otra película con varias candidaturas, Lope, hoy estrena como intérprete y productor con Dispongo de barcos, y tiene pendiente de estreno La mitad de Óscar. Ganó el Goya al actor de reparto con Azuloscurocasinegro, y el año pasado ya compitió por el cabezón a protagonista con Gordos.
"Soy como si el Málaga jugara la 'Champions'... Y Bardem es el Barça"
Y tras este repaso rápido a su intenso currículo, una certeza: fuera de su pueblo, a Antonio de la Torre (Málaga, 1968) muy poca gente le conoce. "Eso es buenísimo. Estoy muy cerca de lo ideal: me siento reconocido en la profesión, no paro de recibir ofertas y comentarios elogiosos, y casi nadie sabe quién soy en la calle. Así puedo investigar. En Padre coraje conocí a la persona real que iba a interpretar, me mezclé con los yonquis... Cuando entras a un sitio y todo el mundo te mira, se complica la labor del actor". No está mal para alguien que hasta hace poco tiempo perseguía como fin profesional ser fijo en Canal Sur. "Llevaba muchos años preparando este cambio vital. Estudié periodismo en Madrid junto a Alberto San Juan. Empecé a currar muy pronto, y ya en cuarto de carrera trabajaba en un programa de humor de Canal Sur, donde picoteaba algo de actuación. Me picaba el gusanillo... Pero yo había entrado ya en la rueda de la tele y pensé que si me quedaba allí tendría la vida resuelta". San Juan entró en la escuela de Cristina Rota cuando acabó la Expo 92. "Sin embargo, yo estaba cagado, me sentía desamparado por diversos problemas familiares... Hasta que un día me planteé: '¿El Antonio de 40 años le perdonará al de 24 no intentarlo?'. Así se plantaron los cimientos de mi cambio".
Antonio de la Torre se mudó a Madrid, estudió también en la escuela de Rota, y entró en la serie Lleno, por favor. "Era muy inexperto. Me salió ese trabajo y solté, en un cálculo equivocado: 'Si esto lo he logrado en seis meses, ¡en seis años que se prepare Banderas que voy para allá!'. No es así, nunca sabes cuándo llegará tu momento... Además yo soy chico y eso ayuda: en Balada triste de trompeta con 42 años hago de novio de una tía de 24. Al revés no ocurre". Tras la digresión sobre la edad, el malagueño retoma su relato biográfico: "A finales de los noventa, vuelvo a Canal Sur, me contratan... y el gusanillo seguía allí. Por ejemplo, presenté un programa de fútbol por la noche, y cuando acabé conduje hasta Valencia a rodar una secuencia amaneciendo en la playa en Flores de otro mundo... que se cayó en montaje". Cambiaba turnos, cogía el AVE, rodaba cortos, hacía series... De la Torre encajaba como podía los horarios y por eso dedicó en 2007 su Goya de Azuloscurocasinegro a los compañeros que le ayudaron a compaginar esos trabajos. "Fue curioso: gano la estatuilla en enero, en marzo por fin me hacen fijo en Canal Sur y en junio renuncio al periodismo".
Ahora tiene otros conflictos: "Uno de mis problemas como actor es controlar mi energía. Está bien cuando toca un personaje de carácter... Me gusta la interpretación porque así entro en un rollo que no entro como persona. Ahora intento cambiar mi registro, busco caracteres muy diversos. De ahí mi taxista de La mitad de Óscar [estreno, el 11 de marzo], aunque mucha culpa la tiene Manuel Martín Cuenca, un director de actores colosal, que para controlarme me decía: 'Opácate, Antonio, opácate". De la Torre ya rechaza algún guión ("Porque me coinciden fechas, no te engaño"), ha aprendido a verse en pantalla ("Cuando vi Padre coraje, tuve un bajón importante, a pesar de las alabanzas"). ¿Y los Goya? "Soy como el Málaga jugando la Champions, como si un jeque hubiera invertido unos dinerillos en mí. Y el domingo no hay que dar el partido por perdido". Y De la Torre estalla en carcajadas: "Pero Bardem es el Barça".
Babelia
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