Parlamentarios latinoamericanos hacen frente al hambre
Representantes de Ecuador, República Dominicana y El Salvador fomentan la cooperación con Bruselas y Madrid, para que Europa luche activamente contra este problema
Una delegación del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe invita a lanzar una iniciativa para impulsar la lucha contra este problema en Europa a través de un grupo heterogéneo de legisladores de distintos países y orientación política.
María Augusta Calle, coordinadora regional del Frente de América Latina para el periodo 2015-2016, insiste en que “el hambre no es patrimonio del tercer mundo” y que ya ha llegado a Europa, donde cada día miles de refugiados necesitan asistencia. A lo largo de una gira que concluyó el pasado viernes en Madrid, la asambleísta ecuatoriana y los otros dos integrantes de la delegación, el salvadoreño Mario Marroquín y la dominicana Guadalupe Valdez, han compartido sus experiencias con el Parlamento Europeo y con las Comisiones de Cooperación Internacional de las Cortes españolas.
“Les venimos a decir: arriésguense y hagan algo igual. En América Latina y el Caribe, ya somos un ejército de más de 500 legisladores comprometidos con esta causa”, explica Calle. “Impulsar esta cooperación sur-norte es fundamental para avanzar en concienciar de que el tema del hambre no solamente incumbe a un continente y lograr realmente la agenda de desarrollo sostenible 2030”, agrega Guadalupe Valdez, al frente de la delegación de República Dominicana y anterior coordinadora regional, desde la oficina madrileña de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El tema de la lucha contra el hambre entra con fuerza en las agendas políticas de América Latina a partir de 2005 con el lanzamiento de una iniciativa para erradicar el problema para el año 2025. Los Frentes Parlamentarios surgen en 2009 para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional a través de marcos legales, entablar un diálogo inclusivo entre el poder legislativo y los actores sociales y coordinar esfuerzos regionales para la consecución del derecho humano a la alimentación. La plataforma, que reúne en la actualidad a legisladores nacionales, subnacionales y regionales de 21 países, recibe el apoyo de FAO y de la cooperación española.
América Latina y el Caribe es la única región del planeta que ha logrado reducir a la mitad el número de personas hambrientas
Este compromiso se ha traducido en hechos concretos: América Latina y el Caribe es la única región del planeta que ha logrado reducir a la mitad el número de personas hambrientas, cumpliendo la meta de los Objetivos del Milenio gracias al crecimiento económico, un mayor gasto público en materia social y políticas públicas transversales centradas en la población más vulnerable. Sin embargo, el hambre aún afecta a más de 34 millones de personas en la región y para seguir avanzando, según los representantes, es necesario fomentar la cooperación internacional, debido a que esta lucha atañe a todos los países y afecta a múltiples dimensiones como la nutrición, la salud, el medioambiente, el agua, la desigualdad o la agricultura, necesitando la colaboración entre distintos actores.
Aunque cada país fije sus prioridades, para Calle, “sí se puede soñar con armonizar sobre grandes lineamientos a escala regional”, más que en uniformar políticas. “América Latina está viviendo un momento especial. La integración dejó de ser una proclama y se ha convertido en una estrategia de desarrollo”, destaca la coordinadora. “Y es desde este contexto que los lineamientos sobre seguridad y soberanía alimentaria pueden hacerse efectivos”.
La asambleísta ecuatoriana enumera entre los logros de la plataforma la inclusión al más alto nivel en la agenda política de los países el tema del derecho a la alimentación. “No se trata solamente de tener qué comer, sino de comer con calidad, facilitar el acceso a la alimentación, mejorar las condiciones de vida de los productores, asegurarse de que los consumidores puedan elegir productos y saber qué es lo que están consumiendo. Hay que fortalecer la concepción de que la alimentación es un derecho humano, no un negocio”, dice. “En esa perspectiva, hay que entender, por ejemplo, que no es posible que haya un enorme desperdicio de alimentos en el mundo. Es una actitud infamante para la especie humana”.
No se trata solamente de tener qué comer, sino de comer con calidad María Augusta Calle, Ecuador
Para el salvadoreño Marroquín, subcoordinador para América Central, México y República Dominicana, uno de los principales retos a los que tiene que enfrentarse el continente es el cambio climático. “Hay un corredor seco que está afectando significativamente la producción y la productividad de la zona. Eso significa más hambre, pero se está trabajando intensamente para tomar medidas conjuntas y creando espacios para compartir experiencias entre diferentes países”, explica. Valdez vincula este problema con la necesidad de mejorar el cuidado del medio ambiente, pensando en formas de producción sostenibles y más respetuosas con el entorno.
El Parlamento de El Salvador, por ejemplo, ha aprobado distintas medidas para apoyar a los afectados por el fenómeno de El Niño, en particular a los pequeños agricultores, al mismo tiempo, en que trabaja para la aprobación de una ley de seguridad alimentaria y ha implementado reformas a la ley general de educación para incluir el tema de la alimentación escolar.
República Dominicana también está impulsando una ley de soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, diseñando planes de acción para los próximos cuatro años y fomentando la creación de una red social para incrementar la participación de los actores locales en la formulación de las políticas.
Ecuador ya ha incluido el tema de la soberanía alimentaria en la Constitución. “Estamos en un proceso de revolución agraria, donde nos estamos encaminando a una redistribución justa y equitativa de la tierra y del agua”, afirma Calle. Su país ha aprobado también una normativa que asegure el ingreso de los productos de los pequeños productores en las grandes cadenas de supermercados, una medida, sostiene la asambleísta, ha logrado revitalizar la economía y promovido el asociacionismo. La coordinadora del Frente regional insiste en que América Latina tiene que enfrentarse también al problema de la obesidad y el sobrepeso crecientes, por lo que Ecuador ha aprobado la semana pasada un impuesto especial sobre las bebidas azucaradas para desincentivar su consumo.
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