El centro político busca su redención en las elecciones de octubre
Tras los malos resultados en las legislativas y las presidenciales de 2022, ven una oportunidad gracias a las lógicas electorales locales y al mal momento del Gobierno y de la oposición de derecha
Mientras los avances y las dificultades del Gobierno de Gustavo Petro concentran la atención de la opinión, con las encuestas o los debates en redes enfocados en ellos, avanzan con cierto sigilo los preparativos para las elecciones que definirán el poder local. A cuatro meses de que se decida quiénes serán los 32 gobernadores y los 1.113 alcaldes entre 2024 y 2027, las campañas siguen frías. Pero para un sector del centro político, organizado alrededor de dos de los políticos más conocidos del país, es justamente una oportunidad para recuperar el protagonismo perdido en las campañas legislativa y presidencial de 2022.
Se trata del partido Dignidad y Compromiso, que surgió en enero de una fusión entre el movimiento del exsenador de izquierda Jorge Enrique Robledo, llamado Dignidad, y el del excandidato presidencial de centro Sergio Fajardo, Compromiso Ciudadano. Robledo y Fajardo se han venido acercando desde las elecciones presidenciales de 2018, cuando el primero no apoyó a Gustavo Petro, candidato de izquierda, sino a Fajardo. Para las elecciones de 2019 se sumaron a Claudia López en una coalición de centro, con la que definieron que López sería la candidata a la alcaldía de Bogotá, y esta ganó. La idea es repetir la fórmula, ya sin López y sin la Alianza Verde. Con un partido propio, organizado y definido, Robledo será el candidato en Bogotá y un aliado de éste, el exrepresentante por el Polo Jorge Gómez Gallego, la carta a la Gobernación de Antioquia, el departamento en el que hizo carrera y que ya gobernó Fajardo.
El panorama no se antoja sencillo. En marzo 2022, en coalición con los verdes, intentaron jalonar las listas al Congreso y elegir candidato presidencial con una consulta que ganó Fajardo. Pero ese ejercicio para definir la carta al Ejecutivo solo sumó 2,1 millones de votos, contra 4 millones de la consulta de la derecha y 5,5 millones de la izquierda. La coalición entera obtuvo apenas el 11% de los votos al Senado. Fajardo, además, tuvo una actuación muy deslucida en la primera vuelta presidencial: cayó de 4,5 millones de votos que había obtenido en 2018 a menos de 900.000 mil, quedó en un lejano cuarto lugar con el 4% de la votación y reveló que, más que la tranquilidad que defiende y las posturas de centro, los electores buscaban un sacudón fuerte al tablero.
Así lo reconoce Esteban Mesa, miembro del comité ejecutivo del partido y antiguo secretario de Gobierno de Antioquia en la administración de Fajardo: “Hemos reflexionado mucho después de esos resultados, ¿cómo refrescar el mensaje?, ¿cómo mantener vigentes nuestras ideas y el rigor en las propuestas? Eso puede ser un poco aburrido y poco atractivo para el grueso de las personas. ¿Cómo refrescamos esa conexión sin sacrificar seriedad? Es un reto muy bacano y muy difícil”, explica.
Para la única congresista del partido, la representante a la Cámara por Bogotá Jennifer Pedraza, enfrentan las elecciones regionales con la dificultad de que el panorama está polarizado entre el Gobierno de izquierda y la oposición de derecha. “La pregunta para estas elecciones es si volvemos a elegir las mismas fuerzas políticas que tienen el país en crisis o si tenemos una alternativa diferente al uribismo y al petrismo”, explica en conversación telefónica. Con ella coincide Mesa: “El reto es muy grande porque el país está muy polarizado”, explica a este medio. Convertir esa postura en decisiones concretas no siempre es fácil, dice otro de los miembros del comité ejecutivo, el exconcejal de Cali, Michel Maya. “Tuvimos un debate interno muy grande sobre si debíamos participar en las marchas contra el Gobierno de esta semana. Decidimos que no porque eran de la oposición, y nosotros representamos una postura crítica e independiente, no opositora”, dice a EL PAÍS.
Ese punto, el de la independencia, es un elemento central en la apuesta de armar lo que en el fondo es una tercería que tiene un ideario que Pedraza resume como de “ideas democráticas de centroizquierda”. Al final, la idea es realmente construir un partido, una figura a la que Fajardo había sido reacio en el pasado. El exalcalde de Medellín estuvo en el Verde entre 2009 y 2011; en 2018 prefirió recoger firmas para lanzarse a la presidencia; y en 2022 recibió el aval de la Alianza Social Independiente pero no se incorporó al partido. Esta vez sí, lo que implica ponerse de acuerdo con personas que piensan diferente, invertir esfuerzos y recursos en armar equipos permanentes, y también apostar a crecer en colectivo y a mediano plazo.
El capital inicial son las dos fuerzas que se unieron. Dignidad viene de la militancia firme del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR), un grupo de larga trayectoria en la izquierda que formó parte del Polo Democrático y tiene fuertes convicciones sobre la necesidad de construir un capitalismo nacional autónomo y un sistema político depurado del clientelismo. Compromiso, menos estructurado pero fogueado en diferentes versiones de proyectos ajenos a los partidos tradicionales, tiene un ideario más de centro. Como explica Mesa, quien ha participado en administraciones y campañas de ese movimiento, “hay temas en los que seguramente en una clasificación tradicional seremos más de izquierda, como la igualdad de oportunidades o el énfasis en la educación, y otros en los que seamos tal vez un poco más cercanos a la derecha, por ejemplo en asuntos económicos”.
Con esas dos hay un primer envión electoral con dos ejes: Bogotá, donde Robledo y Fajardo han conquistado muchos votos de opinión en el pasado, y donde ni la alcaldesa ni el presidente tienen un candidato claro; y Antioquia, donde Fajardo ha sido alcalde de Medellín y gobernador. En los dos lados la campaña es difícil, pero la apuesta es ir más allá y construir una plataforma que pueda aglutinar al centro, especialmente con miras a 2026. Para ello, y por realismo electoral, buscan ya alianzas.
Por ejemplo, en Cali no quieren tener un candidato propio sino propiciar y acoger un acuerdo entre dos aspirantes independientes, Alejandro Eder y Diana Rojas (antes pensaban también en Catalina Ortiz, quien viene de Compromiso y del Verde, pero la desecharon “porque utiliza la violencia política contra la mujer como estrategia de campaña”, en palabras de Pedraza). En Medellín, la idea es tener una lista al Concejo propia y apoyar a alguno de los candidatos a la alcaldía que iniciaron su carrera en Compromiso, como el concejal verde Daniel Duque, César Hernández o Juan David Valderrama. Al final, en muchas regiones como el Valle del Cauca, explica Maya, la “apuesta no es la alcaldía o algo similar, sino la consolidación de un partido político alternativo, de centro”. Una apuesta que busca, sobre todo, que el centro renazca de las cenizas de la quemada electoral del 2022.
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