Patrulla Aérea Civil Colombiana: el hospital móvil que lleva salud gratuita a las regiones más apartadas del país
Durante casi 60 años, este grupo de pilotos y médicos voluntarios ha ofrecido atención médica en lugares donde es casi un lujo inaccesible. Solo en la última década han atendido alrededor de 99.000 pacientes en más de 160 municipios
Por más de medio siglo, el cielo colombiano ha sido testigo de los viajes de miles de héroes vestidos con uniformes azules, tapabocas y guantes que todos los meses, sin falta, recorren las rutas aéreas menos comunes hasta llegar a territorios apartados donde las comunidades, en fila, los esperan para hacer uso de sus servicios médicos. Se trata de la Patrulla aérea civil colombiana (PAC) una entidad sin ánimo de lucro fundada en 1966 por un grupo de pilotos privados con una gran vocación de servicio y amor por el país.
La patrulla nació por iniciativa del capitán Mario Salazar Londoño –quien realizó el primer vuelo de la PAC– y un grupo de voluntarios para los que, en aquel momento, era urgente atender la deficiencia en el acceso a los servicios de salud en las regiones. Decidieron entonces donar su tiempo, talento y combustible para acercar a la población de esos lugares remotos y vulnerables a los servicios médicos y quirúrgicos. Durante estas décadas, además, han sido un apoyo clave en varias de las emergencias más grandes del país, como el desastre de Armero (1985), el terremoto del Eje Cafetero (1999), la avalancha de Mocoa (2017) o la pandemia del coronavirus (2020-2021).
Este trabajo los ha hecho merecedores de reconocimientos como el Premio de Solidaridad, que concede la Fundación Alejandro Ángel Escobar (2015); el Rey de España a los Derechos Humanos (2016); el Premio a la innovación social de Google.org (2017), y el Premio de la Fundación Carlos Slim en la categoría institución excepcional (2021).
“La Patrulla aérea civil colombiana es un hospital móvil. Tenemos los equipos, los medicamentos, el personal y los insumos que se necesitan para transformar un hospital superbásico, donde normalmente sólo se prestan servicios médicos generales, en un hospital donde tenemos la capacidad de montar salas de cirugía hasta en cinco especialidades”, explica Pamela Estrada, directora general de la organización.
La PAC cuenta con 71 pilotos privados asociados que prestan sus avionetas para las misiones humanitarias. Además, tiene una red de personal médico conformada por 700 voluntarios, quienes se inscriben por medio de la página web y, si cumplen con los requisitos, como cantidad de experiencia y cursos especiales, entre otros, pueden ingresar. “Estos profesionales se caracterizan por su alta vocación de servicio y capacidad para adaptarse a situaciones complicadas”, comenta Lorena Calderón, directora médica de la PAC. “Para muchos de ellos, la patrulla ha sido un espacio para reconectar con su propósito de vida y recordar que la medicina está para ayudar”.
En cada brigada, que dura alrededor de un día y medio, la PAC atiende a un promedio de 700 pacientes. En consulta externa, ofrecen servicios de dermatología, pediatría, oftalmología, nutrición, ginecología y medicina general, entre otros. También prestan servicios quirúrgicos, como cirugías generales de hernias, ligadura de trompas, vasectomías y cataratas. Además, cuentan con programas especiales de detección de cáncer de piel, cérvix y próstata.
Pero no se limitan a diagnosticar a los pacientes; también les entregan los tratamientos totalmente gratis y les hacen un seguimiento por varias semanas hasta asegurarse de que la recuperación ha sido exitosa. “No nos sirve dejar a una persona con un montón de fórmulas médicas”, explica Estrada. “De hecho, si nos toca transportarla a una ciudad principal por complicaciones, lo hacemos”.
En la última década, la PAC ha logrado impactar a unos 99.000 pacientes por medio de 110 brigadas en más de 160 municipios de Colombia. En algunos de ellos, como Riosucio (Chocó), han tenido presencia continua por siete años. Allí llegaron, por ejemplo, con un programa de nutrición para niños a partir de una alerta que levantó la ONU de mortalidad infantil. Sin embargo, la necesidad de acceso a los demás servicios los hizo quedarse todos estos años.
Para Estrada, el éxito de cualquier brigada o proyecto de salud a largo plazo depende, en buena medida, del trabajo articulado con las entidades locales y del respeto por la idiosincrasia de las comunidades étnicas y campesinas. “Cuando llegamos a los resguardos indígenas, por ejemplo, nos aseguramos de contar con un grupo de traductores que acompañan las jornadas. Además, señalizamos todo el lugar en sus lenguas. Esto nos permite que ellos depositen una mayor confianza en nosotros”, explica.
Actualmente, buena parte del financiamiento de la PAC proviene de alianzas con terceros interesados en apoyar brigadas completas o servicios médicos puntuales. Empresas del tamaño de Colmédica, Johnson & Johnson, BD, GeoPark y Janssen son algunas de sus aliadas. Este apoyo, sumado al trabajo de los voluntarios, es el que hace que puedan seguir cumpliendo con su noble misión. “Los voluntarios son personas que dejan todo para apoyarnos, gente con ganas de ayudar y de poner al servicio del país sus conocimientos”, destaca la directora de la organización. “Nosotros somos unos canalizadores de esas voluntades para llegar a donde más nos necesitan”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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