Rezago educativo pone en jaque el crecimiento de América Latina y el Caribe
Los resultados recientes del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE alertan sobre la grave brecha educativa en la región, en áreas nodales para la productividad como matemáticas y lectura
Los estudiantes de quince años de América Latina y el Caribe (ALC) se enfrentan a una crisis educativa muy aguda, lo cual puede comprometer seriamente la productividad y el crecimiento de la región en un futuro no muy lejano.
De acuerdo con los resultados recientes del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), PISA, publicados en diciembre de 2023, los actuales resultados del aprendizaje no avanzan al ritmo esperado, un escenario que se traduce en un foco de alarma para los gobiernos locales y las instancias internacionales.
Especialmente tras la pandemia, los factores adversos ligados al rezago educativo se han agudizado de manera notable, destacando los altos índices de pobreza, la desigualdad social e incluso dinámicas de índole racial. El rostro educativo de ALC dibujado por los resultados de las evaluaciones del PISA, plantea un llamado urgente por para la recuperación y la aceleración del aprendizaje.
El Banco Mundial, en la búsqueda de soluciones para la recuperación del aprendizaje en la región, ha realizado un primer análisis de los resultados del PISA, y ha identificado cuatro puntos principales:
- Existe una profunda crisis de aprendizaje y marcadas disparidades entre estudiantes de distintos niveles económicos.
- Hay una gran brecha en los resultados de aprendizaje entre los estudiantes de la OCDE y los de la región.
- Hay proporciones muy elevadas de estudiantes con niveles mínimos de competencia por debajo a lo esperado
- Se destaca un retroceso frente a años anteriores, sobre todo en matemática.
De acuerdo con el análisis de la OCDE, el atraso y bajo rendimiento en áreas como matemáticas y lectura, esenciales para el éxito laboral y la resolución de diversos desafíos de la vida diaria, es alarmante: el 75% de los estudiantes de la región registraron resultados por debajo del nivel básico de competencia en matemática y el 55% por debajo del nivel de competencia en lectura. Esto se traduce en una incapacidad para demostrar de forma óptima los conocimientos requeridos para participar en la sociedad y futuras actividades de aprendizaje.
Al respecto, Jaime Saavedra, director de desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, asegura en un reciente blog que el impacto de la pandemia a este panorama puede también validarse con las pérdidas de aprendizaje casi universales, observadas en la educación primaria de todos los países que disponen de evaluaciones nacionales actualizadas.
Sin embargo, Saavedra precisa que los bajos y desiguales niveles de aprendizaje entre 2018 y 2022 pueden atribuirse a las pérdidas provocadas por la pandemia solo de forma parcial.
“Actualmente, instancias como el Banco Mundial y el BID analizan de forma exhaustiva los datos de las pruebas PISA para comprender puntualmente las brechas alarmantes en los resultados 2022 y los cambios derivados de la ronda de 2018, incluso en función de las distintas circunstancias y características de los alumnos y las escuelas, entre las que destaca el acceso a la tecnología digital en el proceso de aprendizaje”, apunta Saavedra.
Se estima que, de no corregirse la crisis de aprendizaje, la generación estudiantil del presente podría perder hasta 21 billones de dólares de ingresos potenciales (o el equivalente al 17% del PIB mundial actual) a lo largo de la vida.
Esfuerzo colectivo, de la A a la Z
En un mundo que ha trastocado sus dinámicas sociales y económicas en años recientes, y el cual apunta hacia una transformación vertiginosa en cuanto a los desafíos laborales y profesionales se refiere, el reforzamiento de las competencias básicas en adolescentes es una prioridad engarzada con la productividad y el crecimiento futuros. Esto demanda invariablemente un trabajo inmediato, integral y eficaz entre las instancias involucradas y la sociedad civil.
Ante esta problemática, Ferdinando Regalia gerente del sector socia del, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apunta que acciones en torno al desarrollo e implementación de programas enfocados a mejorar la enseñanza haciendo énfasis en tutorías, nuevas tecnologías especializadas, así como la inversión y distribución correcta de recursos en educación resultan vitales y urgentes.