Buscar la joya perfecta y las piezas de alta relojería -como autorregalo o para ella- nunca ha sido fácil. Sin embargo, hay un lugar en la Ciudad de México que se ha vuelto el epicentro del lujo para esta tarea: Cartier, tanto por su extensa tradición en máquinas para medir el tiempo, como por sus piezas de piedras preciosas. Aquí, hombres y mujeres han sido seducidos por el encanto de las maison francesa, lo que ha resultado en una historia única de dos universos.
De hecho, no es fortuito este mix entre Cartier y México. La primera tienda de la firma se abrió en 1981 en Zona Rosa. Casi 20 años después, logró la apertura de su boutique insignia, ubicada en Polanco, que se convirtió en un hito para los amantes de las joyas. Y como la evolución es la constante de los nuevos tiempos, Cartier no fue ajeno a esta necesidad y trabajó por casi todo 2019 para renovar totalmente esta boutique.
Ahora, en medio de una Ciudad de México con una vibrante escena cultural, oferta gastronómica que se ha posicionado fuera de sus fronteras e incluso una efervescente arquitectura y en general talentosos creativos por todos sus rincones, la renovada sede Cartier apuesta por trascender la exhibición y hacer un verdadero diálogo entre la colorida tradición mexicana y el lujo único de París.
¿Cómo lo hizo? Con dos de los elementos más icónicos de la tradición del país. Por un lado, con el trabajo de la diseñadora textil Marisol Centeno -del estudio Bi Yuu- para crear una instalación de cuatro paneles hechos de fibras naturales, cintas de tejidos calados e hilos metálicos, e inspirada en una ceremonia tradicional originaria de la región de Papantla, Veracruz.
Y por otro, con la inspiración y homenaje a María Félix, conocida por su estrecha relación con la maison de joyas, y quien encargó extravagantes piezas llenas de magnetismo y belleza. El episodio más conocido de este vínculo cuenta que la actriz apareció un día en la la boutique Cartier de Rue de la Paix, en París, con un cocodrilo bebé, vivo, para que le hicieran un collar con la forma exacta del animal. Así nació el emblemático collar de dos cocodrilos de oro amarillo, uno con ojos de esmeralda y otro con ojos de rubí.
Por eso, a manera de celebración, la recién reabierta boutique Cartier en México le dedica a Félix un espacio, llamado Salón María Félix, bajo la inspiración que emana del poderoso personaje de la Doña. Le suma un retrato de ella hecho por el reconocido ilustrador Jean-Philippe Delhomme, para volver la atmósfera un verdadero espacio elegante y surrealista. Y en este sentido de recordar a la diva, el año pasado, la maison develó un set de joyas inspirado en el collar de cocodrilos, compuesto por cuatro piezas únicas: un collar, un par de aretes, un brazalete y un anillo.
Todos estos elementos, la tradición mexicana y la esencia de María Félix, junto a la alta joyería están presentes en la sede de Cartier. Su emblemática boutique se ha renovado con materiales, colores y hasta mobiliario que imprimen el aire sofisticado, contemporáneo y atemporal. Sin duda el sitio perfecto para encontrar la sinergia entre la joyería y la cultura mexicana.