‘Vulcano’, de Victoria Szpunberg: visita guiada por una familia en llamas
La autora argentinocatalana y la directora Andrea Jiménez muestran la disputa entre una familia y dos periodistas por controlar la narrativa de un suceso trágico


Así se construye un relato para los medios de comunicación. En Vulcano, melodrama enigmático de Victoria Szpunberg, Manuel, obrero metalúrgico, narra para un programa piloto televisivo la cruenta muerte de Alba, su vecina discapacitada, con naturalidad postiza, como si repitiera un texto aprendido. Eliseo, el técnico que lo está grabando, cree que tales discursos a cámara se han quedado obsoletos. Si por él fuera, contaría las circunstancias del fallecimiento de la joven discapacitada mediante un lenguaje visual más arriesgado; pero Inés, hija de Manuel, piensa todo lo contrario: es a su familia, como allegada de la víctima, a quien le correspondería relatar a su manera lo sucedido. Sus discrepancias son también de orden léxico. Eliseo se refiere a Alba como una persona “discapacitada”, pero Inés le corrige: prefiere hablar de su convecina como una “persona PcD [Persona con Discapacidad]”.
El caso es que el testimonio de Inés resulta un calco del ofrecido por su padre. Parece que ambos estuvieran acordados. ¿Estarán ocultando algo? Hay tomate, sin duda, en esta comedia coproducida por el Centro Dramático Nacional. Andrea Jiménez, su directora, y sus cinco intérpretes, abordan el texto de Szpunberg con un sentido del humor afilado: le sacan punta a cada personaje. El hijo de Manuel, por ejemplo, tiene mucho más peligro en la interpretación de Eneko Sagardoy que en el texto. Y en el corazoncito desasosegado de la Inés de Macarena Sanz, el áureo Eliseo de Iván López-Ortega enciende una llama que en la escritura ni se entrevé.
Jiménez lleva la obra a un terreno cómico en el que se siente a sus anchas, secundada al unísono por un quinteto sembrado, en equilibrio perfecto: entre todos ellos tensan el texto, lo afinan y le dan volumen. El Manuel de Albert Ribalta, un padre cegado por sus hijos (como tantos otros, solo ve en ellos lo que le conviene), tiene enfrente a la Adriana de Pilar Bergés, una reportera cuyo idealismo no deja de darse de bruces con la realidad, representada por un jefe que permanece toda la función fuera de campo.
Durante su primera parte, por su comicidad, Vulcano podría llevarse de calle al público de los teatros comerciales. Pasado el ecuador, Szpunberg y su equipo se meten en camisa de once varas: resulta inverosímil el secuestro que acontece, por lo forzado de la situación y por lo contradictoria que resulta la escasa convicción con la que los dos secuestrados se oponen a sus captores, pues hasta el momento habían exhibido un carácter y una determinación a toda prueba. Por fortuna, esa secuencia malograda desemboca en un psicodrama (inspirado en la película The Act of Killing), donde, mediante un intercambio de papeles en la ficción dentro de la ficción, el montaje recupera su pulso anterior: como en la escena de los cómicos de Hamlet, los dos periodistas recrean la muerte de Alba, en un desenlace in crescendo.
Al cabo, Vulcano se caracteriza por la ironía certera con la que la autora y su equipo se asoman a ciertos lugares comunes y a dinámicas sociales viciadas, perfectamente reconocibles. Es un espectáculo que vale la pena.
Cerca del Teatro Valle-Inclán, en el Complejo El Águila, una exposición homenajea a José Luis Alonso Mañes, director del Teatro Nacional María Guerrero (desde 1960 hasta 1975) y del CDN (1981 a 1983). Fue uno de los más destacados de su época, dotó al María Guerrero de una compañía estable, introdujo en el teatro público español a autores como Brecht, Bernard Shaw o Giraudoux, que aúnan un sentido poético depurado con un discurso social recio; extrajo lo mejor de muchos actores consagrados y afinó con mano maestra a los noveles.
José Luis Alonso Mañes. Una vida para el teatro. Madrid. Complejo El Águila, hasta el 25 de mayo.
Vulcano
Texto: Victoria Szpunberg. Dirección: Andrea Jiménez.
Escenografía: Judit Colomer Mascaró. Luz: Juan Gómez-Cornejo.
Intérpretes: Pilar Bergés, Iván López-Ortega, Albert Ribalta, Eneko Sagardoy y Macarena Sanz.
Teatro Valle-Inclán. Madrid. Hasta el 13 de abril.
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