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“Se equivocó de estrategia”

Fuentes jurídicas mantienen que Ander E. erró desde un inicio su actitud en la causa

La sentencia por el asesinato de Amaia Azkue asume completamente la tesis de la fiscalía y la acusación particular, que ejercía la familia de la mujer. Fuentes del caso apuntan a EL PAÍS que “Ander [el condenado] se equivocó desde un principio de estrategia”.

Inicialmente, cuando reconoció el pasado 17 de agosto en sede policial la autoría de los hechos, estaba atendido por un primer abogado conocido en la localidad donde reside su familia. Pasadas las semanas, esta decidía contratar los servicios de la firma Cuatrecasas en San Sebastián, de la que es socio Joanes Labayen, quien ha sido su defensor.

Ya con Labayen llevando su causa, fue el propio Ander E. quien decidiría cambiar su declaración y afirmar ante la fiscalía a mediados de enero pasado que él no cometió el crimen. La decisión fue adopatada de forma unilateral por el propio joven.

El condenado sigue ingresado en el centro de menores de Zumarraga

“Desde un principio, la actitud de Ander fue errónea. No resultaba creíble que mientras que las dos pruebas principales del caso, el informe de la Policía Científica de la Ertzaintza y la autopsia, le inculpaban directamente en el crimen, él mantuviese que no había sido”, sostienen fuentes jurídicas.

“Hubiera resultado más defendible haber alegado enajenación mental transitoria y no desde un primer momento crear subtramas con terceras personas”, añaden. Estas mismas fuentes destacan la diferencia de planteamientos con los que se acudió al juicio. “Por un lado, en la acusación particular vimos a uno de los mejores letrados penalistas del país [Miguel Castells] y, por otro, en la defensa, a uno especializado, como abogado del Estado, en materia administrativa”, apuntan en referencia a Labayen.

Mientras tanto, Ander E. ya conoce la sentencia. Continúa internado en el centro de menores de Zumarraga, a punto de cumplir allí ocho meses y a la espera de que se clarifique su futuro. Ander es el único joven mayor de edad ingresado en el centro y el único con un asesinato a sus espaldas. El resto de los alrededor de 40 internos, de entre 14 y 17 años, han cometido hechos de menor gravedad. Durante todo este tiempo, Ander ha seguido “muy atento” a lo que los medios han publicado sobre él.

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