La nueva vida de Lee Ranaldo
El guitarrista de los desaparecidos Sonic Youth, que dará hoy en Madrid un concierto acústico, asegura no echar de menos su faceta experimental
“La verdad es que las circunstancias de la ruptura de Sonic Youth fueron desafortunadas, pero ahora estamos todos muy bien”, explica Lee Ranaldo desde su casa en Nueva York. “Es muy raro que alguien tenga la oportunidad de comenzar de nuevo cerca de los 60. Ha sido bastante inesperado convertirme en un artista en solitario. Pero lo estoy disfrutando... Y muchísimo”.
En principio parecía un trauma. En 2011 se rompía oficialmente la banda que el guitarrista y cantante de 59 años fundó hace 35 y que en este periodo de tiempo se había convertido en mítica. Un grupo experimental, que saltó a una multinacional sin modificar sus planteamientos, que 16 años después volvió a la independencia y que es determinante para entender el rock del último cuarto de siglo.
Al final, el repentino divorcio de dos de sus componentes acabó abruptamente con la historia. Oficialmente. “Sinceramente, hasta el momento no echo nada de menos. El grupo ha fallecido, pero hay cierta actividad psíquica desarrollándose bajo la superficie. Hemos pasado días en el estudio trabajando en material que saldrá próximamente y ese tipo de cosas. Tenemos la suficiente cantidad de Sonic Youth en nuestras vidas como para no sentirnos alejados del todo”.
Porque el grupo y las giras eran solo una parte de Sonic Youth, que es también una marca rentable con un fondo de catálogo que permite lanzamientos lucrativos. Algunos tan sorprendentes como la línea de ropa que la marca parisina Sandro ha realizado con la banda, con precios muy poco underground —desde 65 euros la clásica camiseta, hasta los 195 de un jersey negro de lana en el que se lee el nombre del grupo.
Aunque Ranaldo afirma que su actual carrera empezó antes de la desbandada. El que fue su primer disco con sus nuevos compañeros The Dust —un grupo para el que ha reclutado a Steve Shelley, el batería de Sonic Youth— se comenzó a pergeñar en 2010. “En la última década combinábamos proyectos personales con el trabajo conjunto. En 2010 me llamaron para participar en solitario en un festival en Francia. Cuando preparaba el repertorio compuse una canción, casi sin querer, y fue como si se abrieran unas compuertas. Empezaron a fluir nuevos temas como en una inundación”.
Aquello se terminaría convirtiendo en 2012 en Between the times and the tides, su debut tras la disolución del grupo. Tras casi una decena de álbumes experimentales firmados con su nombre desde 1985, esta era la primera vez que realizaba uno de canciones. “A todo el mundo parece sorprenderle mucho. Pero para mí es muy natural. Simplemente, lo que más me interesa ahora es el proceso de componer canciones, algo que antes hacía con Sonic Youth. Supongo que la ruptura ha dejado ese hueco, que es el que cubro. Ahora sigo componiendo música experimental, aunque no la publique. Ya llegará su momento”.
De momento lleva tres álbumes, de canciones, publicados en dos años. Last night on earth, la continuación de Between..., llegó en 2013 y apenas un año después publica Acoustic dust, un álbum grabado en Barcelona, con la colaboración en la producción del catalán Refree.
Es lo que presenta hoy en Madrid. Sin banda, solo armado de su guitarra acústica y con su amiga Christina Rosenvinge. En el álbum, Ranaldo reinterpreta canciones de sus dos discos en versión acústica. “Siempre he sido un guitarrista acústico. Lo que pasa es que no lo hacía sobre un escenario”, dice como disculpándose por no traer a la ciudad sus tremendas tormentas eléctricas.
Acoustic dust nació por casualidad, tras la cancelación a última hora de un festival que se iba a celebrar en una duna del desierto en Marruecos en el que iba a participar. “Cuando te apuntas a algo así, que se suspenda entra dentro de lo que puede pasar. Buscamos una alternativa para el tiempo que íbamos a pasar allí y apareció esta posibilidad”.
El disco incluye dos versiones de temas añejos. Uno, Revolution blues, de Neil Young. El otro, You just may be the one, de The Monkees. “No hay una razón en concreto. La mayoría de las versiones que toco son cosas pensadas para tener más repertorio en directo. Aunque reconozco que a la de los Monkees le tengo especial cariño. Es una canción tonta y deliciosa. Puro pop”.
Lee Ranaldo y Christina Rosenvinge. Hoy. Teatro del Arte, (San Cosme y San Damián, 3). 22.00. 18 euros
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