La ‘batalla’ de El Saler y el movimiento ciudadano
La exposición ‘El Saler per al poble’ conmemora el movimiento ciudadano que impidió su destrucción
La Universitat de València ha inaugurado El Saler per al poble, ara! El poder de la ciudadanía en la transformación responsable del paisaje y del territorio”, una exposición conmemorativa y reivindicativa sobre la Devesa del Saler. En la muestra, que se podrá visitar en La Nau hasta el 15 de octubre, se ha recuperado un amplio material tanto gráfico como documental que rememora el éxito de El Saler per al poble, uno de los primeros movimientos ciudadanos de España, surgido en los años 60 para paralizar el proyecto de urbanización que hubiera acabado con el Parque Natural más cercano a la ciudad de Valencia.
Tito Llopis, fundador del estudio de arquitectura Vetges-Tu y comisario de la exposición, recuerda que el año pasado, aprovechando los 30 años de la Devesa del Saler como Parque Natural, se empezó a dar forma esta retrospectiva que surgió porque al comentar los hechos con los colaboradores del estudio o los amigos jóvenes “no sabían nada de aquella lucha”. Era un buen momento para recordar y recoger todo lo bueno que se hizo para recuperar el espacio natural. “Evidentemente, se sufrió para conseguirlo”, matiza el arquitecto, “pero el resultado queda plasmado en la exposición y nos permite plantear los retos del futuro”.
La muestra repasa la “batalla” de El Saler y las cuestiones pendientes sobre el parque natural. En 1962 el Ayuntamiento de Valencia promovió un plan para urbanizarlo y convertirlo es destino de “turismo de masas”. El Plan fue aprobado en 1965 por el alcalde franquista Adolfo Rincón de Arellano. Comenzó a ejecutarse poco después y pronto se pudo visualizar la destrucción de bosque y playa, recuerda otro de los arquitectos y comisarios de la exposición, Carles Dolç. “Como indica el título de la exposición, con ella queremos rememorar uno de los primeros movimientos ciudadanos de España, posiblemente el primero ecologista, que defendió el patrimonio natural”.
A finales de los 70, las protestas contra la urbanización de biólogos y ambientalistas, voces como las de los profesores Docavo, Mansanet o Miguel Gil Corell, a las que se suma la de Félix Rodríguez de la Fuente, provocan una primera polémica pública. El Saler per al poble fue el emblema de la campaña ciudadana que en 1974 planteó la recuperación de la Devesa. Carles Dolç evoca aquella reivindicación “era la primera vez que se luchaba como ciudad y en aquel momento no se podía convocar nada”. Desde Gobierno Civil emitían bandos prohibiendo la manifestación y asegurando que la convocaban ‘grupos subversivos’.
Tito Llopis reflexiona sobre la situación social de aquel momento, “no era fácil protestar, pero teníamos esa componente revolucionaria que cuando te aprietan mucho, reaccionas. Da la impresión de que ahora todo se diluye, la reacción es diferente”. El arquitecto valenciano explica que el primer ayuntamiento democrático se encuentra con una ciudad sin alcantarillado, “era prácticamente inexistente”, y calles por asfaltar. Cuando Ricard Pérez Casado, segundo alcalde democrático de Valencia, se enfrenta a la urbanización de El Saler ,“decide pararlo”.
La exposición sirve para plantear los retos de futuro, “aquellos con los que se pretende recuperar el paisaje y sus habitantes únicos, están ya en marcha”, señala Tito Llopis. Los otros retos son puntuales y tienen que ver con los accesos, la autopista, los edificios abandonados, los efectos del crecimiento del puerto. Hay muchas preguntas planteadas. Por eso, en la muestra, hay un panel en blanco para que cada uno aporte su visión de cómo quieren que acaba El Saler, “si tienes alguna idea ponla”, concluye el arquitecto.
El Saler per al poble está producida por el Vicerrectorado de Cultura e Igualdad, con la colaboración del Ayuntamiento de Valencia, Caixa Popular, el colegio de Arquitectos de Valencia y la Fundació de la Universitat. La exhibición ha sido comisariada por los arquitectos Carles Dolç, Tito Llopis, Felipe Martínez y Luis Alberto Perdigón, y por la periodista Maria Josep Picó.
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