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Memoria del cineasta cocinilla

El director de taquillazos Jon Favreau interpreta a un chef de tintes autobiográficos

El cineasta e intérprete estadounidense Jon Favreau en un fotograma de su última película, Chef, que dirige y protagoniza.
El cineasta e intérprete estadounidense Jon Favreau en un fotograma de su última película, Chef, que dirige y protagoniza.

¿En qué se parece el cine a la cocina? En que son los dos amores de Jon Favreau, esos que combina en su nuevo estreno, Chef. El realizador es un cocinilla que le da a todo: puso a los superhéroes de Marvel en el mapa de Hollywood con Iron man, mezcló vaqueros con extraterrestres en Cowboys & Aliens y vuelve a sus orígenes independientes, a esos años en los que escribió Swingers o dirigió Made, con un filme hecho con 8 millones. Una película que escribió, dirige y en la que interpreta a un chef que, desencantado con su éxito, decide volver a sus orígenes. ¿Coincidencia? No parece: “Ahí es donde conectan la película y mi vida. Es fácil ver mi experiencia. Pero hacer un filme sobre el mundo del cine es poco cinematográfico mientras que el de la cocina cruza cualquier frontera”.

Orondo y feliz, Favreau reconoce que la gastronomía le ha gustado de siempre, padre encargado de dar de comer a sus tres hijos cuando no está en un rodaje y un enamorado de los concursos culinarios televisivos. A sus 47 años (Flushing, 1966) le da pena no haber aprendido lo que sabe de cocina en su juventud para haber cultivado su paladar en vez de tantas comidas desperdiciadas con fast food. Al menos en el cine no ha desperdiciado nada. “He tenido la fortuna de salpicar mis fracasos con mucho éxito”, describe. Uno en concreto, Iron man, le dio carta blanca para hacer lo que quiera en la industria. Y su deseo ha sido este filme casi autobiográfico de no ser porque interpreta a un chef en lugar de a cineasta: “Ambos son egocéntricos. Da igual que hables de comensales o espectadores, tu trabajo tiene que ser del agrado del público”.

No es la primera vez que Favreau recurre a sus experiencias. Swingers nació de sus frustraciones como actor que comenzaba en Hollywood. Ahora lo tiene todo o eso parece, incluso una carrera como actor que potenció con Iron man y junto a Scorsese en El lobo de Wall Street. Pero sabe las limitaciones que le ha puesto la industria. De hecho, Chef fue posible gracias a cortar los lazos con la industria, con tal de conseguir el plato deseado sin escuchar a ningún ejecutivo. “Es imposible hacer una película del tamaño de Iron man sobre un chef, una historia familiar y conmigo como protagonista”, aclara. Es algo que cae por su peso. Los espectadores buscan escapismo y los estudios necesitan recuperar su inversión, dice. Es el modelo económico de Hollywood. Más nostálgico se muestra al sumar otra verdad como un puño: “En la actualidad Tarde de perros sería un telefilme de HBO. Las cosas están cambiando”.

Con la jovialidad que exuda, lo último que Favreau quiere es ser fatalista. O crítico con el público que le dio la fama, amante de los grandes espectáculos. Como explica, el cine vive un ciclo donde la tecnología es su mejor aliada y su peor enemigo: “Te permite crecer, conseguir lo que quieras pero artísticamente te limita”. Suena como el momento del filme en el que le piden al chef que se deje de florituras. “Lo mismo ocurre en la gran pantalla donde quieren películas con efectos especiales y nueva tecnología pero nuestro trabajo como realizadores es intentar infundir algo de arte”, explica de una receta que está a punto de poner en práctica como director y productor de El libro de la selva, una nueva versión del clásico de Kipling en imagen real y CGI.

“Soy nostálgico, pero trato de vivir en los tiempos que corren. Me encanta Buster Keaton y no puedo verlo si no es en cine, cuando arrastro a mis hijos a la filmoteca. Pero con la tecnología la gente ve ahora su obra en casa. Lo mismo con El libro de la selva. Es mi oportunidad de devolverle la humanidad a una historia con la emoción del clásico de Disney pero con la tecnología de hoy”, confiesa preparado para su próximo juguete, una vez saciado su apetito con Chef y con un sándwich de queso a la plancha, su plato preferido. Eso sí, de queso francés.

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