David Aja: “Lo bueno es que en España no soy nadie”
Era el mejor dibujante de su clase y hoy es uno de los esenciales del cómic en EE UU Ha ganado cuatro Eisner por su heterodoxa versión de los superhéroes de siempre
Nadie reconoce por la calle a David Aja. El dibujante español que más lejos ha llegado —sus cuatros premios Eisner son al cómic lo que cuatro Oscar son al cine— pasea por la ciudad donde nació sin que nadie repare en él. Ni siquiera el hombre que empuja un carrito de bebé y que luce una camiseta morada de Hawkeye (Ojo de Halcón), el superhéroe con el que Aja ha conquistado un trocito del inexpugnable cielo de la industria estadounidense.
Pregunta. ¿Esperaba estar dónde está?
Respuesta. En parte sí, en parte no. No lo he asimilado del todo, no me ha dado tiempo, nunca he hecho otra cosa... De pequeño tenía muy claro que quería ser dibujante de cómics. Hice Bellas Artes, empecé de ilustrador y luego de dibujante de cómics y aquí estoy. </CF>
P. ¿Ya era bueno de pequeño?
R. Sí (risas).
P. ¿El mejor de la clase?
R. No me preguntases por fútbol porque no he jugado en mi vida, pero dibujar sí, es lo único que hacía.
P. Es un privilegiado. Puede vivir de lo que más le gusta en el mundo.
R. Ya lo sé. No todo el mundo puede. Estoy muy feliz con lo que hago.
P. ¿Y todos los días tiene ganas de dibujar o hay días con desgana?
R. Hacer un cómic no es solo dibujar. Son muchas cosas. Es un trabajo duro, echas muchísimas horas, a veces me levanto a las cinco de la mañana y por supuesto hay días que te estresas, que no quieres hacer nada y que tienes bloqueos. Pero no lo cambiaría por otra cosa. Es como un amor platónico. Si no amas el cómic, no te dedicas a ello, porque no te haces rico. Te puede dar para vivir, pero como ilustrador yo podría ganar más, aunque la satisfacción que te da contar historias, experimentar... a mí me gusta ponerme pruebas a mí mismo.
P. ¿Le dan libertad suficiente? A la industria de EE UU se le reprocha que coarta la creatividad.
DNI urgente
David Aja (Valladolid, 1977). Después de estudiar Bellas Artes en Salamanca, comenzó a trabajar como ilustrador en editoriales y revistas. Uno de sus primeros trabajos salió en una Revista de Agosto de EL PAIS.
En 2005 llegó de casualidad a Marvel, el gigante del cómic americano. Se estrenó con una historieta para X-Men. Luego le abrieron la puerta de Lobezno y Daredevil.
Con Inmortal Iron Fist' impactó. Recibió un premio Eagle en Inglaterra y un Eisner en EE UU. Con Ojo de Halcón, un superhéroe nacido en los sesenta, cogió carrerilla: tiene 10 candidaturas y cuatro premios.
En su web figura un consejo: No te creas todo lo qeu leas en Internet.
R. En Hawkeye, la última serie, hemos hecho lo que nos ha dado la gana. Ha sido una apuesta personal de un editor, que nos juntó a Matt Fraction y a mí, que decidimos romper las bases del sistema de superhéroes. En el primer número, nuestro superhéroe solo salía como tal en la primera página y salvaba un perro.
P. El superhéroe en la vulgaridad de la vida cotidiana.
R. Tal cual, es lo que hemos intentado buscar. Casi todo transcurre dentro de su piso, él tomando café, en pijama, con el calcetín roto. Intentamos que lo pudiera leer cualquier persona aunque nunca hubiera leído un cómic de superhéroes. Y la gracia de esto era hacerlo dentro de Marvel. En una editorial independiente no hubiera tenido gracia. Hemos jugado mucho con la estructura, fue un laboratorio para experimentar con el lenguaje del cómic.
P. Y a Marvel le habrá encantado...
R. No.
P. Ha sido un éxito.
R. Marvel dijo que iba a ser un desastre. Del número 1 sacamos siete ediciones, del número 2 sacamos otras siete, fuimos best-seller en el New York Times con el recopilatorio, el tomo más vendido de Marvel... y hemos creado una tendencia, se han empezado a hacer series de la vida normal de personajes b.
P. La serie acaba de terminar. ¿Tiene nostalgia?
R. Al final estaba ya muy cansado, han sido tres años. Y además+ Hawkeye no me pertenece, yo no puedo estar eternamente haciendo un personaje que no es mío. Hemos contado lo que hemos querido. Tenía que acabar.
P. ¿Tiene ganas de hacer algo de autor?
R. Posiblemente sea lo próximo. Estoy en contacto con gente, tengo mis historias, estaba así antes de empezar Hawkeye. Nunca he tenido contrato, eso me permite escoger. En Marvel me ofrecieron un contrato exclusivo pero lo rechacé. Supuestamente te pagan más, pero te pueden mover y tienes menos libertad para rechazar proyectos. A mí nunca me interesaría hacer Spiderman.
P. Está en las antologías de EE UU como uno de los grandes dibujantes. ¿Eso da subidón?
R. Eso es la leche. Ahora he estado allí, o el año pasado en Inglaterra, y petamos un festival...
P. Es una estrella en el mundillo.
R. Por ahí lo notas, pero lo bueno es que aquí en España no soy nadie. Estoy aquí en mi ciudad y tan tranquilo, tomándome una caña... no lo he asimilado ni creo que lo haga. Cuando voy a un festival hago mis charlas, mis firmas, pero yo vivo mi vida cotidiana, normal.
P. ¿Le da pena que no le conozcan aquí o agradece el anonimato?
R. Me gustaría muchísimo que se conociera mi obra, que me conocieran a mí, no. Hasta el año pasado me negaba a que salieran mis fotos en los medios.
P. ¿Por qué quería proteger su cara?
R. Siempre digo que si vas a sacar un dibujo sobre mí, mejor saca un dibujo mío. ¿Qué importa más: el autor o la obra? Es irrelevante mi cara. No es por modestia ni timidez.
P. En España todo el mundo edita cómics ahora, pero los autores siguen sin poder vivir del cómic. ¿Cómo ve el momento?
R. Como lector, maravilloso. ¿Cuándo se ha visto una explosión como esta en España?
P. Pero como industria no acaba de despegar. Las tiradas son cortas, los anticipos…
R. Como los de una novela. No están mucho mejor.
Babelia
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