Fito Cabrales: “Me despido hasta nuevo aviso. Solo tocaré en casa”

Fito & Fitipaldis están de vuelta en Madrid. La plaza de toros de Las Ventas les espera este sábado a las 20.00 tras 10 años de ausencia en ese escenario. Allí se coronaron en 2005 con su primer gran concierto en la capital. Desde sus inicios atesoran seis álbumes. El último, Huyendo conmigo de mí (2014), es ya un triple disco de platino. Las letras de esta banda son su “visión particular de la vida y del rock and roll”. Así las define Adolfo Cabrales (Bilbao, 1966), el vocalista, aunque hace demasiado tiempo que todos le llaman Fito. Al filo de concluir la segunda parte de su gira, el músico hace balance y confiesa al teléfono que necesita un respiro, aunque no sabe “cuántas líneas tendrá”.

Pregunta. En solo un año de gira habéis vendido más de 300.000 entradas. No está nada mal.

Respuesta. La nuestra es una banda autogestionada y, teniendo en cuenta cómo está el patio, uno está agradecido con la vida.

P. Después de tanto tiempo componiendo canciones, ¿tiene una rutina para crear?

R. ¡Qué va! Ojalá fuera un oficio y supiera las reglas. La mayoría de las canciones que escribo son borradores; van a la papelera porque no sirven para nada.

P. ¿Con qué canción se queda de este álbum?

R. Con Pájaros disecados. En principio ni siquiera estaba pensada para el disco. La toqué en casa de Carlos Raya, me miró y me dijo que había que hacer algo. Solo tenía una tontería, pero él me ayudó a terminarla.

P. Huyendo conmigo de mí parece un título taciturno. ¿Lo estaba cuando lo creó?

R. Los que componemos parecemos deprimidos y nos buscamos en el momento de duda, porque es bastante sieso cantar las cosas alegres. Si escribes, eso refleja tu personalidad.

P. ¿Qué le queda por hacer?

R. Todo lo que no he hecho. Se me pasa por la cabeza hacer un disco de versiones o tocar con una big band.

P. ¿A quién versionaría?

R. Leño, Cucharada, Barón Rojo, Asfalto, Topo, Guadalquivir, Bloque, Miguel Ríos... Así, rápidamente. ¡Y no he nombrado a ningún americano!

P. Termina la gira en casa. Solo le quedan ocho conciertos. ¿Qué hará entonces?

R. Saborearé el final y disfrutaré de mi hija de nueve meses. Quiero resetear, poder ponerme enfermo o quedarme afónico sin preocuparme. Me despido hasta nuevo aviso: solo tocaré en casa. Ya volveré con nueva gira o con nuevo disco.