Glastonbury reemplaza los conciertos en vivo con un archivo de recuerdos ‘online’
El Victoria and Albert Museum ofrece en su web un especial por el 50° aniversario del festival, que se iba a celebrar a finales de junio
Este tenía que ser el año del 50° aniversario de Glastonbury, una ocasión para homenajear la trayectoria de uno de los festivales más innovadores de la historia de la música moderna. Se habría celebrado del 24 al 28 de junio, con un cartel que contaba con artistas como Kendrick Lamar, Paul McCartney, Taylor Swift, Dua Lipa, Editors, entre otros. Sin embargo, los más de 200.000 aficionados que iban a acudir tendrán que esperar hasta el próximo año (las entradas ya están agotadas), si todo sigue como está planeado. Mientras tanto, el Victoria and Albert Museum (V&A) acoge online un archivo de recuerdos, fotografías, pósteres, historias, entrevistas, mapas y documentos para llenar el gran hueco en la oferta cultural británica de este verano.
El V&A ha aprovechado para lanzar una sección especial en su web dedicada enteramente al festival, donde se pueden conocer los detalles y las curiosidades que han caracterizado su crecimiento. Se trata de una iniciativa que pretende ser una suerte de reemplazo de los conciertos, pero en futuro podría representar como una valiosa herramienta para acompañarlos.
Así, por ejemplo, se descubre que el primer Glastonbury se llamaba Pilton Pop, Folk and Blues Festival y que la entrada costaba una libra e incluía leche gratis. Asistieron 1.500 personas, el día después de la muerte de Jimi Hendrix —el 19 de septiembre de 1970—, que disfrutaron de las actuaciones de los Tyrannosaurus Rex de Marc Bolan, sustitutos de The Kinks, y del “espectáculo de luces, un faro, un diorama y películas, monstruos y cosas divertidas” que prometían los organizadores. El evento se presentó como un lugar para “la expresión de personas de pensamiento libre”, inspirado en el Bath Festival of Blues and Progressive Music de Somerset y en el éxito de los festivales de la Isla de Wight y de Woodstock, en Estados Unidos.
Casi diez años después, en la edición de 1979, que contaba con Peter Gabriel como artista principal, la audiencia aumentó hasta 12.000 personas. A medida que Glastonbury alcanzaba fama y admiración, se estableció como un punto de referencia para la recaudación de dinero dedicado a varias causas, como el desarme nuclear, que continuó hasta el final de la Guerra Fría.
En los noventa, período en que el evento tomó su nombre actual (Festival de Glastonbury para las Artes Escénicas Contemporáneas), sirvió de plataforma de lanzamiento para algunas de las futuras leyendas del rock, como Oasis, Blur y Radiohead. Durante esa década, el aforo creció desde 100.000 personas en 2000 para llegar a 203.500 de 2019. Y también pasó de ser un ambiente exclusivamente rockero a invitar a estrellas del pop internacional como Beyoncé y Jay Z.
V&A lleva almacenando material de Glastonbury desde 2012, cuando visitaron la Worthy Farm, casa del festival, para localizar al creador del evento, Michael Eavis, que en su momento trabajaba de lechero. “Es un archivo en crecimiento. Añadiremos a nuestra colección nuevas páginas y estamos trabajando también en proyectos que incluyan una base de datos que documentará todas las actuaciones del festival y nos permitirá rastrear la relación entre los artistas, los escenarios y su época”, cuenta Kate Bailey, comisaria del proyecto.
Tres ensayos se ocupan además de explicar la historia de Glastonbury, su relación con la moda y la idea detrás de la creación de la pirámide que acoge el escenario principal, dos años antes de que Pink Floyd concibieran la suya con Dark Side of the Moon (1973). “Junto a Stonehenge y a la Glastonbury Tor (colina que acoge el monumentode la Torre de San Miguel), la Pyramid Stage es el corazón del festival. Su evolución a lo largo de cinco décadas revela mucho acerca de la tecnología musical”, dice Bailey. Inspirada en la pirámide de Giza en Egipto, fue creada por los organizadores en 1971, renovada en 1984, cuando sirvió al mismo tiempo de escenario y de establo para las vacas de la Worthy Farm, y en 2000, cuando llegó a medir 30 metros de altura, acogiendo a David Bowie en su vuelta a Glastonbury.
El valor añadido de esta iniciativa reside en las memorias de los aficionados. Además de la playlist de Spotify, que reúne una selección de canciones elegidas por los trabajadores de Glastonbury, V&A ha pedido a quien haya acudido por lo menos una vez al festival en su vida que comparta su experiencia personal. Entre los más de 200 testimonios recogidos hasta ahora, Bailey cita el de la escritora y actriz croata Hanja Kochanksy, que describe la edición de 1971 como “un paraíso en la tierra”, y el músico estadounidense John Duncan, que habla de Glastonbury como “una experiencia que te cambia la vida”.
Glastonbury ha sido testigo del cambio cultural y social no solo del Reino Unido, sino del mundo occidental y el objetivo de este archivo es que los recuerdos formen parte de todo este proceso. Por esa razón, el diseñador de sonido Gareth Fry pondrá a disposición en el especial del V&A un paisaje sonoro grabado durante el festival de 2015, un retrato de la atmósfera que rodea el perímetro de la Worthy Farm: “Glastonbury es mucho más que solo música: hay comediantes, circo, talleres, músicos callejeros, docenas de cocinas internacionales... El campamento, el caminar, las personas que conoces. Hay algo inesperado en cada esquina”, dice Fry.
Babelia
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