La primera ópera escrita en español vuelve a representarse tras cuatro siglos de olvido
Seis jóvenes compositores coordinados por José María Sánchez-Verdú ponen música a ‘La selva sin amor’, el libreto de Lope de Vega que inauguró el género en español, y cuya partitura original se quemó en el incendio del Alcázar madrileño
El 18 de diciembre de 1627 se estrenó en el Alcázar de Madrid –por entonces residencia oficial de Felipe IV– un espectáculo musical titulado La selva sin amor con partitura del italiano Filippo Piccinini y libreto del dramaturgo más reputado en aquel momento, Lope de Vega. En el prólogo que escribió cuando el texto se publicó en 1630, el autor explicaba que la obra “se interpretó cantada, algo nuevo en España”. En efecto: La selva sin amor era algo totalmente nuevo y hoy se considera nada menos que fue la primera ópera compuesta en español. Más aún, es una de las más antiguas de Europa, pues oficialmente el género había nacido en Italia a finales en 1597 y las primeras que se escribieron en otras lenguas fueron la de Lope y la alemana Dafne, estrenada también en 1627, con libreto de Martin Opitz y música de Heinrich Schütz.
Pese a marcar ese hito, La selva sin amor nunca más se volvió a representar. La partitura se quemó en el incendio que destruyó el Alcázar en 1734 y el libreto quedó condenado también al silencio. El texto ha sido objeto de numerosos estudios académicos y ha inspirado algunos montajes teatrales —el verano pasado la compañía La Máquina Real estrenó un espectáculo de títeres en el Festival de Teatro Clásico de Almagro—, pero nunca más aquellos versos de Lope se volvieron a escuchar cantados, que es para lo que fueron concebidos.
Casi cuatro siglos después, la maldición se ha roto por fin. La selva sin amor se volverá a escuchar en formato operístico gracias a un singular proyecto del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y la Escuela Superior de Canto de Madrid para llevar a escena el texto de Lope con una partitura de nueva creación, concebida por seis jóvenes compositores coordinados por el veterano José María Sánchez-Verdú (premio Nacional de Música 2003). Sonidos del siglo XXI para un libreto del Siglo de Oro. Un puente para unir pasado y presente a través de la música. Un espectáculo contemporáneo con ecos del Barroco.
El montaje tendrá su estreno oficial este miércoles en la Escuela Superior de Canto de Madrid y solo está prevista una función más el jueves, aunque ambas se retransmitirán de forma gratuita en directo en el canal de YouTube del centro. Un espacio que parece haber sido imaginado para acoger este encuentro entre pasado y futuro, pues la escuela tiene su sede en un palacio del siglo XVIII que alberga un bellísimo teatro de cámara, a la usanza de las antiguas mansiones barrocas. “Es una ocasión única para redescubrir el libreto perdido de Lope. Pero también es un proyecto pedagógico y artístico muy importante, pues en España es muy difícil crear nuevas partituras para ópera. Y mucho menos con textos antiguos, algo que sí es habitual en el resto de Europa, donde se producen muchos trabajos que unen periodos de la música antigua con la música actual. El diálogo con el pasado es necesario”, subraya en el descanso de un ensayo Sánchez-Verdú, uno de los compositores españoles de mayor proyección internacional actualmente, que vive a caballo entre Madrid y Berlín.
El año pasado Sánchez-Verdú fue nombrado catedrático del Real Conservatorio de Música de Madrid y desde entonces no ha parado para sacar adelante el proyecto. Se alió con el director de la Escuela Superior de Canto, Julio Alexis Muñoz, y escogió a seis jóvenes compositores de último curso para elaborar la nueva partitura: Sofía Sainz, Daniel Blázquez, Juan Montero, Alberto Sánchez Santoyo, Axel y David Lima. Un trabajo conjunto de meses que ha dado como resultado una interesante mezcla de música contemporánea y barroca. Sánchez-Verdú lo explica así: “El texto de Lope, versificado, trae consigo reminiscencias del siglo XVII, que aparecen en la nueva partitura como cita o como transformación. La orquesta es moderna, pero a veces suena un clave, instrumento base del Barroco. Y hay también cuestiones vocales que se asemejan a técnicas del siglo XVII. Por tanto, tenemos un híbrido, una forma de diálogo entre ese pasado que se oye de fondo y la música contemporánea”.
Los seis compositores se repartieron las escenas, pero antes de eso mantuvieron largas reuniones con Sánchez-Verdú y otros profesores para que el resultado fuera unitario. “Aunque cada uno tenemos nuestro estilo, hay un aura común que da unidad a todo el espectáculo. Tanto por las reuniones que tuvimos como porque todos pertenecemos a una misma generación, con vivencias y gustos comunes. Aunque también es cierto que lo bonito de este proyecto es ver cómo cada compositor se enfrenta de manera diferente a un mismo libreto”, explica Sofía Sainz, de 22 años, autora de tres escenas, además del prólogo y los interludios.
La escena más compleja
Alberto Sánchez Santoyo, también de 22 años, que compuso la música de la escena V, “una de las más complejas”, según él, explica así el proceso: “Primero hicimos la parte de las voces y después un guion pianístico, que entregamos enseguida a los cantantes para que fueran ensayando. Finalmente hicimos la orquestación”.
En el espectáculo, de hora y media de duración, participan una veintena de cantantes de la Escuela de Canto y cuenta con Mariano Rivas al frente de la Orquesta Sinfónica Mercadante y Raúl Arbeloa como director musical. La puesta en escena recrea con elementos modernos la selva en la que transcurre el enredo imaginado por Lope, una sencilla fábula mitológico-pastoril de amores no correspondidos que transcurre bajo la mirada de Venus y con Cupido lanzando flechas a discreción.
Para los cantantes, también muy jóvenes, escogidos entre los alumnos de la Escuela de Canto, el proyecto ha supuesto también un gran reto, según el director de la institución, Julio Alexis Muñoz: “Enfrentarse a una ópera de nueva creación no es algo que suceda a menudo. El acercamiento al repertorio suele estar basado en la experiencia previa, bien a través de grabaciones o conciertos en directo. En este caso, al ser un estreno, no hay ninguna referencia, con lo que el desafío es doble”.
Babelia
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