El Real Madrid supera al San Pablo Burgos en un duelo de entreguerras

Después del sofocón copero ante el Barça y de la extenuante etapa de alta montaña en Europa, con pinchazos ante sus tres acompañantes en la última Final Four (CSKA, Olympiacos y Fenerbahçe), el Real Madrid encontró un mínimo respiro competitivo en su vuelta a la Liga con una asequible victoria ante el San Pablo Burgos. Con seis jugadores por encima de los dobles dígitos en puntos y valoración, el líder impuso la calidad de su repertorio para marcar distancias. Carroll lideró la anotación (18 puntos); Felipe, Randolph y Tavares (13 puntos y 13 rebotes) dominaron la pintura (48-33 en rebotes); Yusta lució aplicación; y Campazzo gobernó el duelo en otro día mustio de Doncic (el peor partido del campeonato para el esloveno, con 3 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias en 15 minutos).

En el curso de su estreno en la élite después de tres ascensos deportivos frustrados en los despachos, el cuadro burgalés presumió de afición desplazada a Madrid, cerca de un millar de seguidores inasequibles al desaliento del marcador, pero apenas plantó batalla en la segunda mitad. Un parcial de 1-10 entre el minuto 24 y el 26, después de estar 22 abajo (62-51), y otro acercamiento en el tramo final (80-71) fueron sus mayores arrebatos de presión. No bastaron los 28 puntos del tercer cuarto ni el orgullo de Álex López (16 puntos y 25 de valoración) y Álex Barrera para levantar al Burgos. No se inmutó demasiado el conjunto de Laso en una mañana apacible en la que la faena de aliño dio pase al rodaje para batallas venideras.

El Madrid, líder sólido de la Liga Endesa con solo dos derrotas en 21 jornadas (cinco de distancia con respecto al segundo tras la derrota del Valencia ante el Herbalife Gran Canaria 87-78), regresaba a la competición doméstica tras el paréntesis de la Copa y después de una racha de cuatro derrotas en los últimos seis partidos de Euroliga. Un tramo peliagudo con rivales de colmillo que se coronará el jueves con la visita del Panathinaikos en un duelo crucial para tomar posiciones rumbo al playoff de cuartos. “Si ganamos los seis partidos que nos restan estaremos entre los cuatro primeros”, dejó dicho Laso tras caer ante el Fenerbahçe el viernes. Entre la preocupación por los traspiés acumulados y la paciencia ante los reajustes pendientes, el Madrid afronta los últimos cuatro meses de competición con el dibujo definitivo de plantilla, sin Maciulis y tan solo a la espera de Llull. Tiempo de rodaje y de gestión de la abundancia ante rivales modestos como el Burgos, propicios para abrir el laboratorio de pruebas y hacer rotaciones.

Día para los 20 minutos de Yusta y los 5 de Rudy. Momento de seguir consolidando la mezcla Randolph-Tavares, de acreditar la constancia competitiva de Campazzo y de conceder espacio a la pujanza de Yusta, con más carril tras la marcha voluntaria de Maciulis. Con esos argumentos marcó diferencia el Madrid en un santiamén. Con un 19-3 de salida que después creció hasta el 28-11 a los nueve minutos; con 11 puntos de Yusta, con cuatro rebotes y dos tapones de Tavares, con tres asistencias de Causeur y dos robos de Campazzo. Enfrente, apenas Deon Thompson y Goran Huskic mantuvieron el tipo en un equipo en el que lo mejor, con diferencia, era el dominio absoluto de su afición en la coreografía de las gradas. Los coros y danzas del millar de burgaleses desplazados al Wizink Center calentaron la mañana pero no lograron espolear lo suficiente a los de Diego Epifanio.

Felipe Reyes, desde el viernes tercer máximo anotador histórico de la Euroliga (2.813 puntos) solo por detrás de Juan Carlos Navarro (4.113) y Vassilis Spanoulis (3.569), cerró cualquier dilema competitivo con una contundente aparición en el partido. Los ocho puntos del capitán madridista en sus seis primeros minutos en pista, unidos a la aportación de Carroll, impulsaron la renta del Madrid por encima de los 20 puntos antes del viaje a los vestuarios (53-31, m. 20). Cedido en el Burgos, Sebas Sáiz sumó méritos en el segundo cuarto para vestir de blanco a corto plazo con seis puntos, cuatro rebotes y dos tapones en la primera mitad. Un futuro también representado en el infantil madridista, que logró en Las Palmas su sexta Minicopa consecutiva y fue homenajeado en el entreacto de un partido de entreguerras para el conjunto de Laso.