Las dos velocidades del fútbol femenino
El Barcelona es el primer equipo español que disputará una final de Champions y el Atlético batió el récord internacional de público, pero la realidad habla de un 35% de jugadoras con contratos laborales de diez horas que luchan por un convenio
Terminada la Liga Iberdrola con el título conquistado por el Atlético y a un mes de que arranque el Mundial femenino en Francia, queda por disputar la final de la Champions y la de Copa. El Barcelona, primer equipo español en alcanzar la final de la máxima competición europea, se medirá al Olympique de Lyon el próximo sábado 18. En Granada, este sábado (20.30, T5 y ETB1), se ven las caras Atlético y Real Sociedad. La sede, el Nuevo Estadio de Los Cármenes, elegida por la Federación y a la que acudirá la reina Letizia, tiene capacidad para 19.336 espectadores. En la víspera, este viernes, sin embargo, en ese mismo estadio se disputaba el partido de Segunda masculina entre el Granada y el Tenerife. Es el resultado del pulso que mantienen Javier Tebas, presidente de LaLiga, y Luis Rubiales, el federativo, desde hace meses.
En el día grande para el fútbol femenino, Atlético y Real no pudieron siquiera entrenarse en el escenario de la final. Se les ofreció la opción de la Ciudad Deportiva del Granada, pero los dos equipos prefirieron ejercitarse en sus ciudades y desplazarse después a Andalucía. El estadio solo lo podrán pisar este sábado por la mañana, y ayer además debieron dar las ruedas de prensa en el hotel del Atlético.
“No poder entrenar, no poder conocer las sensaciones de cómo está el campo o el césped, las dimensiones… deja un poco en evidencia la organización de esta Copa de la Reina, no es acorde a la competición, ni está adecuada a lo que corresponde. En este tira y afloja entre Tebas y Rubiales las perjudicadas somos las jugadoras, las que vivimos el día a día del fútbol femenino. Esto es sólo el último ejemplo. Está lo del convenio y la pelea por quién organiza la próxima Liga”, afirma Chini Pizarro, una de las capitanas de la Real Sociedad. Mientras el fenómeno del fútbol femenino español va creciendo tanto a nivel de selecciones como de clubes y generando más interés —el Atlético-Barça liguero fue récord internacional de espectadores: 60.739—, la estructura y los derechos laborales de las jugadoras no crecen al mismo ritmo.
No hay convenio colectivo y 13 equipos se han plantado y harán huelga la próxima temporada hasta que se firme. Según María José López, abogada de la AFE, entre un 30 y 35% de las jugadoras de la Liga Iberdrola tiene contratos laborales de 10 horas. “El fútbol como actividad social no puede abstraerse de cumplir con la legislación laboral. El que no se mueva la misma cantidad de dinero que en el fútbol masculino no quiere decir que esas deportistas no sean trabajadoras con todos los derechos. Tienen que tener contratos acordes con su situación real. Una futbolista que practica fútbol al más alto nivel en nuestro país en el siglo XXI no puede tener un contrato de 10 horas laborales porque se les van solo con los viajes”, explica López. “O nos ponemos las pilas o aquí hay una situación de denuncia real de discriminación de facto”, añade.
Así lo resume también Laura del Río, veterana jugadora del Madrid CFF. “Este año hemos notado que hay mucho más interés, mucha más demanda de los clubes a las jugadoras a la hora de entrenar y de dedicación al trabajo, pero las futbolistas no están reconocidas económicamente. El fútbol femenino está creciendo, pero nuestros derechos laborales se han estancado y no sólo hablamos de salarios mínimos, sino de si te lesionas que te paguen el 100%. El tema de las vacaciones tampoco está regulado. Son cosas importantes que a los clubes no les supondría ningún gasto hacerlas y aun así no las hacen”, detalla Del Río, que forma parte del Comité para el fútbol femenino de la AFE.
¿Qué pasa si una futbolista se lesiona y tiene que estar parada mes y medio? ¿No cobra? “Tienen que ser lesiones de larga duración, de más de tres meses. Los cobras, pero por ley los clubes no están obligados a pagarte todo, sólo el 70%, que además viene de la seguridad social. Lo que nosotras demandamos es que esto no es un trabajo normal y corriente en el que cuando estás de baja estás en casa; has de seguir trabajando y más horas para recuperarte antes. Pedimos que ese 30% lo cubran los clubes. Algunos lo hacen, por buena voluntad; otros, como no están obligados, no”, explica. “Yo lo tuve que poner por contrato para guardarme las espaldas. ¿Y las que no lo saben? Queremos que todas estén cubiertas”, dice.
Del Río, igual que Pizarro, cree que las partes negociadoras se escudan en que no saben el dinero que les va a suponer la nueva competición, la nueva Liga —paralela a la Iberdrola— que propuso Rubiales. “Nosotras no estamos en esa batalla”, asegura Del Río. “Que dejen de echar mierda y se pongan en nuestra piel a ver qué les parece… cada semana sale un tema nuevo de discusión y eso no beneficia al fútbol femenino”, añade Pizarro. El riesgo, como dice Silvia Meseguer, centrocampista del Atlético y la selección, es que esto acabe por estancarse: “Se trata de sumar, el fútbol femenino está creciendo. No tiene la fuerza suficiente para ir separándose”.
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