El ‘ojeador’ Griezmann
Convertido en el líder del Atlético, el francés también ha sido el gran valedor de Depay
Cada vez que Antoine Griezmann (32 años) resulta trascendental en un partido, la autoestima como entrenador de Diego Pablo Simeone se dispara. Es su gran obra individual en la talla y el moldeo de un futbolista. Una figura mundial única en el esfuerzo defensivo y en la ocupación de distintas posiciones que le han llevado a convertirse en el líder y en la piedra angular con la que el técnico espera revertir la mala temporada firmada hasta el momento. Su papel en la cita de esta noche en el Bernabéu se antoja fundamental para ello. “Nos da soluciones de distinta manera. Tiene gol y genera ocasiones”, le elogió recientemente su entrenador.
En la temporada en la que más se ha cuestionado la figura de Simeone, el rendimiento de Griezmann también ha sido la gran defensa del técnico frente a las críticas internas y externas. Representa el canon del futbolista total que Simeone defiende y no supo o no pudo absorber João Félix. De ahí que se marchara al Chelsea.
La ascendencia de Griezmann en este Atlético renqueante y su complicidad con el entrenador resultaron decisivas para la reciente contratación de Memphis Depay. No ha tenido mejor consejero Simeone sobre lo positivo que podía resultar el fichaje del delantero holandés. Ambos coincidieron solo un par de meses, pero Griezmann se convenció de que, Messi aparte, Depay es uno de los mejores futbolistas con los que se ha entrenado y con el que pude formar una gran sociedad. Mientras se fraguaba el traspaso, las conversaciones entre ambos fueron frecuentes.
Frente a Simeone, como si de un ojeador o un director deportivo se tratara, Griezmann defendió, entre otras virtudes de Depay, que este era un jugador que jugaba bien de espaldas, una roca capaz de aguantar la pelota igual o mejor que Diego Costa. No fue casualidad que el Cholo citara al delantero hispano brasileño cuando fue inquirido en la rueda prensa posterior al último encuentro con el Valladolid (3-0) para que definiera a Depay. “Lo veo parecido a Diego Costa, que no era un delantero puro. Cuando lo pusimos de delantero centro fue porque tenía las condiciones, aunque él quería jugar más cercano a la banda”.
Griezmann también despejó las dudas sobre si Depay podía resultar un jugador problemático en el vestuario o para el club. Está convencido de que sus ganas de demostrar a los dirigentes del Barcelona que se equivocaron con él pesarán mucho en su disciplina y en su implicación para adaptarse al libreto de Simeone. A ambos les une la revancha deportiva con la dirigencia azulgrana porque Griezmann también se sintió menospreciado.
El francés se ha reencontrado en el Atlético con el liderazgo que nunca tuvo en el Barcelona. En su regreso, después de una primera temporada irregular, se ha erigido en el futbolista que marca los biorritmos del Atlético. Tras arrancar este curso limitado a jugar media hora hasta que el Atlético pagó 20 millones al Barcelona, el Mundial confirmó, salvo en la final, que ha alcanzado la plena madurez futbolística. Desde Qatar, su juego y sus números se han disparado. Suma seis goles y seis asistencias y su último tanto al Valladolid le situó como el tercer máximo goleador de la historia del club (148), solo superado por Luis Aragonés (172) y Escudero (169).
Esos 148 goles también suponen que Griezmann sea el máximo goleador en la era Simeone, 73 más que el segundo jugador con más goles bajo la tutela del técnico argentino, que no es otro que Diego Costa (75).
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