La selección de Australia en el Mundial de Qatar
Los ‘Socceroos’ quieren estirar el sueño tras disputar la fase de clasificación más larga de todos los equipos del torneo
El plan
Mientras la mayoría de las naciones estaban ocupadas reservando complejos hoteleros en Doha y entrando en debates nacionales existenciales sobre la selección final del equipo, Australia seguía recorriendo el camino hacia el Mundial. Decir que la clasificación, que se extendió con partidos a miles de kilómetros a través de Asia, fue duro, sería quedarse corto: el equipo de Graham Arnold jugó la friolera de 20 partidos de clasificación en 1.008 días antes de sellar finalmente su plaza en Qatar a través de una eliminatoria intercontinental contra Perú en junio de este año, tras una prórroga y unos penaltis. Por supuesto, solo para prolongar un poco más el viaje.
La quinta participación consecutiva en un Mundial es una gran hazaña para una nación en la que el fútbol sigue siendo un deporte marginal en un mercado nacional competitivo. También lo es para esta plantilla de jugadores, cuyas limitaciones son a veces demasiado evidentes, a pesar de haber establecido el año pasado el récord mundial de victorias consecutivas en una sola campaña de clasificación. Esa racha pronto dio paso a una totalmente opuesta, incluyendo derrotas ante Arabia Saudí y Japón (dos veces), y puntos perdidos contra los saudíes, China y Omán. Esto hizo que los Socceroos perdieran lo que parecía ser un puesto de clasificación automática y los obligó a seguir la ruta de la repesca.
Sin embargo, llegan a Qatar con la euforia de aquella victoria en la tanda de penaltis contra Perú todavía fresca en la mente y tras haber ganado a Nueva Zelanda en sus dos únicos encuentros desde entonces. Arnold se mostró muy animado tras la segunda de esas victorias de preparación, y bromeó diciendo que pensaba “pedir un patrocinio a Panadol”, por los dolores de cabeza que le estaban dando sus jugadores.
Desde entonces, esta afirmación se ha visto algo atenuada por los nubarrones de las lesiones que se ciernen sobre varios jugadores, entre ellos el centrocampista ofensivo Ajdin Hrustic, que podría no volver a jugar antes del primer partido contra Francia. Además, Arnold tiene que pensar en la mejor manera de utilizar a Tom Rogic, que se retiró en un partido de la repesca sin motivo aparente y que todavía no ha sido titular en su nuevo club, el West Brom.
Ránking de Australia
Los 26 de Australia
ALINEACIÓN PROBABLE
- 4-2-3-1
Ryan;
Behich, Souttar, Sainsbury, Atkinson;
Mooy, Irvine;
Boyle, Hrustić, Leckie; Maclaren
El grupo D
La estrella, el héroe no reconocido, y el seleccionador
Ajdin Hrustic
Puede que esta cosecha australiana carezca de una estrella sobresaliente del calibre de Tim Cahill, Mark Viduka o Harry Kewell, pero, cuando está en forma, Ajdin Hrustic puede reivindicar ser el mejor jugador de los Socceroos en 2022. El centrocampista creativo, que representa una amenaza de gol tanto en el juego aéreo como en las jugadas a balón parado, fue fundamental en la clasificación. La forma en que responda a la lesión de ligamentos del tobillo que sufrió mientras jugaba en su club, el Verona, será clave para las esperanzas en Qatar.
Martin Boyle
Martin Boyle es el tipo de jugador al que los defensas deben odiar enfrentarse. El extremo del Hibernian, nacido en Escocia, irrumpió en la escena australiana -por cortesía de su padre, nacido en Sídney- con dos goles y una asistencia en su debut con los Socceroos en 2018. Desde entonces, su velocidad, persistencia y habilidad han causado muchos dolores de cabeza a los defensas rivales, y su incansable capacidad para correr –con y sin balón- es una cualidad que quizás no siempre recibe el crédito que debería.
Graham Arnold
Graham Arnold ha pasado por altibajos extremos -sobre todo bajos- desde que asumió el cargo tras el Mundial de 2018. En marzo, el técnico de 59 años parecía enfrentarse al despido por haber gestionado una campaña de clasificación implosiva. En junio, una vez que Australia ganó dos eliminatorias que parecían imposibles, fue aclamado como un genio táctico. La filosofía de Arnold ha dividido a la opinión pública durante una década de gestión de clubes, sobre todo en lo que respecta a su dependencia de los balones muertos y el juego de transición. Pero su pragmatismo es un punto fuerte, y entiende las virtudes de desplegar a los jugadores en funciones similares a las que desempeñan en sus respectivos clubes.
Postura sobre Qatar
El centrocampista Jackson Irvine, miembro de la ejecutiva del sindicato de jugadores, se ha manifestado sobre los problemas que plantea un torneo organizado en Qatar y se ha reunido con varios jugadores, entre ellos Mat Ryan, para hablar de su papel y su responsabilidad en la Copa Mundial. “Como jugadores, sabemos que tenemos una poderosa plataforma para influir positivamente en la vida de los demás y, en el caso de Qatar, en la de nuestros compañeros y sus derechos”, declaró Ryan a Professional Footballers Australia. Por lo demás, Australia se encuentra pendiente de una investigación sobre el lavado de dinero en otros deportes a través de los acuerdos de patrocinio. El fútbol ha permanecido relativamente silencioso, aunque se espera que la federación aborde el asunto públicamente antes del comienzo de la competición en Qatar.
Himno nacional
Advance Australia Fair fue publicado en 1878 por el compositor escocés Peter Dodds McCormick y sustituyó por primera vez a God Save the Queen como himno nacional en 1974, tras quedar por delante de Waltzing Matilda y The Song of Australia en una encuesta nacional. La controvertida letra, sin embargo, es motivo de división, y se modificó finalmente en 2021 para reconocer el legado de los indígenas australianos. La segunda línea dice ahora “for we are one and free” (somos uno y libre) en lugar de “young and free” (jóvenes y libres).
Héroe de culto de todos los tiempos
Desde el 16 de noviembre de 2005, el nombre de John Aloisi ha quedado grabado de forma imborrable en el folclore deportivo australiano. “Aquí está Aloisi para un puesto en la Copa del Mundo... ¡Ha marcado! Australia lo ha conseguido”. Así se comentaba cuando el gol del delantero en la tanda de penaltis de la eliminatoria contra Uruguay desató el caos en Sídney y llevó a los Socceroos a la Copa Mundial por primera vez en 32 años. “Todavía me piden que corra sin camiseta”, escribió Aloisi 17 años más tarde, poco después de que otra dramática tanda de penaltis asegurara la última clasificación de la nación para el Mundial y produjera un heredero natural de Aloisi en un portero con brazos de gelatina, Andrew Redmayne.
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