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‘Indian Garros’, donde la pelota bota muy alto

El torneo californiano cambia de superficie tras 25 años, pero los tenistas coinciden en que la acción transcurre de manera muy similar: es igual de lenta que antes

Holger Rune
Rune golpea la pelota en suspensión durante el partido contra HumbertJoe Scarnici (Getty Images)
Alejandro Ciriza

Después de 25 años, la organización de Indian Wells anunció una significativa novedad de cara a la presente edición con un cambio en el proveedor de la superficie: de Plexipave a Laykold. Y, en el preámbulo del torneo, llegó hasta los oídos de tenistas como Carlos Alcaraz la versión (errónea) de que la velocidad del juego aumentaría este año, dada la nueva composición. “He leído que, al parecer, la pista será más rápida, pero sinceramente, no sé cuál es la razón. Entrenaremos para comprobarlo”, expuso el murciano, al que le bastó una simple toma de contacto para certificar que la acción iba a transcurrir bajo parámetros muy similares a los de los años precedentes. “Es lenta y la pelota bota mucho, las condiciones me van bien. Me encanta jugar aquí”, añadía el sábado tras sacar adelante el estreno.

El caso es que lejos de variar la escena, se ha constatado que el tenis de estos días en el desierto californiano se desarrolla a una velocidad reducida, en comparación con otros torneos de superficie rápida. Las distintas capas que emplea el fabricante y, en última instancia, el remate definitivo de la pintura define por dónde irán los tiros, pero hoy día, más allá del asfalto es fundamental la selección de la pelota. La apuesta de Indian Wells durante los 25 años previos, el Plexipave, estaba catalogada dentro de la categoría 1 de las cinco que propone la clasificación de la Federación Internacional de Tenis (ITF); es decir, “lenta”. La novedad incluida para este 2025 hace que pase a estar entre la 2 y la 4, “media-lenta y media-rápida”. Sin embargo, pese a la modificación y el runrún propiciado estos días desde algunos foros, los tenistas concluyen: todo sigue igual. Indian Garros.

“En esta pista, la bola bota mucho más alta que en las pistas de tierra batida. He sufrido mucho con eso, no he podido encontrar el ritmo”, concedía Novak Djokovic tras caer en el debut frente a Botic van de Zandschulp. E incidía el ruso Daniil Medvedev, amante de la velocidad y muy contrariado desde hace tiempo con la organización del torneo, al entender que el juego sobre asfalto requiere de otra marcha para diferenciarse verdaderamente de lo que ocurre sobre la arcilla. En su opinión, la ralentización perjudica a los jugadores que tienen un estilo más directo y más plano como el suyo, y beneficia a aquellos y aquellas que le imprimen más revoluciones y efecto, como Alcaraz o en su día Rafael Nadal. No es casual que la trayectoria extremadamente curvada de los tiros del mallorquín le concediera tres títulos.

Panorámica de la pista central de Indian Wells.
Panorámica de la pista central de Indian Wells.Jayne Kamin-Oncea (IMAGN IMAGES via Reuters Connect)

“No noto ninguna diferencia, pero, si tuviera que decir algo, diría que es incluso más lenta que antes. Cada año que regresamos aquí olvidamos lo lenta que era la última vez. Es muy lenta, más allá de lo que pueda decir el índice de velocidad o el parámetro que sea. Es lenta diga lo que diga la gente, se puede ver durante los partidos, por cómo se esfuerzan los jugadores para conseguir un golpe ganador”, protesta el de Moscú, a cuya impresión se suma la del alemán Alexander Zverev, eliminado el primer día: “Sinceramente, no he notado nada”. Se une Alcaraz tras disputar los dos primeros partidos: “Es más o menos lo mismo, muy lenta. Por ejemplo, esta mañana, que hacía mucho calor, la pelota botaba superfuerte y la pista estaba superlenta. Si nadie me lo hubiera dicho, pensaría que es la misma”.

Segunda, tras Miami

Según confirma la métrica de 2024 del Hard Court Pace Index (CPI), la herramienta diseñada para establecer el cálculo, la pista de Indian Wells es la segunda más lenta de los seis Masters 1000 que se disputan sobre cemento. En concreto, su índice de velocidad es de 36,9 puntos, sensiblemente superior a los 35,5 de Miami; por encima figuran los de Montreal, Shanghái y Cincinnati, 37,8, 40,8 y 43 respectivamente, y no hay territorio donde la pelota viaje a tanta velocidad como París-Bercy, que con el retoque aplicado desde el curso pasado asciende a 45,5 y se ha convertido así en la pista más rápida en una década de todo el circuito. La medición más aproximada hasta entonces eran los 44,4 que registró Shanghái en la edición de 2016.

Alcaraz intenta devolver una pelota alta.
Alcaraz intenta devolver una pelota alta.JOHN G. MABANGLO (EFE)

Para elaborar la categorización, la ITF analiza una serie de propiedades como la fricción, la restitución de energía, la topografía y la consistencia. Lo hace disparando las pelotas sobre la superficie a una velocidad y ángulo determinados, midiendo la trayectoria después de que impacten en la pista. A partir de ahí, se determina el Court Pace Rating (CPR). Hoy día, la mayoría de las pistas duras del circuito se construyen a base de capas de resinas acrílicas y de poliuretano, además de la gravilla que conforma el estrato más inferior.

La tendencia actual tiende a uniformizar todas las pistas, con el objetivo de que los tenistas no perciban saltos bruscos cuando se desplazan de un lugar a otro y, sobre todo, de que el juego sea cada vez más veloz para que no se dilaten tanto los partidos. En un principio, la alteración introducida por Indian Wells podía hacer pensar que los sacadores y los pegadores le sacarían mayor partido y que, tal vez, el propio Alcaraz, campeón de las dos últimas ediciones, podía sufrir más. Sin embargo, apenas se percibe el cambio y existe consenso tanto en lo referente a la lentitud como en los brincos que da la bola. El español, capaz de dibujar parábolas muy pronunciadas en las direcciones (de ahí su éxito también sobre arena, con ocho títulos), demostró ante el francés Quentin Halys y esta madrugada ante Denis Shapovalov (6-2 y 6-4) que se ha adaptado perfectamente.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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