Quejas de algunos taxistas por el suministro de gas butano

En función de la situación periférica de los centros de suministro de butano, así como por las diferencias del contenido de las bombonas, el precio de la instalación y la ausencia de cursillos sobre su manejo, reina cierta situación de descontento entre amplios sectores de los taxistas madrileños.Diecisiete mil pesetas cuesta instalar en cada automóvil este dispositivo de combustión y 252 pesetas cada bombona, cuya duración teórica habría de ser de 200 kilómetros, si bien en ocasiones su duración se acorta sensiblemente o incluso se alarga. Comoquiera que esta reducción, muy frecuente, impide a los taxistas prever con exactitud el recambio de las bombonas y en virtud de que los centros de aprovisionamiento se encuentran en lugares periféricos (carretera de Vicálvaro, carretera de Cuatro Vientos, Villaverde Alto, límite de Fuencarral ... ) esta eventualidad comporta desplazamientos largos a los taxistas que quieren repostar combustible, con la consiguiente pérdida de tiempo tanto si aún les queda butano cuanto si se encuentran con los depósitos vacíos.

Además de la imprevisión, carecen de indicadores -salvo el olfato- capaces de denotar escapes de gas, por lo cual algunos de ellos postulan la conexión de algunos intermitentes capaces de señalar este gran riesgo para los usuarios y para ellos mismos. Muy pocos de ellos, al parecer, conocen el manejo de estas instalaciones en profundidad para prever irregularidades, reparaciones o imperfecciones, por todo lo al en distintas ocasiones han formulado posibles soluciones.

Asimismo, la combustión por butano que de hecho resulta barata, se entiende desde instancias municipales como aconsejable para reducir la contaminación por humos. Es evidente que todos los sectores se interesan por paliar los efectos de la contaminación, pero según han revelado a EL PAIS varios taxistas, sería muy conveniente mejorar técnicamente el servicio, suministro y conocimiento del butano.