Los socialistas austriacos se encaminan hacia un pacto con los liberales para poder gobernar
Tras la designación, por parte del Partido Socialista austríaco (SPOE), de Fred Sinowatz, hasta ahora vicecanciller y ministro de Educación, como sustituto de Bruno Kreisky en la candidatura a la cancillería, continúan las negociaciones entre los tres partidos parlamentarios para buscar una mayoría de gobierno.
El presidente de la República, Rudolf Kirchschiaeger, aceptó ayer la dimisión del hasta ahora canciller, Bruno Kreisky, y de su Gobierno en pleno. El Gabinete dimisionario continuará en sus funciones hasta la constitución del nuevo Parlamento, que deberá tener lugar antes del 24 de mayo.El Gobierno de Kreisky celebró ayer su último Consejo de Ministros antes de ser recibido por el jefe del Estado. En la charla posterior con los periodistas, que, Kreisky ha institucionalizado en sus 13 años de gobierno, el canciller saliente excluyó prácticamente la posibilidad de que el partido socialista forme un Gobierno minoritario.
Se perfila así como coalición más probable el pacto entre socialistas y liberales del FPOE. El canciller reafirmó que asumía personalmente toda la responsabilidad de la derrota de su partido al no alcanzar la mayoría absoluta. Respecto a las causas del resbalón, que muchos observadores ven en su política económica y en su insistencia en construir un complejo internacional en Viena, que cuenta con la oposición de gran parte de la población, Kreisky manifestó que seguía convencido de que sus medidas habían sido adecuadas y necesarias.
En cuanto al paquete fiscal de Mallorca, como se ha dado en llamar en Austria al paquete de nuevos impuestos elaborado por Kreisky durante sus últimas vacaciones invernales en su casa en la isla balear, el anciano canciller ratificó que había sido un proyecto suyo, presentado a los gremios del partido, y, por tanto, una iniciativa personal cuya responsabilidad recae únicamente sobre él. Añadió que, evidentemente, se había equivocado al pensar que los austriacos comprenderían la necesidad de sacrificios para mantener el nivel de vida de la población y luchar contra el paro.
Preguntado si iba a echar de menos algo en particular de las tareas de gobierno, Kreisky dijo que, "mirándolo bien, absolutamente nada". El canciller acusé a gran parte de la Prensa austriaca de haber colaborado para derribar al Gobierno, y, en un clásico alarde de ironía, declaró que el gran drama periodístico está "en que los editores son muy avaros, no aumentan las plantillas de las redacciones y obligan a los periodistas a tratar todo tipo de temas. No es, por tanto, de extrañar que los periodistas escriban sobre cuestiones que no conocen". El canciller no excluyó la posibilidad de que se llegue a la formación de un Gobierno de conservadores y liberales. En este sentido, las Juventudes Socialistas recomendaron públicamente al partido el paso a la oposición, "ya que el SPOE no debe hacerse responsable en un Gobierno de coalición de medidas antiobreras y antipopulares".
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