La 'minicumbre' de la Commonwealth busca desde hoy en Londres un acuerdo para imponer sanciones a Suráfrica
Siete personajes, una mujer y seis hombres primeros ministros y presidente, respectivamente, del Reino Unido, Australia, Bahamas, Canadá, India, Zimbabue y Zambia-, inician hoy la búsqueda de una postura común que permita la adopción de sanciones contra Suráfrica, en un intento de convencer a sus gobernantes de que pongan fin a su política de apartheid o segregación racial. La reunión, calificada de minicumbre de la Commonwealth, dará comienzo a las cuatro de la tarde (hora peninsular) en la histórica residencia de Malborough House, sede de la organización, y terminará después de cuatro sesiones de trabajo el martes.Malborough House fue construida por sir Cristopiher Wren, el arquitecto de la catedral de San Pablo, para el Primer duque de Malborough -el mambrú de la famosa canción española- y en él habitaron Eduardo VII, cuando era príncipe de Gales, y la reina Mary, viuda de Jorge V.
Observadores de la capital bri: tánica señalan que el papel moderador de la soberana -si es que Isabel II pensaba desempeñar alguno- tendrá que ser mucho más discreto como consecuencia de la tormenta desencadenada por a publicación, por el Sunday Times, de una filtración atrihuida a un cercano colaborador de la reina, en la que ésta había expresado en privado su pretendida preocupación ante una posible ruptura de la Comniornwealth por la postura intransigente en el tema de las sanciones adoptada por Margaret Thatcher.
En lugar destacado en el orden del día de las conversaciones, que se celebrarán a puerta cerrada, figura el informe redactado por el grupo de notables enviado por la organización a Suráfrica, a raíz de la última cumbre de Nassau, con el fin de intentar un diálogo entre el régimen de Pretoria y kos dirigentes nacionalistas.
El grupo de personas eminentes, en un informe de 176 páginas, editado por Penguin, al precio de 2,5 libras (unas 500 pesetas), concluye con una. nota de pesimismo total sobre las intenciones, del Gobierno surafricano para terminar con el sistema de apartheid, y advierte que sólo la adopción de "medidas económicas", un eufemismo para no ultimar el término sanciones, "puede constituir la última oportunidad de evitar lo que Ipodría convertirse en el peor baño de sangre desde la II Guerra Mundial".
El grupo de notables, presidido conjuntamente por el ex presidente de Nigeria, general Olesegun Obasanjo, y el ex primer ministro australiano, Malcolín Fraser, llegó a sus conclusiones después de permanecer seis meses en el África meridional y celebrar conversaciones con el Gobierno surafricano, los líderes de los Estados de la línea defrente, el dirigente del Congreso Nacional Africano (ANC), Nelson Mandela, encarcelado desde hace 24 años, y el presidente del ANC, Oliver Tambo.
'Misión imposible'
El grupo abandonó Suráfrica an tes de la fecha prevista como con secuencia de los ataques ordenados por Pretoria contra pretendidas bases del ANC en las capitale de Botsuana, Zambia y Zimbabue
Una nueva misión de paz, calificada por los observadores de "misión imposible", y emprendida por el secretario del Foreign Office, sir Geofrey Howe, en su calidad de presidente de la CE, terminó en un rotundo fracaso.
La incógnita de la reunión que se inicia hoy en Londres está en la la actitud que adopte la señora Thatcher, cuya actitud hasta ahora contra tirios y troyanos, ha sido totalmente contraria a la imposición de sanciones. Su actitud está motivada por dos hechos: la cuantía de las inversiones británicas en Suráfrica, que ascienden a más de 12.000 millones de libras (unos 2,5 billones de pesetas), y la amenaza de que una suspensión total del comercio británico con Suráfrica incrementaría en unos 120.000 el número de parados existente en el Reino Unido, que en la actualidad ha alcanzado la cifra récord de 3.250.000 desempleados.
Fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS manifestaron que todos los primeros ministros asistentes a la reunión -Robert Hawke, de Australia; sir Lynden Pindling, de Bahamas; presidente de la conferencia, Brian Mulroney, de Canadá; Rajiv Gandhi, de la India; Kenneth Kaunda, de Zambia, y Robert Mugabe, de Zimbabue-intentarán presionar a Thatcher para que se muestre más flexible en el tema de las sanciones.
Thatcher, por su parte, argumentará, en opinión de las fuentes, que las sanciones no serán efectivas si no son adoptadas por todos los países, no sólo de la Commonwealth sino de la Comunicad Baropea, Estados Unidos y Japón. Esta estrategia fue atacada por Mulroney a su llegada a Londres, para quien la Comínonwealth debe imponer sanciones sin esperar a que lo haga Europa o Estados Unidos. "Estamos aquí para terminar un asunto inacabado (en Nassau). La Commonwealth debe defender los principios morales frente a los libros de cuentas", declaró el premier canadiense.
El presidente Kaunda, de Zarnbia, y el primer ministro Mugabe, de Zimbabue, fueron bastante conciliadores en sus declaraciones a su llegada a Londres. Kaunid.a, que parece haber abandonado sus intenciones de abandonar la Coinmonwealth, se limitó a decir que traía "un mensaje de éxito" a la reunión.
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