El dinosaurio se mueve rápido
Los mismos responsables de las Naciones Unidas se han sorprendido por la rapidez con que este dinosaurio de la política internacional ha reaccionado. En menos de 72 horas, el Consejo de Seguridad de la ONU se ha trasladado desde Nueva York hasta Ginebra para evitar poner a EE UU en la tesitura de pronunciarse sobre la concesión de visado al líder palestino, Yasir Arafat.Ésta es la tercera vez que el Consejo se reúne fuera de su sede habitual. Antes lo hizo en Addis Abeba, en 1972, y en Panamá, en 1973.
Ginebra ha hecho acopio de toda la efectividad de que tiene fama Suiza y ha levantado un fuerte dispositivo de seguridad apenas perceptible, pero que ha sembrado virtualmente de policías los alrededores del Palacio de las Naciones. En la ribera derecha del Ródano y del lago Leman han sido prohibidas todas las manifestaciones. Las autoridades locales se sorprendieron el miércoles cuando varios centenares de suizos y emigrantes árabes tomaron las calles para protestar por la matanza de palestinos perpetrada el domingo cerca de Tel Aviv.
Ginebra ya se brindó en diciembre de 1988 a acoger el pleno de la Asamblea General de la ONU para que Arafat expusiera abiertamente al mundo la renuncia de la OLP a toda conexión con el terrorismo. Entonces, como ahora, EE UU dio la callada por respuesta a la petición del secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, de que se dejara al líder palestino dirigirse a la Asamblea. Arafat estuvo en la sede neoyorquina de la ONU por última vez en 1974, pero desde que Ronald Reagan ocupó la Casa Blanca, en 1980, se le dio a entender que no se le permitiría la entrada.
Aunque EE UU mantiene contactos con la OLP, el difícil momento de las relaciones Washington-Tel Aviv ha llevado a la ONU a no forzar la respuesta de Washington sobre el visado, a la espera de que no ejerza su derecho de veto sobre la resolución que pueda presentarse.
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