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La nueva estrategia de Hamás

Tras el declive de las organizaciones palestinas marxistas como consecuencia de la caída del muro de Berlín, y tras la práctica desaparición de la Yihad Islámica como fuerza de combate debido a la eficaz represión israelí, Hamás se convirtió en la piedra angular del frente de rechazo palestino que está en contra del compromiso histórico acordado entre la OLP e Israel el pasado 13 de septiembre.Hamás es el vástago de los Hermanos Musulmanes, quienes, en su origen, fueron una rama del famoso movimiento de los Hermanos Musulmanes egipcios, que desarrollaron sus actividades de propaganda, educación y asistencia social (la llamada Da'wa) en la franja de Gaza bajo la ocupación egipcia (1949-1967), y, a partir de 1967, bajo la ocupación israelí. El objetivo de la Da'wa era reislamizar la sociedad de pies a cabeza. Fue sólo a principios de 1988, algo después de que la Yihad Islámica lanzara la Intifada, cuando los Hermanos Musulmanes de Gaza se unieron a la acción violenta y crearon a tal fin un ala político-militar denominada Hamás. Bien implantada en Gaza, está en proceso de echar raíces también en Cisjordania. Sus cuadros cuentan con muchos profesionales liberales, con una educación moderna, y gozan de la reputación de vivir limpiamente (reputación de la que carecen muchos cuadros de a OLP). Su líder carismático, el jeque Ahmad Yasin, tiene una tremenda autoridad moral sobre sus tropas por haber conseguido superar su minusvalía física (es tetrapléjico), por su impresionante erudición y sus dotes de predicación. Aunque está actualmente en prisión, transmite desde allí sus directrices en asuntos importantes. El funcionamiento día a día de Hamás (nombre que significa ardor por la fe) ha sido siempre, y sigue siendo, labor de sus lugartenientes. El ala militar de Hamás cuenta con varios centenares de hombres; la política, con varios miles, y el ala Da'wa (educación y asistencia social) alcanza a decenas de miles a través de mezquitas, escuelas y hospitales.

¿Cuál es ahora la estrategia de Hamás?

Desde el comienzo de la Conferencia de Madrid (octubre de 1991), Hamás confió de hecho en el Gobierno de Shamir. Contaba con el deseo evidente de Shamir de alargar las negociaciones todo lo posible planteando una serie de obstáculos y objeciones de procedimiento (falta de representación de los palestinos que viven en Jerusalén, ausencia de debate del tema de Jerusalén), a fin de evitar tratar los temas esenciales. Cuando finalmente tuvo que hacerlo bajo la presión de Washington, ofreció a los palestinos un plan de autonomía relativo sólo a la situación personal-cultural y excluyendo expresamente la concesión a las autoridades autonómicas de un status político-económico real. El borrador de propuestas de Shamir representaba realmente un retroceso incluso de las propuestas hechas por Beguin en 1981.

Hamás llegó, por tanto, a la conclusión de que puede mantener una actuación militar discreta, a fin de no arriesgarse a una reacción israelí demasiado fuerte. La OLP ha caído en una astuta trampa israelí debido a una combinación de derrotismo incierto y pura estupidez. Cuando las negociaciones queden estancadas finalmente, el estilo Hamás -la lucha militar a largo plazo- será reivindicado completamente.

Cuando Rabin llegó al poder (junio de 1992), a Hamás le pareció que nada cambiaría. Porque, ¿no era Rabin el duro ministro de Defensa que en 1088 ordenó a las tropas israelíes que "rompieran los huesos" de los militantes de la Intifada? Los acontecimientos parecieron confirmar este pronóstico durante un tiempo, mientras las negociaciones se prolongaban interminablemente en un atolladero de fútiles discusiones de procedimiento.

Entonces, el 13 de septiembre, llegó llovido del cielo el Tratado de Washington entre Israel y la OLP. Hamás estuvo completamente conmocionada durante algunas semanas, tanto más debido a que al menos dos tercios de la opinión pública en Gaza y Cisjordania apoyaban el tratado de todo corazón.

¿Qué hay que hacer? La nueva estrategia, que evolucionó con cierta dificultad, postula tres pautas:

1. La mejor alternativa. Rabin, se espera, puede seguir intentando, como Shamir, alargar las negociaciones sine die o frenar la transferencia de poderes a la OLP tras el acuerdo de Gaza, evitando la transferencia de Cisjordania. En ese caso, la OLP quedará desacreditada.

2. La peor alternativa. También se transfiere Cisjordania al autogobierno palestino y se celebran elecciones en abril de 1994. ¿Qué hacer? Hamás participará en las elecciones, intentará hacerse con el Gobierno autónomo, y, decididamente, no se sentirá comprometida a respetar el Tratado de Washington, que no firmó.

3. ¿Pero queda alguna esperanza mientras tanto? Sí, dice Hamás a sus miembros, debemos proseguir nuestros ataques a los soldados y civiles israelíes. Esto llevará al castigo colectivo de los palestinos por parte del Ejército israelí, y eso alterará con toda seguridad el estado de ánimo entre la población árabe y la pondrá en contra de la paz con Israel. A este fin, Hamás cuenta con los colonos judíos -estos últimos pueden intentar provocar a los palestinos atacando a civiles árabes, sus propiedades (casas, coches, etcétera) y personas-. Nosotros, Hamás, dicen, podemos provocarles fácilmente para que lo hagan, y el ciclo vicioso de la violencia entre los dos pueblos es, por tanto, probable que vuelva a comenzar. Cuanto peor sea, mejor será. La política de lo peor es el único camino.

es orientalista, profesor de Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

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