Un náufrago del mercante español sobrevive gracias a su traje isotérmico tras pasar 24 horas a la deriva
Un golpe de suerte, un traje isotérmico de supervivencia y cinco navíos de la OTAN salvaron de una muerte segura a un marinero gallego que pasó 24 horas a la deriva en alta mar y entre olas de hasta ocho metros. Antonio Sánchez Ríos, de 49 años, natural de Boiro (A Coruña), fue rescatado por un helicóptero de la fragata holandesa Tromp en la tarde de ayer, un día después de que el mercante español Delfin del Mediterráneo naufragara a 250 millas del cabo de San Vicente, a mitad de camino entre el Algarve portugués y la isla de Madeira. Uno de los 14 tripulantes, Ángel Gómez Higuera, de 53 años, de Irún (Guipúzoa), fue la única víctima mortal. Era el jefe e máquinas del navío.
"Ha sido un milagro", comentó ayer a este periódico el portavoz del Estado Mayor de la Armada portuguesa, el comandante Tavares Martins. El oficial explicó que Antonio Sánchez fue "descubierto con vida por el helicóptero de una fragata holandesa en mitad del mar; si no hubiera llevado un traje isotérmico [que mantiene la temperatura], habría muerto sin ninguna duda". Aun así, nadie se explica cómo aguantó casi 24 horas a la deriva y con un mar embravecido. "Es la mejor noticia del año", dijo su hija María del Carmen al saberle sano y salvo. Antonio Sánchez está casado y tiene dos hijos y dos nietos.Tavares Martins no tenía anoche muchos datos sobre la odisea de Sánchez, que había sido trasladado, como sus compañeros, al buque británico Argus, cuyo puerto de destino tampoco había sido concretado. "No sabemos", dijo, "si estuvo algún tiempo en una balsa y luego fue despedido de ella por alguna ola; todo es posible". En su pueblo natal se organizó una gran fiesta cuando se conoció su rescate. Los embates del fuerte temporal produjeron el descontrol de los contenedores del mercante, cargado con piezas de automóviles y maquinaria y que cubría el trayecto entre Gijón y Las Palmas. Así, a pesar de sus 128 metros de eslora, fue escorándose hasta acabar zozobrando pasadas las tres de la tarde del lunes.
Sus 14 tripulantes -gallegos, vascos y asturianos- tuvieron tiempo de abandonarlo en los botes y de lanzar señales de socorro que fueron captadas por varias emisoras radionavales, entre ellas la de Sagres (Portugal). Casualmente, se encontraban de maniobras en la zona cinco navíos de guerra de la OTAN, de otros tantos países, que inmediatamente iniciaron la búsqueda.
El primero en llegar hasta la zona del naufragio fue el Argus, que, afortunadamente, portaba helicópteros adaptados a misiones de búsqueda con rayos y cámaras infrarrojas. Durante la noche, gracias a esa tecnología, pudieron ser rescatados 12 tripulantes vivos y el cadáver del único muerto, pero se temía lo peor respecto al desaparecido.
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