Tres testigos dicen que Roig les usó para acaparar títulos del Valencia
Informe caligráfico "falso"
Tres testigos aseguraron ayer en el Juzgado de Instrucción número 11 de Valencia que ni compraron ni vendieron las acciones del Valencia que, según los listados del club, adquirieron en la segunda ampliación de capital de la sociedad para poco después venderselas a Corporación M2, una empresa de Francisco Roig, o personas del entorno del ex presidente del conjunto de Mestalla y máximo accionista de la entidad. Los testigos comparecieron en el marco de la investigación abierta para determinar si Roig u otros mandatarios de la entidad pudieron delinquir al -durante la segunda ampliación de capital del club, realizada durante el verano de 1996- urdir una red de testaferros que les diera el control de la entidad.
El predecesor de Pedro Cortés, que siempre ha negado la acusación impulsada por nueve accionistas del club, está imputado por la supuesta comisión de tres delitos: societario, apropiación indebida y falsificación en documento mercantil.
La proclama de Roig podría colisionar, en principio, con las declaraciones de los testigos que ayer comparecieron ante la juez Rosa María Olarte.
Según fuentes cercanas al caso, C. T. A. insistió ante la magistrada en que nunca compró o vendió acciones del Valencia. Es más, dijo que ni siquiera es aficionada al fútbol, por lo que considera inexplicable, de no mediar una falsificación de su firma y utilización indebida de sus datos personales, que participara en la ampliación de capital.
La testigo, en consecuencia, calificó de falso y equivocado el informe caligráfico presentado por la abogada de Roig, Marian Estrela, que califica de auténtica la firma plasmada sobre los documentos de compra y venta de las acciones. Otro testigo, R. V., vecino de Gandia, insistió en que ni compró participaciones ni vendió éstas a Corporación M2. Un tercero, J. E., explicó a la magistrada que tampoco hizo ninguna operación de ese estilo, abundando en la versión de los dos anteriores. Ahora bien, este testigo reconoció que, sin invertir o ganar ni una sóla peseta, estampó una firma en un documento a petición de José Garrido, un ex consejero del club al que J. E., residente en Benaguasil, conocía por su trabajo en una caja de ahorros. De hecho, muchas de las personas que se convirtieron en fugaces copropietarios del club tenían sus ahorros en esa entidad bancaria.
Francisco Roig, presidente del Valencia desde marzo de 1994 hasta diciembre de 1997, justificó la segunda ampliación de capital del Valencia -cuya legalidad ha sido recurrida ante el Tribunal Supremo- en la necesidad de, entre otras cosas, evitar la concentración de poder en la entidad mediante el reparto de las acciones entre su masa social.
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