Un caimán bajo el altar de la Virgen de los Remedios

La iglesia de San Ginés cuenta con una particularidad insólita en Madrid, depositada bajo el altar dedicado a la Virgen de los Remedios, imagen de vestir tallada en el siglo XVIII y que presenta el Niño Jesús en brazos. En la última de las capillas de la derecha de la nave del crucero, a los pies de la Virgen, se encuentra desde tiempo inmemorial un reptil de unos tres metros de longitud. Correoso y oscuro, su presencia en el templo madrileño ha recibido dos interpretaciones.

La primera, eclesial, señala que Alonso de Montalbán, quien fuera aposentador de los Reyes Católicos, viajó a la América recién descubierta bajo aquel reinado. Cuando se aprestaba a regresar a España, un grupo de caimanes atacó el barco donde navegaba y el cortesano hubo de refugiarse en la isla de Portobelo. Ya en tierra, don Alonso y su familia fueron perseguidos por uno de los enormes reptiles. Pero la fiera quedó muerta bajo un árbol sobre el cual Montalbán tuvo una visión de la Virgen María. En acción de gracias, el aposentador arrambló con el caimán difunto, lo trajo a Madrid y lo depositó bajo el altar.

María Jesús Carrillo, paleógrafa y encargada del archivo parroquial de San Ginés, mantiene otra explicación: 'El caimán fue hallado en el arenal sobre el que se alzó este templo en torno a 1300'. A su juicio, 'se trataba de un reptil que quedó fosilizado en los aluviones del río que descendía por esta vaguada'. Carrillo añade: 'Especialistas de un museo de Salamanca realizaron un estudio sobre este animal y convinieron en que databa de edades prehistóricas'.

Durante siglos, muchos feligreses conocieron este enclave del templo como La capilla del lagarto. Sin embargo, para evitar el constante trajín de curiosos que interrumpían oficios religiosos para contemplar el reptil, la parroquia cubrió los bajos del altar con una tela damasquinada de color rojo, que hoy impide verlo.