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CONVIVENCIA DE CULTURAS
Columna
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Conflicto reabierto

A un año ya de los atentados del 11 de septiembre pasado el conflicto de civilizaciones resulta reabierto. No lo fue inicialmente tras la guerra del golfo con la organización de la coalición internacional, pero sí hoy ante la situación creada desde aquel momento, aun cuando se modere el lenguaje empleado evitando hablar de nueva guerra de cruzadas, entre otras razones por evitar que se convierta en guerra civil en muchos países occidentales, en los cuales la población islámica inmigrante es muy numerosa.

Celebrada hace ya algún tiempo en Valencia la V Conferencia euromediterránea de ministros de asuntos exteriores, releía a Tahar Ben Jelloun, poeta, novelista y periodista, nacido en Fez (Marruecos), al cual Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, entregó en 1998 el Global Tolerance Award por un libro sobre el racismo. Recientemente acaba de publicar en España, después de los atentados, El Islam explicado a nuestros hijos, cuya lectura, sencilla, es aconsejable también para adultos y cristianos. En definitiva, la situación hoy en Palestina no es sino un dramático reflejo, de la gravedad de este profundo problema de confrontación social.

Los árabes a partir del siglo IX, en su edad de oro, tan distinta de la actual, introdujeron tanto a los grandes filósofos griegos como el saber científico que llegaba de China. En todos los países conquistados edificaban universidades y bibliotecas que denominaban casas de la sabiduría. Centros donde se reunía gente que quería profundizar en el estudio, y dialogar con personas más instruidas, para facilitar la adquisición de los conocimientos. En su plenitud, en la época de Harún Al Rachid, califa del que se habla en los cuentos de Las mil y una noches, la ciudad de Bagdad contaba con más de un millón de habitantes, de religiones y orígenes diversos, mientras que Roma, la ciudad más poblada de Europa, apenas reunía a treinta mil vecinos.

En particular uno de los capítulos del libro recién publicado se extiende sobre la presencia árabe en Al-Andalus, e indica que, según los historiadores, les sorprendió la pobreza cultural del país ibérico, a pesar del rico patrimonio del imperio romano. Tras Bagdad, Córdoba, con Abderrahmán III, se convirtió en el centro cultural más importante del mundo musulmán, con personalidades relevantes como Averroes, que, nacido en esta ciudad en 1126, tuvo que exiliarse y morir en Marruecos, cuando el Islam dejó de comportarse como casa de la sabiduría, y se sumió en la intolerancia, a lo que también contribuyeron las cruzadas.

Amin Maalouf, en el libro Las cruzadas vistas por los árabes, relata las cruzadas tal y como las vieron y vivieron desde el otro campo, es decir del lado musulmán. Dos agitados siglos de invasiones francas en oriente, desde la llegada de los primeros cruzados a Tierra Santa en 1096 hasta la recuperación de Acre por el sultán Jalil en 1291, que todavía hoy continúan condicionando las relaciones entre las dos culturas.

En Valencia, Ibn al Abbar, historiador y poeta árabe-valenciano, tuvo que exiliarse a Túnez, donde murió, tras firmar las capitulaciones en 1238 ante Jaume I, como recordaba Jesús Huguet en el Centro de cultura islámica de Valencia. En España, en 1492, uno de los que tuvieron que huir de Granada fue un sabio, un geógrafo, Hasan el Wazzam, el pensador, conocido también como León el Africano, que más tarde pasó varios años en Roma, con León X, enseñando árabe, e introduciendo en la corte del Papa textos griegos traducidos del árabe, que a su vez traducía al latín, simbolizando durante ese tiempo el buen entendimiento entre oriente y occidente. Los árabes, aún hoy en día, continúan traduciendo los libros de los escritores de Europa y América, mientras que es reducido en occidente el número de originales árabes traducidos. Entre otros datos, un estudio actual indica que de cada cien libros publicados por editores de Estados Unidos, sólo tres son traducciones, lo que revela un escaso interés por conocer lo que se piensa o escribe en otros países.

En el País Valenciano los moriscos continuaron hasta 1609, cuando se produjo su dramática expulsión, con devastadores efectos sobre nuestra economía, como detenidamente estudió el profesor Joan Reglà. Su legado quedó asimismo presente en diferentes aspectos, también en el ámbito cultural, como por ejemplo a través de numerosos conceptos que dan fe del origen árabe de muchas de nuestras palabras, cuya etimología han estudiado pacientemente Dolors Bramon y Rosa Lluch, y que el libro de Ben Jelloun recoge en una lista en sus últimas páginas que incluye, por orden alfabético, la mayor parte de nombres de municipios de nuestra geografía, pasando por múltiples vocablos como el de 'álgebra', método de conocimiento introducido por los árabes en Europa, hasta los de 'zafio' o 'zoquete', que confiemos no nos sean aplicables ante nuestra falta de sensibilidad, más lamentable sin duda en el caso valenciano, para la comprensión de un grave conflicto secular, basado en el desconocimiento mutuo, que supera con creces los dramáticos sucesos acontecidos y los escasos logros obtenidos en una Conferencia más.

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