Cortesanos por Bagdad
Corteconcepción, un pequeño pueblo de Huelva, es el primero en dar el 0,05% de su presupuesto a la FAMP para Irak
La diligencia no está reñida con el tamaño. La primera localidad que atendió sin miramientos la petición de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) de destinar el 0,05% del presupuesto a ayudar a paliar la catástrofe humanitaria de los iraquíes tiene 686 habitantes empadronados y más muertes que nacimientos. Una de las pocas veces que salió en televisión fue en el concurso El tiempo es oro, que presentaba Constantino Romero y que dejó fuera de juego a un participante con la siguiente cuestión:
-¿De qué población es gentilicio cortesano?
Respuesta: Corteconcepción. El mismo pueblo de la comarca de Aracena (Huelva) que ingresó el pasado martes 8 de abril en la cuenta de la FAMP 110 euros, el 0,05% de su escuálido prespuesto municipal. "A pesar de que somos un pueblo muy pequeño, intentamos ser solidarios con todo el mundo", expone el alcalde, Luis Navarro Moya (PSOE), que consultó con su también escuálida oposición (un edil de IU y otro del PP) la cesión de los fondos. "Todos estaban de acuerdo y entendimos que había que colaborar con el pueblo de Irak", añade el alcalde, que este año dispone de un presupuesto de 220.000 euros. La partida estrella, que representa alrededor del 15% del de este ejercicio, se destinará a culminar las obras del edificio que albergará el nuevo ayuntamiento.
Ante la sede actual no ha habido concentraciones pacifistas contra la invasión de Irak, pero el sentir generalizado entre la población parece tan condenatorio como el de cualquier gran urbe. "La guerra no debiera de existir, matan criaturitas", reflexiona Antonio Vázquez mientras interrumpe la elaboración de una silla de enea. "La guerra es mala en sí, pero la posguerra tiene tela", prosigue. Vázquez, un artesano que igual trenza pulseras de cuero que talla bastones de madera, recuerda la española: "Aquí murieron viejecitos, comían bellotas e hierbas".
Las cicatrices propias siguen adheridas a algunas memorias. Manuel Martín Santos, un salmantino que vivió 30 años en Alemania y se ha instalado con su esposa en Corteconcepción tras la jubilación, cree que "muchas heridas pendientes" dificultan ciertas conversaciones: "La cuestión es no hablar de cosas que dañen". Por eso apenas ha hablado de esta guerra, que califica de "barrabasada", fuera del ámbito familiar.
En uno de los bares del pueblo, ayer, un día después de la caída del régimen de Bagdad, daba la impresión de que los parroquianos hablaban de lo de siempre mientras comían tocino y bebían vino.
-Ya te irán grandes las lechugas.
"Se ha hablado de la guerra pero quizás menos que del partido del Real Madrid", ironiza Julián Campos, que ejerce de secretario-interventor municipal desde hace más de 30 años y que recordó ayer el instante de gloria de La Corte, como se denomina entre la población, en el programa de Constantino Romero.
En el inventario que hace Campos de su localidad incluye la falta de servicios como lo negativo y la familiaridad como lo bueno. "La ventaja más grande es la de ver caras conocidas cuando te levantas cada mañana, pero ahora se va perdiendo por el turismo", lamenta. No le gusta el ruido del tráfico ni la abundancia de extraños. Ambos fenómenos van en aumento en la localidad, que alcanzó su hito demográfico en 1928 con 1.580 habitantes, pero que ahora depende de otros pueblos vecinos para una urgencia sanitaria, el bachillerato y el ocio de sus adolescentes o la compra de cualquier electrodoméstico.
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