"El odio siguió a Hitler hasta sus últimos días"
Pregunta. Su libro ha sido un éxito en Alemania, así como otras obras sobre la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué cree que ese periodo despierta tanto interés?
P. ¿Cuál es su opinión sobre esos libros que sitúan a los alemanes también como víctimas de la guerra, como el de Friedrich?
R. Los historiadores alemanes se han abstenido durante años de romper el tabú que consiste en decir que los alemanes también fueron víctimas y que Hitler, después de exterminar a los judíos, se dirigió contra su propio pueblo y siguió aniquilando a los alemanes, a los que arrastró consigo a la catástrofe. Creo que la atención que han despertado el libro de Grass, el de Friedrich o el mío, se debe a que analizan esa novedad.
P. Usted empieza su libro diciendo que el cataclismo que representó la Segunda Guerra Mundial sólo es comparable al hundimiento de Cartago. ¿Cree usted que Europa podrá volver a vivir algún día un desastre similar?
R. No creo que vuelva a producirse un cataclismo así. Alemania ya no tiene un papel relevante en el mundo. Ha pasado la época de poder de los países europeos. El peso del mundo se ha trasladado a otros lugares y las potencias son otras. No creo que Europa vuelva a tener un nuevo ascenso y por tanto tampoco una nueva caída. Europa se ha convertido en un especie de Disneylandia para el resto del mundo.
P. Una de las teorías que expone en su libro es que Hitler, por su propia personalidad, estaba abocado al desastre, que en cierta medida lo deseaba. ¿Podría explicarlo?
R. Tal vez esta teoría no refleje toda la verdad sobre Hitler, pero sí una parte esencial. Hay dos rasgos característicos de su personalidad: uno es el odio al mundo, que ya lo persigue desde Viena y que le sigue hasta su final en el búnker. Él fue un fracasado: por dos veces no fue admitido en la Academia de Arte de Viena y lleva consigo un rasgo propio de odio al mundo y especialmente a la sociedad burguesa. El segundo rasgo es ese deseo de destrucción, tiene una energía destructiva propia que sale a la luz en muchos momentos. Hitler era un autodidacta y un autodidacta es capaz de organizar un terremoto en una biblioteca. Y es conocido que Hitler tenía dos objetivos: o convertir a Alemania en el poder mundial o el hundimiento. Para él no había nada intermedio.
Babelia
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