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Reportaje:ELECCIONES GALLEGAS | Galicia de esquina a esquina

Se buscan jóvenes

La población gallega sufre un acusado envejecimiento como consecuencia de la emigración pasada

Naiara Galarraga Gortázar

Ana tiene siete años y dos mascotas, un gato que se llama Shin Chan, por un personaje de dibujos animados, y un tamagochi, un aparatito que simula un bebé al que da de comer y acuesta. Con el uno y lo otro suple a los hermanos que no tiene. Es la única niña en una aldea formada por un puñado de casas. Vive en una de ellas con sus padres y abuelos.

Las gallegas son, con una media de 0,9 hijos -en 1975 tenían 2,4-, las españolas que menos hijos tienen tras las asturianas. Galicia envejece rápido, cada vez hay menos niños. Si tuviera cien habitantes, 11 tendrían menos de 15 años, y 21 superarían los 65. El fenómeno es más acusado en Ourense y Lugo, pero se nota también en Soandres, la parroquia donde vive Ana, en el municipio de Laracha, a 30 kilómetros de A Coruña. Un lugar donde el panadero, el pescadero y el supermercado son sendas furgonetas que pasan una vez al día.

La solución más eficaz sería atraer inmigrantes, según un catedrático de Geografía Humana

Pepa es una de las más ancianas entre los 952 vecinos de la parroquia. A su casa se llega preguntando en cada cruce de caminos. Cumplirá 95 años en julio. Nació y vive en Soandres. Ciega de un ojo, sorda de un oído, dedica buena parte del día a leer periódicos. Sabe leer aunque no escribir, comenta a la puerta de su casa junto a su hija Rosario. Sus cinco hijos le han dado 17 nietos y 10 biznietos.

La suya es una familia mucho más amplia que la de Celso, de 62, con sólo una hija y una nieta, que viven en Barcelona. Como ellas, muchos de los vecinos de Soandres se han ido. "La de Domingo, 17; la de Souto, 18;... y ya está". Celso enumera la veintena de familias vecinas mientras señala las casas, pero sólo las habitadas, que son las menos. "A partir del 50 empezó a desaparecer gente", apunta su primo, Hipólito. "La tierra ha perdido valor porque nadie la trabaja", se lamenta Celso: "Antes todas las fincas que se ven estaban trabajadas".

En Galicia existen 261 aldeas abandonadas y 8.194 núcleos de población a punto de desaparecer, según las cuentas de la Xunta. Otro Celso relata que la aldea donde nació hace 65 años será pasto de las llamas dentro de una década, porque se quedará desierta y llena de maleza. Celso se fue de Fondones, en el municipio orensano de Quintela de Leirado, a los 14 años; ahora vive en A Coruña. "Mis padres, que en paz descansen, murieron. Ahora quedan en Fondones mis tíos, que rondan los 85, la pareja más joven tiene unos 50,... en total son 14 o 15 personas, ni un solo niño".

Galicia se resiente por la emigración pasada. Ése es el factor que explica que el envejecimiento sea más acusado en esta comunidad que en el resto de España, según el catedrático en Geografía Humana de la Universidad de Santiago Andrés Precedo. Los que se marcharon estaban en edad de procrear y en los 80 algunos empezaron a regresar, ya mayores, por las crisis industriales en sus lugares de acogida o al jubilarse. De los siete hermanos de Celso, seis además de él emigraron hace décadas de Soandres a otros países de Europa o a América. Todos salvo uno regresaron.

El geógrafo describe la Galicia actual: "El interior se despuebla, existe un desequilibrio entre la población activa y la dependiente, sobre todo en Lugo y Ourense, donde más gente vive de subsidios" -por cada pensionista español hay 1,9 asalariados, y por cada gallego, 1,3, según datos de 2002 del INE-, y hay menos nacimientos que muertes, por lo que una generación no reemplaza a la anterior. De 1975 a 1986 hubo una fase de estancamiento de la población, que retrocede hasta 2001 y después un repunte coyuntural.

Además, detalla Precedo, al haber menos consumidores, la economía regional se resiente; sin embargo, aunque se supone que al haber menos demanda de empleo habría trabajo para todos no es así porque las políticas de empleo y de desarrollo no han funcionado, incluso los jóvenes menos cualificados vuelven a emigrar a otros puntos de España ante la falta de oportunidades, asegura el catedrático. Y por si fuera poco, "Galicia, que ha recibido mucho dinero de la Unión Europea, sale del pelotón de los pobres porque su renta per cápita aumenta, pero lo hace por un problema demográfico, no por un desarrollo real", subraya.

Un mero aumento de natalidad no sería suficiente para resolver "esta situación, vieja y conocida", porque los jóvenes en edad de procrear son pocos. Según Precedo, el Gobierno de Manuel Fraga ha mostrado una "preocupación manifiesta" por el asunto, pero las medidas no dan el fruto deseado.

Considera que las políticas de fomento de la natalidad, basadas en subvenciones y beneficios fiscales, no han funcionado. Casi 30.000 familias de rentas bajas recibieron en 2004 una ayuda de la Xunta de 360 euros por hijo. Pero "nadie decide tener un hijo por mucha subvención que le den", sostiene Precedo, que cree que sería más eficaz generalizar las guarderías gratuitas (hay 14.000 plazas, según la Xunta) y que las empresas den facilidades a sus empleadas.

En Soandres nacen pocos niños (hay 37 menores de cuatro años). Entre los 13 compañeros de Ana, la niña del tamagochi, en la escuela de la parroquia varios son también hijos únicos. El que más tiene un hermano, comenta la maestra, Loli Camtobre. Ella recuerda que cuando llegó, hace 22 años, había muchos más niños y nueve escuelas como la suya en la zona; ahora es la única. Los 14 críos (de tres a siete años) estudian en una solo aula y comparten un ordenador que les pusieron este curso. Los profesores de inglés y de religión son itinerantes, se reparten entre varios centros. A partir de los siete años deben ir al colegio de la cabecera del municipio. A Ana le toca el curso próximo y para descanso de su madre, Mercedes, el autobús escolar la irá a buscar a casa. Ahora la tiene que llevar y traer en coche.

Mercedes compagina esos viajes con su trabajo. Ella y su marido tienen 38 vacas y trabajan la tierra. Como la suya, la mayoría de las explotaciones agrarias gallegas son familiares. El que la industria se abastezca de mano de obra local e incluso "hasta el factor climático" explican, a juicio de Precedo, la escasa presencia de inmigrantes. Representan sólo el 1,5%. Una solución a corto plazo sería, en su criterio, atraer trabajadores extranjeros con oportunidades, pero sin mermar las de los locales.

Ana quiere ser peluquera. Ahora se entretiene observando a sus padres cómo trabajan en el campo. Le gusta más que jugar. Pero de mayor preferiría vivir en Arteixo, la ciudad de Zara.

Alumnos de la escuela de Soandres.
Alumnos de la escuela de Soandres.ÓSCAR PARIS
Pepa, de 94 años, vecina de esta localidad, junto a su hija Rosario.
Pepa, de 94 años, vecina de esta localidad, junto a su hija Rosario.ÓSCAR PARIS

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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