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GORAN NIKOLIC | Violinista

"El espectador tiene que convertirse en lector del concierto"

Jesús Ruiz Mantilla

En su constante movimiento nómada, imbuido en su concepción vital de los tantos por ciento, Goran Nikolic (Brus, Serbia, 1968) ha recalado de nuevo en España por una buena causa. El violinista, solista y concertino de la London Symphony Orchestra -"sólo en un 30%", dice-, ha llegado a Madrid para debutar con su grupo Bandart, "en esto al 100%", aclara, que es la principal bandera de la fundación Saludarte -que dirige el músico español Pablo Mielgo- y que actúa sólo por causas sociales y educativas.

Se presentan hoy en el Auditorio Nacional y harán un concierto en el que el actor Carlos Hipólito leerá la Historia de un soldado, de Stravinski, y en el que también participará la violinista Carla Marrero, de 12 años, a beneficio de Gloria Álvarez, una niña venezolana de año y medio con leucemia a cuyo tratamiento médico irá a parar la recaudación.

Nikolic llega con Mielgo, que le presenta como el capitán de Bandart. "Se escribe así, todo junto", advierte Nikolic, atento a todos los detalles de diseño gráfico. "Para nosotros es importante unir los dos conceptos". Discutieron mucho el nombre, por lo que se ve, de esta formación en la que participan 42 músicos españoles y europeos procedentes de grandes orquestas. "Buscábamos algo que definiera un sentimiento común", asegura Nikolic. "Los que formamos Bandart pensamos que la energía de la música clásica ha decaído porque se olvida de donde proviene", dice el violinista.

Nikolic propone, principalmente, una vuelta a las esencias para entender dónde estamos hoy. "A través de la música clásica debemos meditar sobre sus raíces, sobre el folclor que se esconde detrás. ¿Nunca se ha preguntado por qué, entre los hombres primitivos, unos salían a cazar mamuts y otros se quedaban a pintar las paredes de la cueva?", pregunta.

El problema para Nikolic es la idealización de algo tan emocional y a veces básico como la música. "Eso lo convierte en algo abstracto", asegura, "y aparta al público porque la música, ante todo es comunicación y es tan grande como la vida, lo cubre todo, desde el misticismo a la política, desde lo íntimo a lo social. Yo, a través del arte es como entiendo la política y no al revés".

Posee y ejerce un discurso potente. Es provocador. Busca la completa participación del público al que se dirige. "No deben ir a un concierto como a escuchar un disco, sino a compartir una experiencia común. Deben entrar y participar en los conciertos como cuando leen un libro. El espectador deber transformarse en lector. Yo adoro el compromiso que hay entre un escritor y un lector, ese cambio del sentido de la propiedad. Cuando alguien lee un libro lo siente como suyo y el escritor eso lo comparte", afirma Nikolic. "Con la música debe ocurrir lo mismo".

Bandart y la London Symphony no son sus únicas estaciones de paso en la vida. También es director artístico de la Netherlands Chamber Orchestra y forma parte de la Manchester Camerata. No está en absoluto tentado por la gloria de las batutas, prefiere liderar sus grupos sin palos en la mano. Aunque profesa admiración por algunos de los que le han dirigido: "Por sir Colin Davis o por Bernard Haitink. Son grandes porque te dejan y te obligan a ejercer tu libertad", afirma. Pero lo que más le apasiona es la educación. "Siempre que seas muy responsable con quienes te escuchan. También puede causarles mucho daño"."En Bandart pensamos que la energía de la música clásica ha decaído mucho"

Goran Nikolic, en Madrid.
Goran Nikolic, en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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