El hombre que desafía a Lula
Geraldo Alckmin, aspirante del centro-derecha a la presidencia, promete crecer a ritmo chino
Geraldo Alckmin, candidato a las presidenciales de octubre próximo por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en alianza con el conservador Partido del Frente Liberal (PFL), ha dado el pistoletazo de salida para la carrera electoral. Durante el fin de semana, en Belo Horizonte, ante unos 10.000 militantes, Alckmin anunció sus propuestas para hacer frente a su rival, el actual presidente Lula, que muy probablemente acabe por oficializar su candidatura para un segundo mandato en los próximos días, aupado por las encuestas, que de momento le otorgan una amplia ventaja sobre Alckmin.
El aspirante del PSDBprometió que, en caso de ser elegido, mantendrá las actuales "políticas sociales" de Lula, pero eliminará los 12 ministerios nuevos creados por él. Aseguró Alckmin que hará crecer al país "al ritmo de China" dando vuelos a la iniciativa privada, que reducirá en buena parte el gasto público, y que rebajará los impuestos.
Otro de los pilares del programa del rival de Lula es la educación. Las políticas educativas se centrarán en la calidad de la enseñanza y en la preparación de profesores. También piensa crear un ministerio para la seguridad ciudadana, el tema que preocupa al 70% de los brasileños, según los sondeos.
Aunque el programa electoral deberá ahora ser perfeccionado por los líderes de los partidos que apoyan a Alckmin, ya el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, ha hecho grandes elogios del plan de gobierno, al reconocer que Alckmin tiene las idas claras y que sus propuestas son creíbles y sólidas.El candidato también propone una reforma de los sistemas político y judicial a fondo. Ha prometido la tan esperada y siempre anunciada reforma agraria, pero ha advertido que no va a ceder a las presiones y a la violencia de los movimientos sociales, refiriéndose al Movimiento de los Sin Tierra (MST).
Alckmin, sin carisma pero que dejó el gobierno del Estado de São Paulo con una aprobación popular del 70%, quiere aparecer, en oposición a Lula, como un "buen gestor". Se presenta como cuidadoso con el gasto público y con la obsesión de colocar la tasa de crecimiento del país -que fue del 2,5% el año pasado, uno de los más bajos de América Latina- a niveles de los países emergentes, es decir, en torno al 5%. Por último, Alckmin promete una lucha implacable contra la corrupción, comenzando, dijo, "por la de los políticos".
Consciente de que lo que más preocupa a la mayoría de los ciudadanos, junto con el problema de la seguridad, es la corrupción generalizada en todas las instituciones del Estado, aprovechó para lanzar ataques durísimos contra Lula por el escándalo de corrupción que agitó su Gobierno y su Partido de los Trabajadores (PT), y que no parece que haya afectado a su gran popularidad. Alckmin llegó a calificar a Lula de "jefe de la cuadrilla de los 40 ladrones", en referencia a las 40 personas del entorno del presidente para las que la Fiscalía ha solicitado un proceso,
El ex presidente Cardoso, que respaldó a Alckmin en Belo Horizonte, afirmó que una de las mayores emociones de su vida había sido "el haber podido pasar el fajín presidencial al sindicalista Lula", pero que hoy se siente desilusionado, porque acabó "con las manos sucias".
A pesar de haber presentado Alckmin un buen programa de gobierno alternativo al de Lula, su candidatura no acaba de arrancar en los sondeos. Según él, que ha ganado las ocho elecciones que ha disputado, hay que esperar a que comience en agosto la verdadera campaña electoral para que su imagen y sus propuestas sean conocidas fuera del Estado de São Paulo. Los problemas le vienen también de la poca esperanza que en él están poniendo muchos jefes del PSDB y del Frente Liberal, que miran ya a 2010 ante la dificultad de derrotar a Lula en octubre.
Para enfrentar a Lula, el PSDB contaba con dos candidatos con mayor carisma que Alckmin: el alcalde de São Paulo, José Serra, que había disputado las presidenciales en 2002 y que aparecía en los sondeos por encima de Lula, y el joven gobernador de Minas Gerais, Aecio Neves, que tiene un apoyo en su Estado de más del 70% y un perfil más carismático. Aún se desconocen las razones por las cuales el PSDB de Cardoso escogió a Alckmin como candidato, a pesar de que sus socios del PFL preferían a Serra.
El último sondeo nacional publicado ayer indica que la popularidad del presidente Lula sigue aumentando. De celebrarse esta semana los comicios, Lula ganaría con un gran margen sobre todos sus rivales. Tiene un 48% de intención de voto frente al 19% de Alckmin y el 6% de Heloisa Helena, la presidenta del nuevo partido P-SOL (Partido Socialista de la Libertad), formado por los expulsados del PT tras la crisis por la financiación ilegal del año pasado. Lula vuelve a tener el mismo índice de aprobación personal de antes de la crisis y la gestión de su Administración ha subido hasta un 44%.
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