Calella derriba el séptimo hotel en cuatro años para construir viviendas
Calella de la Costa (Maresme) está derribando un nuevo hotel, el séptimo desde el año 2002, con el objeto de edificar viviendas. El municipio pierde de este modo 800 plazas hoteleras. Así lo indican los datos facilitados por el Instituto Catalán de Estadística (Idescat), según los cuales la población ha pasado de 14.910 plazas y 86 hoteles en 1996 a 13.064 plazas y 62 hoteles en el último recuento efectuado en 2005. Esto no debiera sorprender en una localidad con una infraestructura hotelera envejecida, una creciente demanda inmobiliaria y una superficie de tan sólo ocho kilómetros cuadrados.
Si bien el principal objetivo de la reforma urbanística no es acabar con el llamado turismo de borrachera, el alcalde y concejal de Turismo, Josep Basart (ERC), admite que ve con buenos ojos esta consecuencia, puesto que los establecimientos "ya desaparecidos eran de una y dos estrellas y, por tanto, ofrecían precios bajos y no exigían demasiadas condiciones, lo que era un reclamo para grupos que únicamente venían en busca de alcohol y fiesta". Además, sostiene, "los alojamientos de una y dos estrellas ya no tienen salida en el mercado".
El objetivo a partir de ahora, señala, es "atraer a un público familiar". "Por otra parte", añade, "los derribos responden a un plan de ordenación del núcleo antiguo aprobado en 1998", gracias al cual se permite "derruir los hoteles más obsoletos del casco viejo". En el resto del municipio, sin embargo, "si se derriba un hotel no es posible levantar viviendas, sino otro hotel".
Polémica y paquetes bomba
El establecimiento que se está derribando actualmente, el Santa Fe -antes se derruyeron históricos como el Playa Sol y el Catalunya, además de céntricas pensiones como Hostal Rosita y Altamar-, fue noticia el pasado año por motivos ajenos al turismo.
Los propietarios, después del verano, resolvieron cerrar las puertas aduciendo falta de clientela. Los trabajadores, sin embargo, negaron esta versión y afirmaron que tras el cierre había intereses inmobiliarios. Poco después el hotel -de tres estrellas y de más de 200 habitaciones- se clausuró definitivamente y un empleado fue detenido por los Mossos d'Esquadra como presunto autor del envío de tres paquetes bomba como venganza por haber perdido el trabajo. El alcalde recuerda que uno de los artefactos explosivos "fue enviado a un hotel y los otros dos fueron interceptados, uno en Correos y otro antes de llegar al comercio al que iba dirigido". Cuando el hotel quede reducido a escombros, se construirán en el solar 66 viviendas, un local y 168 plazas de aparcamiento.
Calella es, desde los años cincuenta del siglo XX, uno de los principales destinos del turismo de masas y uno de los preferidos de ingleses, franceses y alemanes. Con una población de 16.927 habitantes -una cifra ligeramente superior a la oferta de plazas hoteleras-, el municipio se dedica casi en exclusiva al turismo.
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