El espectáculo total

"La belleza es horrible y el horror es hermoso". Con una declaración de principios tan escalofriante pronunciada por una voz en off comienza el montaje de MacBeth, lady MacBeth, una de las obras más importantes de William Shakespeare, un texto universal donde los haya que nos habla del honor y de la mentira, de las lealtades y las traiciones, de la conciencia, de los sueños que nos perturban y la realidad que nos envuelve, del sentido de la vida en su constante caminar hacia la muerte. Cuatro siglos después, la historia del noble escocés medieval que, alentado por su mujer, fue capaz de cometer crímenes repugnantes con tal de alcanzar y mantener su poder, sigue conmoviendo a los espectadores.

Alfaro ha logrado una brillante puesta en escena en el Matadero Madrid

Ahora bien, hace falta mucha imaginación, profesionalidad y talento para crear, de nuevo, un espectáculo sobre una obra escrita en 1606 y que ha sido representada en infinidad de teatros, llevada a la pantalla en muchas ocasiones y escenificada en ópera con frecuencia. El valenciano Carles Alfaro, un director que ha cimentado su formación en la escenografía y la iluminación desde Moma Teatre, se ha atrevido con el reto y ha logrado una brillante puesta en escena que aprovecha con maestría el espacio de las naves del antiguo matadero del barrio madrileño de Legazpi. De este modo, un espacio escénico con varios niveles, que crea un sofocante ambiente de sótanos de fortaleza medieval y juega con las luces para resaltar situaciones o personajes o para pasar del intimismo a la tragedia, se convierte en protagonista de este montaje. Agua y vegetación forman parte también de una escenografía sencilla y, a la vez, increíblemente eficaz. En cualquier caso, sólo cabría reprocharle a este planteamiento de Alfaro, en colaboración con Esteve Miralles, algunos coloquialismos en la traducción y elementos que suenan a postizos como las pistolas.

Un drama universal y una escenografía sobresaliente exigían unos actores a la altura de las circunstancias para que este MacBeth, lady MacBeth completara el espectáculo total del buen teatro. Un inmenso Francesc Orella, que ha encarnado en poco tiempo personajes clave de Ibsen, Chéjov y ahora Shakespeare, compone un rey escocés lleno de matices y claroscuros que muestra toda la complejidad del espíritu humano. El otro papel estelar lo interpreta una Adriana Ozores que, tras 10 años de trabajo en cine y televisión, vuelve a unas tablas que la situaron como una de las actrices más solventes del teatro español. Su regreso a los escenarios será siempre una buena noticia. No desmerece en absoluto el resto del elenco, con Víctor Valverde a la cabeza, en un montaje que consigue fascinar, conmover y hacer pensar. Pocas manifestaciones superan al teatro cuando suma la fuerza de un texto genial, un escenario adecuado y unos magníficos actores. Este MacBeth, lady MacBeth lo demuestra una vez más.