Las subastas judiciales de pisos y solares se disparan por los impagos
La crisis triplicó el año pasado los procesos, que siguen subiendo cada mes
A los juzgados de Primera Instancia e Instrucción del País Vasco se les acumulan las tareas. Por si no se encontraban ya un tanto agobiados por el incremento de casos junto a los pendientes de sentenciar, ahora tienen que hacer frente a las subastas de viviendas y solares. En los últimos meses los casos de impago de créditos hipotecarios motivados por el avance de la crisis económica y su correlato de morosidad han irrumpido en los despachos de los secretarios judiciales con fuerza, y eso que las ejecuciones bancarias de las garantías hipotecarias se utilizan sólo como el último recurso al que echan mano bancos y cajas. En esta coyuntura en la que las propiedades se deprecian, comprar los pisos de créditos morosos supone un mal negocio incluso para las instituciones financieras.
No hay subasteros. La mayoría se resuelven sin pujas y en un minuto
Si hace cinco años las subastas de bienes inmuebles resultaban algo casi exótico en los juzgados -en el último trimestre de 2004 se celebraron en todo el País Vasco apenas diez-, sólo durante el pasado marzo los juzgados atendieron 31 casos.
El tirón ha sido cuestión de 15 meses. En el primer semestre de 2006 las subastas seguían en un nivel bajo, con 31 casos en toda Euskadi. En 2007 se registraron 49 procesos, algo normal, según fuentes judiciales. Sin embargo, en 2008 se triplicaron hasta llegar a 150. Y siguen subiendo. Sólo en el primer trimestre de este año ya se han registrado 60 procesos.
"Se ha notado un incremento importante de subastas", asegura la secretaria del Juzgado de Instrucción número 3 de Bergara, María Jesús Egido. El pasado miércoles, subastó un piso de Mondragón por apenas un tercio del importe de la hipoteca. Se lo adjudicó el banco que había concedido el crédito. "En estos tiempos ya no vienen los subasteros", aseguran fuentes de todos los juzgados consultados. Ya no hay pujas y la mayoría de casos se resuelven en aopenas un minuto.
Los subasteros celebraban antes lo que en el argot se denominaba subastilla. Se reunían en algún bar cercano al juzgado y se repartían los lotes o los pisos, que luego revendían a mejor precio. Además de los cambios legales que limitaron su actividad, ahora no hay mercado, y nadie se arriesga a nuevas depreciaciones del mercado inmobiliario. Quienes empiezan a cargarse con un parque de pisos y solares indeseado son los bancos y cajas, pese a saber que les resulta muy mal negocio.
Las entidades de crédito, una vez que se adjudican el piso en el juzgado, anotan como valor neto la diferencia entre la parte del crédito no pagada y la provisión de fondos que han hecho por concederlo. En la actual crisis se están registrando cada vez más casos en que el valor del inmueble o el solar en el mercado es menor que el valor neto anotado por el banco o caja que concedió la hipoteca. Incluso en ese caso reducen la morosidad, pero esa depreciación les obliga a provisionar de nuevo.
Fuentes financieras reconocen que el tipo de hipotecas concedidas a partir de 2004, con cadencias de pago de hasta un año e importes prestados superiores al 100% del valor tasado de la compra, pueden dar más de un disgusto a las entidades de crédito.
Los juzgados no son los únicos que subastan bienes. Cuando una empresa va mal, una de las primeras cosas que deja de pagar son las cotizaciones a la Seguridad Social.
El mayor número de bienes subastados coinciden con el mapa de la explosión del ladrillo en España: Murcia, Valencia, Andalucía y Cataluña. Sólo en abril la Seguridad Social va a sacar a puja en Euskadi otros 19 inmuebles.
Un Porsche de saldo
- Coches. Las subastas de bienes muebles también se han disparado por la crisis. El 25 de mayo salen a puja en un juzgado bilbaíno un Porsche por 3.730 euros; dos Rolls Royce, uno por 27.500 y otro por 13.200 euros, un Maserati por 17.600 o un Ferrari por 29.000 euros.
- Motos. El 30 de abril se subastan dos Derbi por 1.700 y 665 euros en Bilbao, en la Sección Primera de la Audiencia. También una BMW por 8.000 euros
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