El 'bribón' recoge velas
El barco del rey abandona la competición sin su patrón
El Bribón ha emprendido su última travesía. El barco que el Rey tripuló durante 38 años recoge sus velas. Su despedida será mañana en la última regata del Circuito Audi MedCup 2011, en Barcelona. Y con él dicen adiós a la competición el Rey y el armador Josep Cusí, propietario del actual Bribón y de todos los que le precedieron, y una de las pocas personas que puede presumir de ser amigo de don Juan Carlos, con el que ha compartido muchas horas de travesía.
"No me da nostalgia retirarme", explica Cusí a EL PAÍS, "sobre todo con el éxito que hemos tenido durante todos estos años". "Me duele más no tener al Rey en la popa en estos días", añade. Cusí lleva el rostro cubierto de crema solar y se muestra cansado tras la larga jornada en el mar. Seguramente recibirá una llamada de don Juan Carlos para interesarse por cómo han ido las cosas. El Rey está convaleciente en La Zarzuela pero al tanto de todo lo que sucede en la prueba. "Sé que sigue las regatas en tiempo real. No se las pierde. Y siempre es el primero en llamar para felicitarnos", explica el armador.
El barco, construido en 2009, es un Transpac 52 y tiene 15,85 metros de eslora. Se trata en realidad de la embarcación 15ª de la saga de los Bribón. La primera se echó al mar en 1972. Con excepción de ese primer barco, don Juan Carlos siempre ha sido el patrón.
Para Cusí es el momento de los recuerdos y de las anécdotas, muchas de ellas relacionadas con don Juan Carlos: "El Rey no sale a participar, sale a ganar. Es un competidor nato y la sangre olímpica corre por sus venas, bien sea para el tiro o para navegar. Cuando perdíamos se partía la cabeza buscando en qué habíamos fallado". A pesar de la relación que les une, el armador aclara que no es amigo del Rey: "Soy su servidor. Él no debe de tener amigos, ni rodearse de gente que le haga la pelota. Las cualidades de la tripulación del Bribón son claras: máxima lealtad, discreción y una técnica impecable. Don Juan Carlos las cumple en el mar y en tierra".
El futuro del barco aún no está claro. Se ha vendido pero no se ha revelado el nombre del comprador. "No hay añoranzas cuando cambias un barco de competición: siempre es para tener uno mejor", afirma el armador.
Lo que sí está claro es el futuro del Rey y Cusí con respecto al mundo de la vela. "Ha llegado el momento de decir adiós a la competición, pero nos gusta el mar y seguiremos en él, solo que a bordo de barcos más tranquilos".
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