Escalera hacia el infierno
Los compradores de acciones de Fender llorarán ‘suavemente’
Los documentos de la oferta pública de acciones (OPA) de Fender son como el blues de 12 compases. El icónico fabricante de guitarras preferido por gente como Eric Clapton y Jimi Hendrix pretende conseguir una valoración elevada. Pero la empresa tiene unos planes de expansión cuestionables, está cargada de deudas, depende de un cliente importante inestable y solo genera márgenes escasos. Sencillamente, existen demasiados motivos de preocupación para los inversores.
Lo mejor que tiene Fender a su favor es una asociación con los derechos de autor por el rock. También es un activo que la empresa no ha explotado totalmente. Menos del 1% de sus ingresos proviene de los derechos de licencias y de los derechos de autor, lo que deja margen para que este ámbito se expanda. La OPA también impulsará la marca. Lo más cerca que muchos gestores de cartera y compradores de acciones individuales de mediana edad estarán nunca de Eddie van Halen o Joe Walsh será a través de la compra de acciones del creador de la Stratocaster.
Pero las cifras son cualquier cosa menos buenas. Mientras los ingresos de Fender aumentaron un 53%, hasta los 700 millones de dólares, entre 2007 y 2011, el coste de los bienes vendidos y los gastos operativos se incrementaron a un ritmo todavía más rápido. Los márgenes de beneficio neto fueron inferiores al 3% el año pasado. Y aunque el nuevo capital recaudado está destinado a pagar una parte de su deuda de 260 millones, Fender tiene una deuda elevada de cerca de cinco veces el Ebitda de 2011.
Con los precios más elevados de la horquilla de Fender, de entre 13 y 15 dólares por acción, sería valorada en aproximadamente 395 millones. Eso es más de 20 veces las ganancias netas del pasado año, y también supone valorar toda la empresa en un múltiplo de unas 13 veces el Ebitda del año pasado. Unas cifras así implican mucho crecimiento en el futuro.
Fender está contando con Europa para conseguir una gran parte de él, pero sus problemas económicos significan que a los europeos les tocará tocar mucha guitarra imaginaria durante algún tiempo. Y cerca del 17% de las ventas del primer trimestre provinieron de Guitar Center, una cadena minorista con problemas de deudas, cuyo perfil de liquidez fue descrito en mayo por Standard & Poor’s como “menos que adecuado”, y cuyo propietario es la misma empresa de capital riesgo que posee Fender.
Eso deja a los posibles compradores de acciones con pocos motivos para comprar salvo los más de 65 años de historia de Fender y su caché. Cualquier compra al precio recomendado sería merecedora del refrán del clásico mejorado por Clapton, While my guitar gently weeps [Mientras mi guitarra llora suavemente].
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