Fomento prepara la vía de salida para la liberalización ferroviaria
El ministro Ábalos quiere acelerar el proceso para la entrada de competencia, que todavía debe transponer la directiva europea
El lunes pasado la comunidad política madrileña se desayunó con la aserción de que no es “descartable” que haya un superdomingo electoral el 26 de mayo. La contingencia la dijo el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que también podía haber aventurado que no era descartable programarlas para octubre o febrero. Pero el retruécano, en respuesta a preguntas de varios periodistas, tuvieron una difusión en tiempo real que sigue estando en primera línea de fuego.
Unos dicen que el ministro esperaba la pregunta y tenía la respuesta preparada; otros que simplemente aprovechó la oportunidad para sembrar confusión, y otros más cercanos que quiso ser educado con los interlocutores y no contestar inapropiadamente, pero sin ninguna malvada intención. La mayor parte opina que Ábalos no da puntada sin hilo; pero, fuera por una cosa o por otra, él sabía que se iba a montar. Y se montó.
Pero, entre tanto jolgorio mediático, pasaron bastante desapercibidos asuntos propios de su departamento de mucha enjundia como la vivienda y las autopistas, para los que pidió pactos y políticas de Estado, respectivamente, y, sobre todo, el transporte ferroviario, al que Ábalos dedicó algunos minutos. No fueron muchos, pero suficientes para poner sobre el tapete la polémica que va a generar la liberalización del sector. “No podemos dilapidar Renfe, sino reforzarla y mejorarla”, manifestó reconociendo, adicionalmente, que “puede venir a competir cualquier empresa pública extranjera” al mercado español.
Las empresas esperan las líneas que podrán operar y la política de ‘slots’ que se decida
En efecto, la liberalización, que ya existe en transporte de mercancías, debe estar en 2020 para los servicios subvencionados y en 2024 para las cercanías. Para cumplir con los mandamientos comunitarios, el Ejecutivo debe completar la transposición de la directiva del denominado cuarto paquete ferroviario y lo debe promulgar de forma inmediata, según reconocen fuentes del entorno de Fomento. Entre otras cosas, porque los interesados tendrán que contratar los trenes con los fabricantes para rodar por las vías que abra el Gobierno a la competencia. A ello se unirá la política de slots que aplicará, entre otras decisiones de trascendencia. Un adelanto electoral podría quitarle a Ábalos la potestad de tomar esas decisiones.
De momento, las que más interés por entrar en España han mostrado son la alemana Deustche Bahn (DB), que podría utilizar su filial Arriva Trains, y la francesa Société National de Chemins de Fer (SNCF), ambas de capital estatal y cuya dimensión es mucho mayor que la de Renfe y, por supuesto, que las de los nuevos competidores que aparezcan en el horizonte. También se contempla la posiblidad de que entre en juego la holandesa Nederlandse Spoorwegen y la privada británica Virgin Trains.
Eso de extranjeras. De españolas, las que tienen han denotado disposición son Alsa, cuyo presidnete (Jorge Cosmen) escuchó al ministro en el desayuno organizado por Europa Press, e Ilsa, empresa de la órbita de Air Nostrum que impulsa Víctor Bañares. Además, algunas constructoras (Ferrovial, ACS, Acciona...) podrían estar seducidas. Y, por supuesto, la estatal Renfe, cuyo presidente, Isaías Taboas, también escuchó con atención al ministro.
Mientras tanto, Renfe busca alianzas para competir fuera, e incluso dentro, de España
Se presume, por los expertos, que a lo sumo habrá entre cuatro y cinco competidores en el mercado español, pero los interesados se hacen muchas preguntas: “¿Liberalizamos para que vengan empresas estatales de otros países que reciben dinero público a competir?” “¿Vendrán en igualdad de condiciones?” “¿Habrá reciprocidad y permitirán que se homologuen los trenes?” “Se va a pasar del monopolio de un país al oligopolio de otros porque los que vienen son gigantes y dejarán poco espacio a los pequeños que quieren entrar”.
Mientras tanto, Renfe también se prepara para competir fuera de España. En ese sentido, buscaría alianzas en países en los que se pondría a operar en el transporte de pasajeros una vez que se abbran las fronteras que, tradicionalemnte, siempre estuvieron cerradas a la competencia. Ahora viene lo contrario.
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