Capitalismo sin capital
Los fondos de pensiones españoles solo destinan el 1% de sus inversiones a capital privado, frente al 9% de EE UU
En 1980 Bill Gates se reúne con IBM en Seattle y nace el sistema operativo que democratizó el acceso a los ordenadores y a internet. La era digital es uno de los grandes momentos de disrupción tecnológica de la humanidad junto con el Neolítico, cuando el hombre se hace sedentario y desarrolla la agricultura, y la revolución industrial en el siglo XVIII.
En 1980 la renta por habitante en España, medida en paridad de poder compra, era un 40% inferior a la de EE UU. En 2020 sigue siendo un 40% menor. España ha vivido su periodo de mayor desarrollo económico y humano en estos 40 años y aun así no ha conseguido converger con EE UU.
El premio Nobel de economía Robert Solow modelizó los determinantes de la renta por habitante en el largo plazo. Depende del uso del factor trabajo, del capital y del resto. El resto, como nos enseñó Joseph Schumpeter hace más de un siglo, depende en buena medida de los empresarios innovadores.
España siempre ha salido muy alejado de EE UU en los rankings de calidad de los empresarios. Eso ha ido mejorando significativamente en las dos últimas décadas y especialmente desde 2008, cuando acabó la burbuja y los beneficios ficticios en el ladrillo. De las diferencias institucionales en el mercado de trabajo comparadas con EE UU se ha hablado mucho. Aun así, con un mercado de trabajo muy rígido, hay casos de éxito en España como Inditex que han creado cientos de miles de empleos.
Pero se habla menos de nuestro sistema financiero y especialmente de los mercados de capitales y no bancarios. La banca, tanto en EE UU como en España, tiene que cumplir regulaciones estrictas y no suele financiar activos intangibles que son los que determinan la innovación y el crecimiento de la renta por habitante y los salarios en el largo plazo.
La bolsa española y los mercados de bonos para pymes innovadoras están infinitamente menos desarrollados que en EE UU, y el capital privado también. Un informe del Boston Consulting Group para Ascri da luz sobre este cuello de botella. Los fondos de pensiones en EE UU manejan cantidades ingentes de ahorro e invierten el 9% de su cartera en capital privado, la mayor parte en EE UU. En España solo invierten el 1%, y la mayor parte en fondos fuera de España. Más dramática es la situación del sector asegurador, que solo invierte en España el 0,1% de sus carteras en empresas innovadoras.
El Estado, con el ICO y el Banco Europeo de Inversiones, ha desarrollado el mercado de financiación de capital de startup en España. El Gobierno, en su nueva agenda digital 2025, tiene como objetivo desarrollar el mercado de capital expansión para pymes innovadoras. Los tipos negativos de la deuda pública son una gran oportunidad para que nuestros fondos de pensiones y aseguradoras repliquen lo que sus homólogos en EE UU y diversifiquen sus carteras en capital privado. Si lo hacen nuestro empleo y nuestros salarios aumentarán. De lo contrario en 2030 nuestros salarios seguirán lejos de EE UU.
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