Freixenet presenta un ERTE para 615 empleados por la sequía
El productor de cava empezará a aplicar el expediente de regulación en mayo, con un afectación máxima del 50%
La sequía está haciendo mella en los grupos vitivinícolas del Penedès, hasta el punto de que uno de los grandes productores de cava, Freixenet, ha presentado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para 615 empleados, el grueso de su plantilla, por fuerza mayor. La compañía prevé ponerlo en marcha el próximo mes de mayo y decidirá cuál es su impacto definitivo en función de la situación de cada momento. Fuentes próximas a la empresa señalan que la afectación prevista se situará entre un 20% y un 50% de la plantilla.
“La medida, implementada como un ejercicio de responsabilidad, tiene como objeto garantizar la operatividad del negocio y preservar la empleabilidad para poder hacer frente a causas externas y de fuerza mayor provocadas por la grave sequía”, ha señalado la compañía a través de un comunicado. La Generalitat de Cataluña decretó en febrero pasado la fase de emergencia en una zona de la comunidad autónoma en la que reside el 80% de la población.
La medida tendrá efectos sobre la totalidad de la plantilla de Freixenet y Segura Viudas, mientras que quedarán exentos del ERTE los empleados de una tercera empresa dedicada a la actividad comercial, ya que la rescisión temporal de contratos se centrará en las actividades de producción, administración, marketing y finanzas. En total, la plantilla del grupo está integrada por 778 personas, si bien dentro de ese número hay un grupo de jubilados parciales que no estarían afectados.
El expediente de la regulación de empleo se encuentra en estos momentos en manos de la Generalitat, que tendrá que validarlo. El comité de empresa ya conoce la intención de la empresa.
La sequía está tocando con fuerza a los grupos vinícolas del Penedès, alguno de los cuales lleva ya unos años registrando una reducción de la producción de uva que se traslada de forma automática a la fabricación de mosto. Las lluvias de las últimas semanas no han logrado saciar las necesidades de la tierra, después de que en 2023 cayera la mitad de precipitación que era habitual en la zona, donde se ubica la mayor parte de la denominación de origen de cava. Hay incluso el temor de que la falta de agua obligue a arrancar los viñedos, incapaces de resistir el estrés hídrico.
Henkell Freixenet, el grupo alemán del que depende Freixenet, anunció hace una semana unos ingresos récord de 1.230 millones de euros, un 4,1% más que un año antes. Entonces, el grupo ya advirtió de las dificultades con las que vislumbraban su negocio en España a causa de la incertidumbre por la falta de uva. “Viendo que la demanda mundial de cava está en auge y que no podemos producir suficientes botellas para satisfacerla adecuadamente a corto plazo, la situación es realmente complicada a todos los niveles”, reconocía Pere Ferrer, vicepresidente de Grupo Freixenet, a través de un comunicado.
La preocupación no se limita únicamente a Freixenet. El Consejo Regulador del Cava ya anunció hace un mes que la sequía iba a tenir un impacto directo sobre la producción y que iba a mermar las reservas con las que cuentan los grupos productores, lo que suponía un nuevo reto: la carestía iba a obligar a centrarse en un nuevo tipo de compradores, en el que previsiblemente el precio de venta al alza iba a ser significativo. Uno de los interrogantes es si el mayor precio por botella podrá compensar la caída de venas en número de botellas.
Tal y como han hecho los fabricantes de champán en momentos complicados similares, el Consejo Regulador creará una herramienta para proveer de vino base (el producto con el que se hace el cava) a las bodegas necesitadas, con el objetivo tirar de estas reservas durante tres años.
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