Bruselas mejora nueve décimas su previsión de crecimiento para España en 2024 y lo eleva hasta el 3%
La Comisión Europea alerta del estancamiento del conjunto de la UE. Y advierte de que desastres como la dana, cada vez más frecuentes, tienen consecuencias sobre el PIB y las cuentas públicas
La Comisión Europea se suma al grupo de instituciones nacionales ―entre ellos el Gobierno― e internacionales al que sorprende para bien la marcha de la economía española. Ha mejorado su previsión de crecimiento para este año en casi un punto, al calcular que el PIB crecerá un 3% este año, y cuatro décimas más de lo previsto inicialmente, el que viene, hasta el 2,3%. De cumplirse el pronóstico, será la gran economía europea con mejor desempeño en un área del globo que gana tracción, pero no acaba de despegar, aunque lo haga mejor de lo esperado: el área euro crecerá un magro 0,8% en 2024 y un 1,3% el próximo ejercicio.
Para hacerse una idea de la magnitud de la mejoría de la economía española —”sorpresa positiva reseñable”, admite el documento de previsiones— basta comparar esta revisión al alza del pronóstico con la reciente emitida por el FMI, de medio punto, o la que hizo el Banco de España, también de cinco décimas. Si bien, es cierto que la Comisión ha pasado de ser menos optimista que estos órganos a mostrar una visión más positiva ahora, aunque todos calculan un crecimiento económico para España que está en torno al 3%. Este buen pronóstico se debe a la marcha del consumo, “sostenido por la continuada resiliencia del mercado laboral”, señalan los técnicos del Ejecutivo comunitario, por el turismo y por la fortaleza de la inversión en 2025 y 2026″.
Este horizonte positivo no está exento de algunos riesgos. Uno al que apunta el apartado sobre España del Informe de Previsiones de Otoño de la Comisión es, precisamente, el turismo. Al ser uno de los motores de la economía, si se frena por la debilidad de países emisores de turistas, como Alemania, la sorpresa puede ser, esta vez, negativa. También hay referencias a las riadas que ha asolado la provincia de Valencia como uno de esos peligros latentes, pues todavía no se sabe cuánto dinero necesitará la reconstrucción de las zonas afectadas por la catástrofe meteorológica y cómo eso afectará a las cuentas públicas. Además, los episodios meteorológicos graves se citan en varias ocasiones, ya no solo para España, como uno de los riesgos crecientes para la actividad económica por la mayor frecuencia de estos fenómenos en los últimos años. De hecho, el informe recoge menciones al impacto de las inundaciones en Grecia, Polonia, Eslovenia y Bosnia ocurridas durante el año pasado. Los técnicos de Bruselas advierten de que estas riadas tendrán un efecto sobre la economía.
Pero ahora no son las catástrofes naturales las que lastran a la economía europea, que sigue con un comportamiento átono, desde que estallara la guerra de Ucrania y la crisis energética e inflacionaria. “La economía europea se recupera lentamente”, asume el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. “A medida que la inflación siga disminuyendo y el consumo privado y la inversión aumenten, con el desempleo en mínimos históricos, el crecimiento se acelerará gradualmente en los próximos dos años”, confía el italiano, en la que previsiblemente será una de sus últimas comparecencias en este puesto.
“El crecimiento debería acelerarse el año próximo con el aumento del consumo, gracias a un mayor poder adquisitivo y un desempleo aún bajo, y la mejora prevista de los niveles de inversión”, apunta el vicepresidente de la actual Comisión, Valdis Dombrovskis, y máximo responsable del área económica del Ejecutivo comunitario. El letón, que asumirá las tareas de Gentiloni en el siguiente Colegio de Comisarios, ya apunta a por dónde irá su gestión en los próximos ejercicios: “Tenemos que hacer frente a retos estructurales, como aumentar la productividad y garantizar que la economía de la UE en su conjunto siga siendo competitiva a escala mundial”.
Lograrlo será importante para desencallar la actividad, tanto de la Unión en su conjunto como del área monetaria. Ni una ni otra llegarán a crecer el 2% o más en 2025 y 2026. Con el motor alemán gripado, Europa tiene muchos problemas para coger velocidad. “El resultado de la zona euro oculta un significativo bajo rendimiento de Alemania y uno ligero de Italia y los Países Bajos”, apuntan los economistas de la Comisión, “pero también una sorpresa positiva reseñable de España y una ligera de Francia”.
Esta anemia económica preocupa en los cenáculos de Bruselas sobre todo tras la victoria de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. Los responsables comunitarios se preparan para un endurecimiento de la guerra comercial con el establecimiento de nuevos aranceles por parte de EE UU y China. Esta inquietud se suma a la pérdida de competitividad de la economía europea durante los últimos años respecto a las otras dos potencias mundiales. Los informes emitidos por el ex presidente del BCE, Mario Draghi, y el ex primer ministro italiano, Enrico Letta, sobre la pérdida de peso de la economía europea cobra relevancia en este contexto.
Pese al clima sombrío, los técnicos de la Comisión hacen un análisis favorable sobre la evolución de las cuentas públicas españolas pese a las dificultades del Gobierno de coalición para aprobar un nuevo presupuesto para 2025. Bruselas prevé que las administraciones públicas lograrán rebajar el déficit público al entorno del 3% del PIB este año, lo que permitirá a España esquivar el procedimiento de déficit excesivo. No obstante, proyectan que el saneamiento de las cuentas públicas se frenará en los siguientes ejercicios con la entrada en funcionamiento de las nuevas reglas fiscales, y al reducir los números rojos por debajo de la barrera del 3%. Por eso, la previsión que realizan sobre la deuda pública española es que se reduzca al 102,3% del PIB este año, sobre todo por la revisión del PIB abordada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y, apenas se reduzca el endeudamiento en los años siguientes. En este punto, es Francia la que destaca por las dificultades para corregir sus desequilibrios presupuestarios. La Comisión cree que el gobierno presidido por Emmanuel Macron cerrará este año con un déficit del 6,2%, algo que preocupa mucho en Bruselas por las dificultades para corregir este desfase.
La situación que exhibe el mercado laboral ayuda a sobrellevar las curvas por las que transita en estos momentos la economía europea. El empleo sigue mostrándose resistente en el Viejo Continente y mantiene el nivel de desempleo en un nivel históricamente bajo, el 6%. En este punto sí que España sigue mostrándose como el mal alumno de la clase: la tasa de para no bajará del 10% en los tres años de previsiones (de 2024 a 2026) que recoge el documento presentado este viernes, pese a la formidable marcha de la creación de empleo de los últimos años. Para el próximo ejercicio, la Comisión vaticina que el mercado laboral mantendrá el vigor en la contratación con un aumento del 2,1% en el número de trabajadores. En cambio, Alemania, pese a su débil actividad, se mantendrá en un escenario que puede considerarse de pleno empleo, solo un 3% de su población activa no tendrá trabajo.
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