Cancelados miles de cursos de idiomas en el extranjero
Las empresas intentan llegar a acuerdos para aplazar un año las estancias ante el riesgo de quiebra si se devuelve el dinero
Miles de familias se han encontrado estas semanas en la misma encrucijada que Belén Casañ: ¿envío o no a mi hija a estudiar al extranjero? Casañ, que trabaja como psicóloga en Valencia, ha optado por retrasarlo un año. Su hija, Lucía Laguna, se irá a Estados Unidos a estudiar el equivalente a primero de Bachillerato el curso 2021-2022. “Confiamos en que para entonces la situación haya mejorado. Ella se ha quedado muy disgustada, porque tenía muchas ganas. Más que el virus, nos daba miedo que tuviera que quedarse confinada allí y no disfrutara tanto como en circunstancias normales. Y también influyó que cuando firmamos los papeles para aplazarlo todavía estaban cerrados los espacios aéreos”.
Ana (un nombre ficticio, porque pide no ser identificada) todavía no se ha decidido. Su hijo, cuenta la mujer desde Barcelona, iba a irse a estudiar inglés y a vivir con una familia este verano un mes a un pueblo cerca de Londres: clases por la mañana, actividades deportivas por la tarde y excursiones los fines de semana. “Lo contratamos antes de la pandemia y se iba a ir a principios de julio. Nos han ofrecido un bono por el importe que hemos pagado o retrasar el viaje a finales de julio o agosto. Pero tampoco está claro qué condiciones sanitarias habrá entonces en Inglaterra. Es como un sueño convertido en una pesadilla. Mi hijo tiene 14 años y para algunas cosas es mayor, pero sigue siendo pequeño. Yo creo que no pasará nada, pero ¿y si pasa y le pilla allí?", se pregunta.
El verano, el momento que concentra la mayor parte del negocio de un sector con el que el año pasado viajaron a estudiar idiomas y cursos académicos preuniversitarios al extranjero 130.000 españoles, se ha convertido en un infierno probablemente mayor para sus promotores. Las empresas ofrecen al mismo tiempo servicios educativos y de agencia de viaje, dos de las actividades económicas que más están sufriendo la pandemia. Y las cancelaciones de los programas han sido masivas.
Año perdido
“La coyuntura provocada por la covid-19 ha afectado sobremanera a nuestro sector”, afirma Marta Galera, secretaria general de la patronal Aseproce, a la que pertenecen 67 empresas, “porque la mayoría de actividades han quedado prácticamente paralizadas en todo el mundo por las medidas impuestas por los Gobiernos para frenar el coronavirus”. “Para nuestro sector este año es la muerte. La operativa de verano la hemos perdido entera y la de quienes se marchan en septiembre a realizar el curso académico ha bajado mucho. Eso hace que sea complicado, ni con ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) ni con nada, que este sea un año en condiciones”, asegura Enrique León, director general de Aston Herencia, una de las firmas españolas más veteranas.
Las empresas están llegando a acuerdos con la mayor parte de sus clientes (consistentes sobre todo en aplazar los cursos), pero son más reacias a devolver el dinero, sobre todo si no es cobrando una cantidad en concepto de "gastos de gestión". Dos fuentes del sector admiten que devolver íntegramente el dinero a todos los que lo piden conduciría a la quiebra de numerosas empresas. Las pequeñas, señalan, carecen de liquidez, y las grandes tienen todavía menos, porque organizan cursos de idiomas en muchos países y la crisis sanitaria está golpeando simultáneamente a todos sus mercados.
Devolución del dinero
Education First (EF), la empresa con la que Ana ha contratado el viaje de su hijo, ofrece cursos en escuelas propias en una veintena de países para aprender inglés, francés, italiano, alemán, portugués, árabe, chino, japonés, coreano y español, entre otras lenguas. “Cada año viajan con Education First cientos de miles de estudiantes al extranjero para vivir una experiencia de inmersión y de aprendizaje de idiomas. Desde España miles ya tenían organizado su viaje para este verano cuando la covid apareció”, señala una portavoz de la compañía fundada hace 55 años en Suecia. Ana asegura que la empresa ha rechazado devolverles el dinero. La portavoz de EF afirma que la empresa está “analizando estudiante por estudiante el curso de idiomas que contrataron y dando la respuesta más adecuada posible en función de muchos factores en un contexto que es sin duda extremadamente complejo y nuevo”.
El responsable de otra empresa, que pide que no se publique su nombre, añade: "Nosotros nos pasamos todo el año trabajando para que los cursos se ejecuten sobre todo en julio y agosto, mayoritariamente en julio. Y además tenemos que hacer depósitos de alojamientos y de plazas de avión". Ello justifica, en su opinión, que las devoluciones que su firma está ofreciendo incluyan un descuento de 350 euros por gastos de gestión. Según sus cálculos, en torno a un 40% de sus clientes han aplazado el curso al año que viene; un 20% han solicitado la devolución en las condiciones que les ofrecía la empresa; un 30% han cambiado la estancia en el extranjero por un campamento de inglés en España; un 3% "están enfadados porque quieren recuperar el 100% del importe", y un 5% mantienen la idea de viajar a estudiar fuera este verano aunque sea retrasando la fecha de salida.
Enrique León, de Aston Herencia, no ve realista pensar que este verano vayan a poder realizarse cursos en el extranjero, al menos en julio en Inglaterra, y su empresa los ha cancelado todos. "Reino Unido está pidiendo cuarentenas de dos semanas al llegar. Si organizas un curso de tres semanas, ¿qué van a estar los alumnos, dos semanas confinados para ir al programa una semana? En Reino Unido e Irlanda se han suspendido el 95% de los programas. Y todas las reservas de vuelo que hicimos en su momento fueron anuladas por las compañías aéreas y habría que partir de cero".
Estrategia
No cerrar la puerta, al menos hasta el último minuto, a la posibilidad de que los cursos puedan llevarse a cabo es también una estrategia comercial en un contexto de elevada incertidumbre jurídica. La patronal del sector asegura que, en su faceta de agencias de viaje (es uno de los epígrafes del impuesto de actividades económicas que poseen este tipo de empresas, junto al de promotores de estudios en el extranjero), la normativa del estado de alarma les faculta a dar bonos a los clientes en caso de cancelación convertibles en dinero al cabo de un año si no se han utilizado. Pero fuentes del sector admiten que jurídicamente hay dudas, sobre todo si se declara el fin del estado de alarma antes del inicio previsto del viaje. El portavoz de la organización de consumidores Facua, Rubén Sánchez, mantiene, por su parte, que salvo que se llegue a un acuerdo o sea el cliente el que decida no seguir adelante, este debería tener derecho a recuperar íntegramente lo pagado.
A la espera de convalidar
La mayoría de los 8.000 estudiantes españoles que estaban estudiando un curso preuniversitario completo (normalmente el equivalente a 4º de la ESO y 1º de Bachillerato) en el extranjero salieron de los países de destino de forma precipitada cuando se declaró la pandemia y medio mundo empezó a decretar órdenes de confinamiento. Ahora están esperando que se les convaliden los estudios en España para no perder el curso. Cuatro fuentes consultadas se muestran confiadas en que se les dará una solución en un escenario educativo que también está siendo extraordinario en España.
“En nuestro caso, la convalidación se gestiona una vez haya finalizado el curso académico en Estados Unidos y Canadá. En torno al 25 de junio en ambos casos. En ese momento los alumnos obtendrán la documentación que les pide el Ministerio de Educación para proceder a convalidar”, afirma un portavoz de la Fundación Amancio Ortega, que en marzo repatrió a los 600 alumnos que estaban estudiando en ambos países con su programa de becas.
Los que han resistido en Canadá
Miles de familias han anulado sus planes para que sus hijos estudien el curso entero el año que viene, pero también hay centenares que continúan pensando en mandarlos, coinciden varias fuentes del sector. Y hay algunos que ni siquiera han regresado este curso. “Nosotros seguimos teniendo 65 alumnos fuera, sobre todo en Canadá, donde hay entornos muy rurales y poca densidad de población, y que están terminando el curso con docencia online o, en algunas zonas, yendo al instituto”, afirma el portavoz de la empresa British Summer.
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