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Los alumnos españoles, peor preparados para detectar textos sesgados y evaluar las fuentes que la media de la OCDE

El último informe PISA pone de manifiesto que los estudiantes de 15 años están por debajo de la media en habilidades para manejarse con eficacia en contenidos digitales

Ana Torres Menárguez
Informe PISA alumnos españoles
Una clase de un instituto de Valencia en enero.Mònica Torres

Los estudiantes españoles de 15 años tienen más dificultades para identificar textos sesgados que las que presentan los alumnos de esa misma edad en la media de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Así se desprende del informe Lectores del siglo XXI: desarrollando competencias de lectura en un mundo digital, presentado este martes por la OCDE a partir de los resultados del informe PISA 2018 ―que mide el nivel de competencia de los estudiantes de 15 años en matemáticas, ciencias y comprensión lectora―. Mientras el 46% de los estudiantes españoles señaló haber recibido formación en su centro escolar sobre cómo reconocer si la información es o no fiable, en la media de los países de la OCDE ascendió a un 54%. En países como Australia, Canadá, Dinamarca y Estados Unidos, más del 70 % de los adolescentes aseguraron haber recibido dicha formación en sus institutos. En este apartado, España está en la trigésimo primera posición de los 37 países de la OCDE [puedes consultar la tabla completa al final del artículo].

El informe, centrado en analizar las competencias de lectura para lograr navegar de forma eficaz a través de la información en el entorno digital, señala que a la pregunta sobre si los alumnos eran capaces de distinguir entre hechos y opiniones, un 41% de los españoles contestó que sí frente al 47% de media de los países de la OCDE.

Los autores del estudio consideran que a la hora de identificar informaciones sesgadas en Internet es determinante la formación que se imparte al respecto en los institutos y el hecho de disponer de acceso a las tecnologías digitales en casa. El peor resultado de los españoles no se puede explicar por carencias en este segundo punto, ya que un 91% de los estudiantes aseguró disponer de conexión a internet en casa y, al menos, un ordenador con el que poder hacer los deberes, frente al 89% de media de la OCDE. El nivel de equipamiento ha mejorado en 42 puntos porcentuales desde la edición de PISA de 2003, mientras que en el resto de países el incremento es de 28 puntos.

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En España, alrededor del 84% (79% de media en la OCDE) de los estudiantes que asisten a centros escolares desfavorecidos manifestaron tener acceso a internet y un ordenador disponible para las tareas escolares en casa. En los colegios de zonas con rentas más altas, el 95% (94%, en la OCDE) pueden navegar en la red y disponen de un ordenador. En Dinamarca, Islandia y Polonia, más del 95% de los estudiantes de centros desfavorecidos aseguraron disponer de esos recursos. En contraste, este porcentaje es inferior al 20% en países como Indonesia, México, Marruecos, Panamá, Perú, Filipinas o Vietnam.

Comprensión lectora

Otro de los aspectos en el que los alumnos españoles salieron mal parados fue en su destreza para seguir las instrucciones de la prueba PISA de lectura, seleccionando cuidadosamente las páginas web relevantes para las tareas y limitando las visitas a páginas irrelevantes. Solo un 24% de ellos supieron realizar un “buen análisis” de las indicaciones frente a más del 50% de los alumnos en Hong Kong, Corea o Singapur, y al menos el 40% en Canadá, Japón, Macao, Nueva Zelanda, el Reino Unido o Estados Unidos. Estos comportamientos de navegación se correlacionaron fuertemente con el conocimiento de las estrategias de lectura efectivas y el rendimiento en lectura, señalan los autores del informe.

La nota de los españoles en la prueba de lectura global, que se dio a conocer el pasado julio, fue de 477, frente a los 487 de media de la OCDE. En comparación con los estudiantes españoles que “casi nunca” o “nunca” leen libros, los lectores de libros en formato papel obtuvieron 46 puntos (el promedio de la OCDE es 49) más en la prueba general de lectura. Los que combinan la lectura impresa y digital obtuvieron 44 puntos más (37, en la OCDE), y los lectores de libros digitales obtuvieron 26 puntos más (15, en la OCDE).

Sobre los malos resultados de los españoles, el Ministerio de Educación señala que los objetivos del nuevo currículo ―cuya implementación está prevista para el curso 2022-2023 y que se aprobará a través de un Real Decreto― van precisamente en esa dirección: adelgazar los contenidos para que los alumnos memoricen menos y “desarrollen otro tipo de habilidades de orden superior como el pensamiento crítico”. El objetivo del Ejecutivo es diseñar un currículo más corto, menos enciclopédico, más flexible y más centrado en las competencias básicas y los aprendizajes esenciales, con herramientas de evaluación más sencillas, que contribuya a preparar al alumnado para un mundo que cambia muy rápido y en el que las personas deben seguir formándose a lo largo de su vida. El pasado noviembre el Gobierno aprobó la LOMLOE, la octava ley educativa de la democracia.

Ante la falta de iniciativas concretas por parte de la Administración para que los escolares aprendan a identificar informaciones falsas en Internet y a realizar un consumo crítico de contenidos, han surgido proyectos privados que están aterrizando en los centros. Uno de ellos es el de la plataforma catalana de verificación de contenidos Verificat. El codirector, Lorenzo Marini, explica cómo este curso, gracias a la financiación de Google, han formado a alumnos de primero de bachillerato de un instituto concertado en Barcelona en técnicas para consumir, producir y compartir información de forma responsable en el ámbito digital. “No nos sorprende el resultado de los españoles; en el mundo anglosajón se ha invertido mucho más en formar a los estudiantes en todo lo relativo al control de los entornos digitales”, opina. Para el próximo curso han cerrado acuerdos de colaboración con otros tres institutos catalanes.


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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.

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