Unos colores muy bonitos
A falta de puertas, con la reforma laboral ha aparecido la gente que abre la primera ventana
He aquí un espermatozoide en el momento de penetrar en un óvulo. O de intentarlo. Hasta hace poco creíamos que lo lograba el más rápido, pero nos acaban de explicar que la velocidad no basta. El espermatozoide debe poseer una llave bioquímica, de nombre Izumo, que encaje en una cerradura del óvulo llamada Juno. Creo que era Stephen King el que decía que en toda historia de terror tiene que haber una puerta, y que de la decisión de abrirla más o menos depende la calidad del relato. La fecundación no es una historia de terror. O sí. En todo caso, parece que es una historia de puertas. Significa que la vida tiene algo de vodevil. De vodevil siniestro para decirlo todo. En mi juventud había gente que abría puertas, y no me refiero a los conserjes, sino a aquellas personas capaces de enchufarte en un sitio u otro. Personas con influencia. Lo decían las madres y los padres.
–Fulano puede abrirte la primera puerta.
Ahora, la primera puerta está cerrada, de ahí el 50% del paro juvenil. De ahí también la sensación de terror dominante. El miedo evolucionará en un sentido u otro en función de cuánto logremos abrirla y del ruido que haga al despegarse de su marco. A falta de puertas, con la reforma laboral ha aparecido la gente que abre la primera ventana. Las ventanas dan acceso a trabajos precarios, mal pagados e insalubres; la gente acabará arrojándose por ellas. Pero no nos desviemos del asunto, que éste pretendía ser un texto de divulgación científica. Un texto alegre sobre la polinización y todo eso. Fíjense en los colores de la foto. ¿Son o no son bonitos?
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