El fin del papel en EL PAÍS América
Algunos lectores lamentan la desaparición de la edición impresa en el continente pese al refuerzo de la digital
El anuncio de que EL PAÍS abandona su edición impresa en América a partir del próximo año es un símbolo del momento que vive el sector. El periódico será 100% digital en el continente el 1 de enero. Se abre una nueva y esperanzadora etapa, pero se cierra otra para disgusto de algunos lectores americanos, convertidos hace tiempo todos ellos en socios del mayor proyecto periodístico mundial en español más que en meros clientes de un negocio que lucha por superar la crisis.
Algunos mensajes que llegan son tan emotivos como dolorosos. Sergio Aguilar-Álvarez Bay cuenta que “el oasis” del fin de semana para él y su esposa incluye desde hace muchos años “la ilusión de leer el periódico”. “No cualquier periódico”, aclara; “nuestra relación era más personal con el diario EL PAÍS”. Intentaron sin éxito engancharse a la edición digital, recuerda y no les consuela que les devuelvan parte del dinero de la suscripción. “¿Cómo nos va a devolver la alegría del fin de semana? Gracias por estos años y adiós; no nos volveremos a ver”.
José Luis Ley narra que se instaló hace cinco años en México y que seguir leyendo EL PAÍS en papel le hacía sentirse cerca de su casa, de España. “Como durante los 20 años anteriores, EL PAÍS ha sido mi fiel compañero matutino”. Su despedida también es amarga: “Tras 25 años, me han decepcionado por primera vez”. Y más dura, la de Ángel Dupuy: “No les deseo ninguna suerte en el futuro. Me han decepcionado”. Rosa Almoguera dice de su amiga Manuela Varela, de 76 años: “EL PAÍS es una cuerda que la mantiene atada a este mundo. ¿Es necesario dejar a tantos lectores fieles a la deriva?”
Tanto quienes van a sentirse huérfanos ahora como el resto de lectores en América necesitan una explicación. La edición impresa de EL PAÍS en América apareció poco después del nacimiento del diario. Al comienzo, impreso y distribuido con medios propios. Con grandes esfuerzos y costes, en 2007 se vendían 6.000 ejemplares, sobre todo en México y Argentina, pero también en Chile o Brasil.
A partir de 2008, se aplicó otra estrategia basada en acuerdos con editores locales, que distribuían EL PAÍS a suscriptores junto con sus propios periódicos: La Nación, en Argentina; El Economista y luego El Financiero, en México; La Tercera, en Chile; La República, en Perú; El Nuevo Herald, en EE UU; o El Caribe, en República Dominicana. Se llegó así a distribuir por América 28.000 ejemplares en 2009 y hasta 54.000 hace dos o tres años.
Los problemas de rentabilidad de algunos acuerdos y la apuesta por el modelo digital forzaron la revisión de esos pactos en 2018. Solo quedaron vigentes los de México, junto a una pequeña venta autónoma en ese país y en Argentina. La distribución se redujo drásticamente y ahora desaparecerá en su totalidad.
En esos dos criterios —rentabilidad y digital— reside la clave. Javier Moreno, director de EL PAÍS América, asegura que la decisión, “meditada y debatida”, se ha tomado “con la absoluta convicción de que es la mejor manera de asegurar el futuro del periódico”. “Frente a los pocos miles de ejemplares de papel”, señala, “la audiencia digital se ha incrementado de forma extraordinaria”.
Solo en México se contabilizaron el pasado mes de noviembre 9,3 millones de usuarios únicos, récord histórico del diario en ese país
Hoy, entre el 45% y el 55% de los navegadores únicos provienen de fuera de España, y en su inmensa mayoría de América, explican en el área de Audiencias. Solo en México se contabilizaron el pasado mes de noviembre 9,3 millones de usuarios únicos, récord histórico del diario en ese país.
En tiempos de vacas flacas, el periódico dedicará a la apuesta digital los medios y recursos que destinaba a la escasa y costosa distribución en papel por la inmensidad del territorio americano. “La práctica totalidad de la cobertura en América se piensa, se diseña y se desarrolla para la web”, señala Moreno. La supresión del papel, por tanto, es “una decisión empresarial y profesional para garantizar que EL PAÍS siga siendo lo que es, pero mejor, en las próximas décadas”, añade.
No se trata de una tópica declaración de intenciones. A la vez que anuncia el fin del papel en América, EL PAÍS ha abierto un plan para cubrir 14 nuevos puestos en la redacción de Ciudad de México, que cuenta ya con una veintena de periodistas. Ya se han recibido miles de solicitudes.
La directora del diario, Sol Gallego-Díaz, recuerda que EL PAÍS cuenta ya con 60 redactores en América, a los que se sumarán “nuevos talentos y nuevos perfiles que exige el mundo digital”, lo que demuestra la vocación latinoamericana del diario. “No hacemos distinción alguna entre cultura española y latinoamericana”, dice la directora.
Coincide este emblemático paso del periódico con la próxima implantación de un sistema de suscripciones para acceder a la web de EL PAÍS. Es una casualidad temporal. Se equivocan quienes sospechen que las ediciones impresas están globalmente en peligro. Las circunstancias en el caso de Latinoamérica han sido muy específicas, pero hacía décadas que los expertos no auguraban tan larga vida al papel. Que así sea.
Correo electrónico: defensor@elpais.es
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