De la Casa Árabe a la Quinta de los Molinos: diez paradas por la inagotable calle de Alcalá
Tiene 11 kilómetros y atraviesa cinco distritos de Madrid. Y a lo largo de sus 728 números esperan museos, terrazas con inmejorables vistas y tiendas con mucho carácter
Al hablar de la calle de Alcalá enseguida se nos vienen a la cabeza tanto la canción castiza que la menciona como los iconos más célebres de esta vía madrileña, la más larga de la capital con sus 11 kilómetros y sus 728 números, que atraviesan cinco distritos de Madrid. Aquí proponemos 10 paradas por sus principales atracciones, sin quedarnos solamente en los primeros metros más próximos al turístico centro de la ciudad.
1. Órdago de goyas junto a Sol
Nada más abandonar la Puerta del Sol sale al paso, discreta, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Alcalá, 13), con su museo, una joya madrileña poco frecuentada. Dentro nos espera una colección de arte en la que destacan 13 goyas y un insólito tesoro italiano: el único lienzo de Giuseppe Arcimboldo que se puede ver en España, el retrato floral titulado La Primavera (1563). Se encuentra en una mansión noble, antes conocida como Mesón de la Miel, construida en 1720 por el célebre José Benito de Churriguera para residencia de Juan de Goyeneche, aunque su fachada barroca fue remodelada por Diego de Villanueva para darle un aire más neoclásico que fuera acorde con el uso del edificio por parte de la Academia.
2. Arte vivo en Alcalá 31
Tras dejar atrás el suntuoso Casino de Madrid, por la acera de los impares llegaremos a la sala de exposiciones de la Comunidad de Madrid, conocida popularmente como Sala Alcalá 31 y especializada en artistas contemporáneos españoles. Este espacio para el arte de dos plantas (de acceso gratuito) está situado en un edificio histórico de Antonio Palacios —levantado entre 1935 y 1943, y remodelado en 2002—, y es también el escenario perfecto para asomarse a la obra de este arquitecto imprescindible para la ciudad.
3. Madrid a nuestros pies
Dos azoteas contiguas pugnan por hacerse con quienes buscan panorámicas sorprendentes de Madrid. La sensación de libertad que produce contemplar la ciudad desde arriba, y el gusto por detectar, allí a lo lejos, ese rascacielos o aquella iglesia, se consiguen tanto en la azotea del Círculo de Bellas Artes, situada a 56 metros de altura sobre la calle de Alcalá, como en Mirador Madrid, la terraza elevada de Centro Centro, el espacio cultural instalado en el Palacio de Cibeles, también obra de Antonio Palacios.
4. Cine y cena latinoamericanos
Enfrente del Palacio de Cibeles está la Casa de América, uno de los centros culturales más queridos por los habitantes de Madrid. Ubicado en el Palacio de Linares (del siglo XIX), desde el año 1990 nos mantiene al tanto del arte, la literatura y el cine procedentes de América Latina. Para entender el continente desde el paladar, hemos de acudir a Raimunda, su restaurante, cuya carta eleva tacos, ceviches y tequeños al olimpo de la alta cocina.
5. El mundo árabe junto al Retiro
Las antiguas Escuelas Aguirre, creadas en 1886, con su torre de estilo neomudéjar diseñada por Emilio Rodríguez Ayuso, son el contenedor perfecto para albergar la Casa Árabe (Alcalá, 62). Situada junto al parque del Retiro, allí han de acudir todos aquellos que quieran aprender a decir algo más que salam aleikum, pero también quienes sientan curiosidad por cualquier manifestación cultural de los países árabes. En su librería Balqís se pueden encontrar libros de cocina, literatura de los principales autores contemporáneos arabófonos y métodos para aprender esta lengua semítica.
6. Tiendas de toda la vida
El comercio con solera también forma parte del patrimonio cultural de una ciudad. Por eso es fundamental que sigan vivas tiendas tan especiales como Don Juego —en el número 113 de la calle de Alcalá desde hace más de 25 años—: es el universo de las barajas de cartas, los dominós, los juegos de la oca y los puzles de hasta 42.000 piezas. Por su parte, la Peluquería Moderna (Alcalá, 121) recorta cabelleras de varón y barbas desde 1881, aunque en este local lo hace desde 1909: su antiquísima caja registradora de metal da fe de ello. Y si a alguien se le antoja un objeto vintage que le haga retroceder a los años más pop del siglo XX debe pasarse por Casa Escudero (Alcalá, 76), fundada por José Escudero Mayo en 1921 como un espacio dedicado a las antigüedades y que hoy tiene al frente a la tercera generación.
7. Mojar ‘fartons’
Los fartons valencianos son los churros de la horchata: horneados y con azúcar glas por encima, combinan inmejorablemente con el refresco de chufa que nos acompaña todos los veranos. Y también los otoños, inviernos y primaveras en Madrid, pues la familia que regenta Alboraya (Alcalá, 125) desde 1980 ofrece en cualquier estación del año su horchata artesanal hecha con chufa de Valencia, además de helados, leche merengada y la tradicional agua de cebada.
8. Rabo de toro junto a Las Ventas
Nos guste o no la tauromaquia, la plaza de las Ventas (Alcalá, 237), de estilo neomudéjar, es un lugar de referencia en Madrid, también porque ha visto en su ruedo a músicos de estilos variopintos. Su Museo Taurino, abierto al público de forma gratuita por las mañanas, está dividido en tres salas: una dedicada a la plaza de toros; otra a toros, toreros, vestidos de torear y capotes; y una tercera a pintura taurina y a carteles originales. Es el octavo museo más visitado de la comunidad. Y los alrededores de la plaza de toros, la más grande de España (tiene capacidad para 23.798 espectadores), están llenos de tabernas de ambiente taurino, entre las que destaca Casa Toribio, que recibe y cocina en exclusiva la carne de los toros que se lidian en la plaza madrileña: cuya carne, por la crianza de estos animales al aire libre, es una de las más ecológicas que existen.
9. Cultura rural en el barrio de El Carmen
Hay vida más allá de la M-30, y prueba de ello es el bullicioso barrio de El Carmen, cuyos bares de tapas legendarios, como La Marina (Alcalde López Casero, 4), son motivo de orgullo. Pero no todo va a ser tradición: hay un recién llegado a la zona y hay que celebrarlo. Se llama CAR Inland y es un moderno centro de acercamiento a lo rural que organiza todo tipo de actos en su patio y demás espacios, desde recitales de jotas castellanas hasta talleres de queso artesanal.
10. Un domingo en la Quinta de los Molinos
El parque de la Quinta de los Molinos (Alcalá, 527) es un espectáculo cuando florecen sus 1.500 almendros, un bello y colorido paisaje que este año se ha adelantado y vivirá su máximo esplendor hasta mitades de este mes de marzo. Pero cualquier época del año es buena para pasear entre los olivos y pinos que se despliegan en las 20 hectáreas de este parque, cuyos orígenes se remontan a los años veinte del siglo pasado como el sitio de recreo del arquitecto e ingeniero César Cort Botí.
Esta zona verde guarda un secreto en su interior: se llama Espacio Abierto y es un centro de creatividad en el que los niños son protagonistas. En su café-jardín los alumnos de la escuela de hostelería elaboran platos para el deleite de los comensales que acudan a este espacio luminoso y alegre del que no querrán marcharse.
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