_
_
_
_

El PP aprieta contra Vox sin despejar la incógnita de los pactos en Castilla y León

Casado pide al partido que rechace “cualquier proyecto de radicalización y populismos”

Elsa García de Blas
Pablo Casado, en el centro de la imagen, flanqueado por destacados miembros del PP, el martes en el Senado.
Pablo Casado, en el centro de la imagen, flanqueado por destacados miembros del PP, el martes en el Senado.Alberto Ortega (Europa Press)

El PP trata de marcar distancias con Vox, pero la realidad vuelve una y otra vez a unir sus caminos. Pablo Casado ha cambiado de estrategia y ha pasado al ataque contra la extrema derecha, con el objetivo de evitar que el partido de Santiago Abascal logre un buen resultado el 13 de febrero que frustre sus planes de gobernar en solitario en Castilla y León. Casado ha pasado de ignorar a Vox a criticarlo y lanzar mensajes que sugieren que el PP no quiere gobernar con los de Abascal. “Os pido que rechacemos cualquier proyecto de radicalización y de populismos”, les dijo el martes a los suyos en una reunión de los grupos parlamentarios del Congreso y el Senado. Génova confía en que los números den para evitar el pacto con los ultras, pero evita definirlo como línea roja y mantiene, por tanto, la incógnita de si evitará en todo caso que Castilla y León alumbre el primer Gobierno del PP y Vox.

En el PP todo el mundo está confiado. O bien se cree que los números van a ser muy buenos y Alfonso Fernández Mañueco sumará más escaños que toda la izquierda junta dejando a Vox sin capacidad de maniobra, o bien se defiende que Vox no querrá entrar en el Gobierno. “Creo que ahora no lo van a intentar, lo harán en Andalucía para tratar de perjudicarnos ante las generales”, apunta un dirigente popular de Castilla y León. “El objetivo es sacar más que las izquierdas y tener mayoría suficiente para gobernar”, explican en Génova.

Los mensajes de Mañueco van en el mismo sentido. Quiere un Gobierno en solitario, pero su tesis es que los números no pondrán en apuros al PP. “Estoy convencido de que vamos a tener la mayoría suficiente para poder gobernar en solitario”, dijo en el debate electoral del pasado lunes, cuando fue interpelado por Francisco Igea (Cs) sobre si daría a Vox la consejería de Educación de su Gobierno. Ni Mañueco ni Génova aclaran qué harán si la extrema derecha sí tiene en sus manos la llave de la investidura y se pone firme exigiendo que se forme la primera coalición de Gobierno de derechas del país.

Los mensajes de los dirigentes de Vox tampoco permiten tanto optimismo sobre sus intenciones como el que alberga el PP. “O se aplican nuestras políticas o no vamos a favorecer ningún Gobierno del PP. Eso debe quedar claro”, advirtió el martes el candidato de ultra a la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Vox sostiene que no será “muleta” del PP porque “no respeta la palabra dada”, como han demostrado los acuerdos ya firmados en Madrid o en Andalucía, y por eso, afirma, hay “un punto de inflexión” en su estrategia y ahora no cederá sus votos gratis. La extrema derecha está avisando de que al menos sí pretende condicionar de manera fuerte las políticas en Castilla y León, lo que sitúa ante un dilema al PP.

Casado, en paralelo, está en la estrategia de marcar distancias con la formación ultra, que sube ligeramente en los sondeos continuos internos del PP. “No queremos ningún voto que esté basado en el miedo, queremos un voto para convivir todos juntos”, les dijo a sus diputados y senadores en una reunión en el Senado, en línea con su discurso del pasado domingo en Ávila. Allí cargó contra la cumbre de líderes de extrema derecha europeos que reunió Abascal en Madrid el fin de semana. Uno de ellos, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se reunió el martes con Vladímir Putin en plena tensión por la crisis de Ucrania. La política internacional se ha revelado como una gran diferencia entre Vox y el PP, que defiende a la UE y la OTAN y se ha alineado con el Gobierno español ante la crisis de Ucrania.

Sin embargo, el PP sigue afrontando contradicciones sobre cómo relacionarse con sus bases sociales más radicalizadas. De ahí que no quiera ser tajante en descartar un Gobierno con Vox, y de ahí también sus equilibrios ante el asalto violento al Ayuntamiento de Lorca (Murcia), que ha impactado de lleno en la campaña.

No queremos ningún voto que esté basado en el miedo, queremos un voto para convivir todos juntos
Pablo Casado

Las macrogranjas de ganadería han vuelto al centro del debate político, pero ahora la discusión se ha girado como un bumerán interpelando a la derecha. Ese asalto en Lorca por un grupo de ganaderos que querían evitar las restricciones a estas explotaciones ganaderas ha alterado los términos de la polémica. Y, aunque el incidente ha sucedido a 650 kilómetros de Valladolid, la campaña castellanoleonesa también se ha caldeado.

Unidas Podemos acusó a la derecha de haber alentado la protesta por su ofensiva contra las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, y el PP optó por hacer equilibrios. El partido de Casado condenó la violencia en Lorca al mismo tiempo que dio su apoyo a los ganaderos. “Rechazamos todo tipo de violencia, como siempre ha hecho el principal partido de la oposición, y esto es compatible además con reivindicar el trabajo de nuestros ganaderos y agricultores”, expresó el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, después de que el PP de Lorca hubiera justificado el día anterior el asalto. En un comunicado, el presidente del PP de la localidad murciana, Fulgencio Gil, sostuvo que lo sucedido en el Consistorio era debido a que “el campo había estallado en contra del sanchismo”. Vox no se anduvo con rodeos. El partido de Abascal difundió en Twitter un mensaje de su sindicato afín, Solidaridad, que mostraba imágenes del asalto violento con este mensaje: “Ya está bien de políticas globalistas que juegan con el pan de los trabajadores. Solidaridad con los hombres del campo que ven cómo se pretende acabar con su sustento y su forma de vida”.

Desde la campaña del PP de Castilla y León se mira con atención la evolución del incidente de Lorca. “No creo que tenga mucha incidencia en Castilla y León, salvo que se desmadre porque haya un efecto imitación… En ese caso, en ese lío, Vox ganaría más que nosotros”, advierte un dirigente popular. La campaña avanza enrarecida con las mismas incógnitas sin resolver.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_